LUNES 31 DE JULIO DE 2000
* Astrid Haddad presenta La bien pagada
Hija pródiga de QR retorna a su tierra y triunfa en ella
* El grupo Strange Fruit alucina con su espectáculo áereo
Pablo Espinosa, enviado, Cancún, QR, 30 de julio * La noche del sábado ocurrió el retorno de la hija pródiga, la victoria de la justicia poética y un derroche de talento recibido calurosamente por el público: Astrid Haddad, quintanarroense, triunfó en su tierra. En la plaza de la Reforma presentó su espectáculo La bien pagada, un trabajo teatral y musical preñado de crítica social, cultura popular, arte exquisito.
Antes de ella, la leyenda colombiana Arista Son, patriarca sonero que es tesoro cultural de América, había escanciado su fino arte y esa espiral ascendente fue elongada por el estupendo son cubano de Adalberto Alvarez. Entre el público que colmaba la plaza al aire libre frente al palacio de gobierno, el ex presidente Miguel de la Madrid disfrutaba, con su esposa, de un baño de pueblo y sin guaruras.
El merengue dominicano de Sergio Vargas y su grupo puso más en alto los fulgores. Para el momento en que entró en acción, a eso de las 2 de la mañana, el grupo Eclipse, de Trinidad y Tobago, ya la masa fervorosa parecía caldera hirviente de baile y gozo. El cadance, la magia vudú, ensalmo y cantilación, la música increíble de los trinitarios, su sección de metales de verdadera ensoñación, la áspera ternura de su sección rítmica, su canto y sus tambores, coronó una jornada intensa. Eran las 3 y media de la madrugada y los tambores, la magia y el vudú no cesaban.
Durante la tarde y primeras horas de la noche, la oferta teatral del Festival Caribe Internacional incluyó una serie de variantes formidables: el grupo checo Teatro Dibujado de Praga presentó dos funciones de su espectáculo Miss tv, mientras que Teatro Núcleo de Ferrara, Italia, escenificó su muy particular visión de Quijote y los australianos del agrupamiento Strange Fruit volvieron a asombrar con su alucinación aérea (los actores se desplazan por los aires atados en la punta de larguísimas astas flexibles) a los transeúntes de uno de los centros comerciales (malls) de Cancún.
En uno de los varios foros simultáneos, la Companya de Teatre catalana Visitants movió recuerdos, anhelos y fascinación de un público alelado. Su espectáculo Humanity experience es una suerte de concierto teatralizado con profusión de fuegos pirotécnicos. Primero abajo del escenario (un templete montado a un costado de la playa), los actores, ataviados con trajes de asbesto, correteaban lúdicos al público que aceptaba el reto, armados de artefactos con ruedas, arneses y otras monerías humeantes y tronates, una variante europea de lo que en la provincia mexicana se conoce como "toritos".
Cohetes, petardos, chinampinas, cataratas de fuego, chorros de lumbre de artificio, borbotones ígneos. Sobre el escenario, luego, una cantante gobernaba los desplantes sulfurosos del resto del cuerpo actoral en una especie de concierto de Nina Hagen pero en español y con muchos cohetes, cohetitos, cohetones. Para los amantes de la pirotecnia y la conflagración lúdica, eso era un delirio.
Ocurrió así la penúltima jornada del Festival Caribe Internacional, versión 2000.