MIERCOLES 2 DE AGOSTO DE 2000

 


Ť Juan Moreno Pérez Ť

La renuncia de Vicente Corta/ I

La reciente renuncia de Vicente Corta, secretario ejecutivo del IPAB, esconde más cosas de las que parecen a primera vista. Aunque la tarea encomendada a ese funcionario era concluir la gran operación de despojo a la población conocida como Fobaproa, sus intentos para hacerla más manejable y reducir, en lo posible, el enorme costo fiscal, lo llevaron a tratar de afectar algunos intereses de poderosos banqueros. Ese solo intento le costó el puesto.

En mi opinión como asesor de los diputados perredistas integrantes de la Comisión de Investigación del IPAB, la coincidencia entre la renuncia de Corta y la entrega que hizo Michael Mackey de una segunda copia del archivo con las operaciones reportables, no explica esa decisión. Las razones son otras, y reflejan una preocupante situación, donde parece que no sólo se garantizará total impunidad a los grandes beneficiarios de este desfalco, sino que puede incrementarse aún más el enorme costo del rescate bancario.

Es necesario no perder de vista que la famosa Lista de Mackey fue utilizada como una cortina de humo para ayudar a encubrir muchos de los abusos originados en el Fobaproa y desviar la atención respecto a los principales beneficiarios del despojo. Como se ha insistido, una y otra vez, esa lista sólo incluye los nombres de los beneficiarios detectados por ese consultor, con base en la escogida información que le permitieron revisar las autoridades. Por ello, no puede ser considerada como el resultado de la prometida auditoría que, en verdad, nunca se concluyó.

Los nombres de los principales beneficiarios se mantienen aún a la sombra, gozando de la protección de las autoridades. La tarea encomendada a Corta no era fácil ni cómoda. Encubrir esas operaciones y hacerlas manejables, requería mucho más que las normales habilidades demandadas para un puesto de esa naturaleza. Además de estómago para resistir tanta porquería, se requería un poco de imaginación y audacia, así como cierta capacidad para limitar algunos de los abusos más extremos. Esos requisitos fueron cubiertos ampliamente por Corta, convirtiéndolo en la persona idónea para esa responsabilidad. Sin embargo, fue precisamente esa capacidad y empeño lo que le costó el puesto.

Dos ejemplos pueden servir para ilustrar lo anterior. El primer caso se refiere a Banamex. Como es sabido, Roberto Hernández es el principal accionista de ese banco, gran amigo del presidente Zedillo y ahora, al parecer, también íntimo de Vicente Fox. Este banco tiene en su poder pagarés emitidos por el Fobaproa por más de 54 mil millones de pesos, con intereses inferiores a los percibidos por otros bancos, los cuales se capitalizan, es decir, el banco no recibe nada en efectivo hasta el vencimiento de los papeles.