LUNES 31 DE JULIO DE 2000
* No hay suficiente agave; los productores, en contra del coyotaje
Crisis en industria del tequila; campesinos e IP buscan acuerdo
* Caería la producción hasta 5 o 6 por ciento en los próximos dos o tres años, prevé el CRT
Cayetano Frías Frías, corresponsal/I, Guadalajara, Jal., 31 de julio * Entrampados en una falta de visión, dependientes de los intermediarios o coyotes que ellos mismos estimularon, los industriales del tequila enfrentan el problema más grave que se haya presentado en la historia de esta bebida, por una sencilla razón: no hay suficiente agave, y el que existe, tiene un precio superior a los 14 pesos el kilogramo.
El resultado es que la producción del tequila, emblema de prestigio a nivel internacional por tener denominación de origen en México, durante los próximos dos o tres años va a caer "hasta 5 o 6 por ciento", según admite en forma conservadora Ramón González Figueroa, director del Consejo Regulador del Tequila (CRT), organismo oficial que verifica las actividades de la industria y de los productores agaveros.
Hasta 1999 la industria tequilera fue protagonista de un gran despegue que la llevó a crecer 82 por ciento en cuatro años, pues pasó de producir 104 millones de litros en 1995, hasta 190 millones. En esos años de vacas gordas, caracterizada por millonarias inversiones en nuevas factorías, las cifras del CRT reflejan que las exportaciones crecieron de 65 millones de litros, a 97 millones, de los cuales 80 por ciento tuvieron como destino Estados Unidos.
Las propias cifras de la Cámara Nacional de la Industria del Tequila (CNIT) y del (CRT) reflejan que este año la disponibilidad de agave será menor en 10 por ciento, comparativamente con 1999, cuando se consumieron 780 mil toneladas. Para la mayoría de los productores de agave el panorama es más sombrío, y vaticinan por lo menos siete años de escasez, lo que por consecuencia hará desaparecer decenas de pequeñas y medianas fábricas.
Actualmente el CRT tiene registradas en la sección Productoras de tequila, a 72 empresas, las cuales usufructúan 596 marcas. Alrededor de 30 de ellas serán retiradas del mercado una vez que se agote su existencia, por haber finalizado su convenio, anunció el organismo. En su sección envasadoras y comercializadoras, el CRT tiene registradas a 12 empresas, entre las que destacan Bacardí y Cía., Casa Madero, Industrias Vinícolas Pedro Domecq y Seagrams de México.
A su vez, como Productoras de agave están registradas siete organizaciones, pero dos de ellas concentran a a la mayoría de productores: la Confederación Nacional de Productores de Agave El Barzón y la Unión Agrícola Regional de Productores de Mezcal Tequilero, con más de 2 mil afiliados en conjunto, y que son presididas por José de Jesús Loza López y Jo aquín Romero Soria, respectivamente.
Una tercera, la Unión Agrícola Regional de Productores de Mezcal Tequilero de Jalisco, reporta 380 afiliados, y es dirigida por José Angel González Aldana, que también es industrial y es señalado como "parapeto" de la Cámara Nacional de la Industria del Tequila (CNIT). González Aldana es socio de Corporación Ansan, empresa que respalda el envío de tequila a granel hacia Estados Unidos y Bélgica, donde es envasado por las empresas McCormick Distilling Co., y Bumaser SA, respectivamente.
El CRT tiene registrados a 4 mil 255 productores titulares, asociados en sus campos con otros 6 mil 795, para un total de 11 mil 20 cultivadores de agave. Ellos se encargan del proceso hasta la madurez de la planta, que se presenta entre los siete y nueve años y, al llegar a esa etapa, se procede a jimarla, acto que consiste en cortar las pencas del maguey, para enviar la piña a cocerla en los hornos y, posteriormente, extraer sus mieles en los molinos; jugos que serán destilados para producir el tequila.
Pero ante el problema, el director del CRT prefiere el escenario optimista, y asegura que a partir de esta crisis se podrá ordenar el crecimiento, y en el futuro no volverá a presentarse una etapa como esta.
Durante el periodo de éxito, la Cámara Nacional de la Industria del Tequila (CNIT) no vislumbró el importante papel de los agaveros en una misma cadena productiva y, en lugar de capitalizarlos y fortalecer los vínculos, los industriales aprovecharon la sobreproducción que se presentó entre 1996 y 1998, y llegaron a pagar a los productores hasta 60 centavos el kilogramo de agave, e incluso a través de los coyotes se registraron casos de un pago de 20 centavos por cada kilo.
Como medidas de protesta y de presión, los productores se manifestaron varias veces en la ciudad de Guadalajara; tiraron piñas de agave podridas frente a palacio de gobierno, bloquearon los accesos en distintas plantas tequileras para impedir el paso a los coyotes. La respuesta de los industriales fue presentar denuncias penales y retenerles los pagos, al tiempo que el gobierno jalisciense los reprimió con antimotines y encarceló a diferentes líderes de productores durante meses, para luego ser liberados sin cargos. Maximiano Barbosa Llamas, dirigente nacional de El Barzón, acusó de venales y corruptos a los jueces que tuvieron en la cárcel a quienes sólo exigían un precio justo.
En esa etapa se descapitalizaron miles de agricultores y quedaron en la miseria, con 200 millones de plantas podridas en sus campos, según estimaciones del CRT. Para evaluar el daño, basta citar que este año las industrias dispondrán cuando mucho de 17 millones de agaves, cantidad 13 veces menor a la de las plantas que se pudrieron.
A principios de 1999 el precio del kilogramo de agave estaba aún a 85 centavos, pero poco a poco fue subiendo y, en enero pasado, ya costaba 3 pesos. Los industriales estaban felices porque el volumen de producción creció 12.27 por ciento en comparación con 1998 y todo parecía ir perfecto.
