La ciudad, escenario de la convención republicana y protestas antiglobalizadoras
Filadelfia, la disputa por EU
* El cónclave partidista, patrocinado por las grandes corporaciones privadas
Jim Cason y David Brooks, enviados, Filadelfia, 30 de julio * Todo está listo para mañana, cuando comenzará la Convención Nacional Republicana que culminará con la coronación de George W. Bush como candidato republicano a la presidencia. Y todo está decidido.
Entonces, Ƒpor qué se reúnen miles de republicanos y sus dirigentes? y Ƒpara qué han llegado 15 mil periodistas? El candidato ya se ha elegido, así como su compañero de fórmula (Dick Cheney), y la plataforma ya se ha redactado. No hay suspenso, ni incógnitas, ni sorpresas: todo lo contrario.
"Renovando el propósito de América. Juntos" es la consigna oficial de la convención. Pero detrás de ésta y de la propaganda política, este acto es más que nada un festival para celebrar lo que ha sido la campaña más cara en la historia de la política moderna.
Los republicanos han logrado obtener tantos recursos de contribuciones privadas que tuvieron que inventar toda una nueva categoría para los donantes más generosos, los que han aportado más de 250 mil dólares. Este acto, más que otra cosa, es un brindis entre el dinero y la política.
Pero aún más importante que estos individuos son las corporaciones, 10 de las cuales han donado más de un millón de dólares cada una al Partido Republicano. La política se ha privatizado. Así, la Convención Republicana, uno de los actos más importantes en el mundo político estadunidense, es casi totalmente patrocinada por las empresas privadas.
La General Motors otorgó 500 automóviles para los delegados más importantes de la convención, y hasta la gran arena deportiva donde se celebrará este acto será pagada, en parte, por las empresas y los grandes medios.
Philip Morris Corporation, bajo ataque por su producción de cigarros, ha dado más de 250 mil dólares al Partido Republicano y está distribuyendo cajitas de pasta macaroni (en forma de elefante, el símbolo republicano) de su subsidiaria Kraft, a todos los delegados y a la prensa para demostrar que también fabrica cosas saludables.
"Las convenciones se han convertido en super tazones de la influencia del dinero sobre la política", comentó Charles Lewis, director del Centro por la Integridad Pública. En declaraciones a The New York Times, Lewis agregó: "estos son eventos de gala donde los ejemplos más ostentosos del exceso se exhiben". Los logos empresariales están en todas partes de los espacios donde se celebra la convención, pero según algunos participantes, la presencia de esas empresas se puede encontrar en los cocteles y fiestas exclusivas que brindan las compañías.
"Lo más importante aquí no son los discursos, sino las fiestas privadas", comentó una militante republicana a La Jornada. Así, el día empezó con una fiesta en honor del líder republicano del Senado patrocinada por la empresa del sector de defensa Lockheed Martin. Esta noche se realizaron fiestas pagadas por Daimler Chrysler, General Motors y ATT. Otros donantes empresariales este año incluyen Amway Corporation, Motorola, McDonald's y Microsoft.
La fiesta más grande será celebrada el miércoles, donde se presentará George W. Bush, en la que se espera recaudar 5 millones de dólares para el Partido Republicano. Para los dirigentes del partido, la convención no sólo les ofrece la posibilidad de recaudar más dinero, sino también la oportunidad de expresar su gratitud a los grandes donantes con acceso directo a Bush y líderes legislativos: los políticos encargados de promover leyes que afectan al mundo empresarial. También hay todo tipo de regalitos: acceso a las salas exclusivas de la arena deportiva, cocteles con figuras políticas influyentes, cenas, los mejores hoteles, etc.
"Para muchos las convenciones tienen poco que ver con política y mucho con negocios... convirtiendo lo que por largo tiempo fue un ejercicio democrático en un gran festival empresarial", señaló The New York Times esta semana.
A fin de cuentas, ya que toda la agenda política está decidida, tal vez estos cuatro días sólo sean el festejo de la privatización de la democracia. Quizás esto explique que sólo cuatro de cada diez estadunidenses dicen que no tienen planes para ver ninguna parte de las convenciones de los dos partidos políticos; casi el doble de hace cuatro anñs. Tal vez se han dado cuenta de que no han sido invitados a la fiesta.