Pero antes de concluir el primer trimestre del 2000, llegó la realidad, pues ante la reducción de la existencia de agave maduro, principalmente las grandes empresas, como Sauza, Cuervo y Cazadores, iniciaron una competencia encarnizada entre sí para quedarse con la mayor cantidad, y poder responder a sus compromisos de exportación. Para ello utilizaron a sus antiguos aliados, los coyotes, quienes recorrieron los campos de agave ofreciendo por kilo desde tres hasta los 14.50 pesos en que se cotiza actualmente.
La reacción de los industriales
A finales de junio, el presidente de la CNIT, Alberto Curis García, dio una conferencia de prensa junto con el presidente del CRT, Javier Arroyo Chávez, para asegurar que la producción del tequila no estaba en peligro y que lo único que se registraba "era una recomposición de categorías". En lenguaje llano, su declaración significó que los industriales disminuyeron la producción del tequila de calidad ciento por ciento de agave y privilegiaron la producción del tequila con sólo 51 por ciento de mieles de la planta Azul Tequilana Weber, y a esta última se le pueden adicionar hasta 49 por ciento de agua y otros azúcares.
Pero ante el problema, los agricultores denuncian que los industriales están jimando plantas hasta de cuatro y cinco años, cuando el ciclo del agave es de siete a nueve, y alertan sobre la desaparición de las generaciones que deberían ser procesadas dentro de un cuatrienio, lo que agudizaría la escasez.
El 4 de julio la Cámara Nacional de la Industria del Tequila (CNIT) envió un boletín para anunciar que suspendía la compra de agave a los productores, hasta que éstos fijaran un "precio razonable". El anuncio fue recibido por los agricultores con carcajadas, particularmente de los afiliados a El Barzón, quienes fueron el blanco preferido de los actos represivos de 1997 y 1998.
Dos días después, el 6 de julio, la propia cámara denunció que la mayor parte de la producción de agave estaba en manos de los coyotes, e hizo un nuevo llamado a los auténticos productores para que reconsideraran la firma de un convenio. Los industriales propusieron un precio entre 4.50 y 5 pesos por kilogramo, oferta que fue rechazada.
El 18 de julio la Confederación Nacional de Productores de Agave El Barzón y la Unión Agrícola Regional de Productores de Mezcal Tequilero propusieron a los industriales comprometerse, a fin de llevar en adelante un inventario actualizado de la producción de agave, revisar anualmente los costos de producción, eliminar la exportación a granel del tequila, favorecer el envasado de origen y modificar la Norma Oficial Mexicana en lo que se refiere al contenido, para que se obligue a producir sólo bebida ciento por ciento de agave.
Los productores advirtieron que en tanto los industriales no firmen estos compromisos, tampoco habrá diálogo para fijar un nuevo precio al agave, que por lo pronto se someterá a las leyes del mercado. Con abierto ánimo revanchista, recordaron que en 1996 la ley de la oferta y la demanda fue el argumento para pagarles hasta 20 centavos el kilogramo de agave. Sólo la Unión Agrícola Regional de Productores de Mezcal Tequilero del Estado de Jalisco, que preside el industrial José Angel González Aldana, propuso fijar un precio de 10 pesos por kilogramo, opción que fue rechazada por el resto de los agaveros.
Desde la cómoda posición del anonimato, algunos funcionarios de empresas tequileras cuestionan el liderazgo de Alberto Curis García, gerente de Tequila Sauza y presidente de la CNIT. El dirigente ha señalado que la bebida "está hoy en un esquema difícil en el mercado, puesto que el precio del agave nos está llevando a posicionarnos en lugares totalmente fuera del entorno de los diferentes esquemas de comercialización". Ha resaltado también la dificultad de los tequileros para competir con aguardientes, con rones e inclusive con algunos wiskys importados, los cuales "pagando 30 por ciento de arancel, pueden concurrir al mercado en condiciones más económicas que el tequila; eso no es fácil entenderlo, pero es muy claro".
A través de su vocero, el dirigente tequilero y funcionario de Domecq advierte que no dará entrevistas, porque están a punto de llegar a un acuerdo con los productores de agave y cualquier postura podría echar por tierra las negociaciones.
Breve historia del tequila
A finales del siglo XIX el botánico alemán Franz Weber inició sus investigaciones sobre el agave azul en Tequila, Jalisco, y en 1903 registró esta variedad de mezcal como Agave Azul Tequilana Weber, la que actualmente es reconocida como materia prima indispensable de esta bebida.
Los nahuas definían a esta planta monocotiledónea como metl o mexcalmetl, como lo registraron los españoles en el siglo XVI, pero así llamaron a todas las variedades de mezcal.
A mediados del siglo XVIII, el naturalista sueco Carlos de Linneo definió a los magueyes como agaves o agaváceas.
Los indígenas obtenían del agave un líquido cristalino y viscoso (mieles), dulce y ligeramente astringente, al que los españoles llamaron aguamiel, pero cuando lo sometían a fermentación, se encontraron con que formaba una serie de alcoholes altamente embriagantes.
Como en el territorio nacional existen alrededor de 135 especies de agaves o magueyes, específicamente el Azul Tequilana Weber es del cual se extraen las mieles para su destilación, y como producto se obtiene el tequila. Según los historiadores esta bebida empezó a fabricarse hace unos 380 años en el valle de Tequila, de donde tomó su nombre, pero en forma organizada se inició el proceso hace 200 años, aproximadamente.
La voz tequio se utilizaba para aludir al esfuerzo, al trabajo o tarea, referida en forma específica al lugar donde se trabaja. Los nativos de Tequila prefieren la versión que argumenta relacionarla con la piedra de obsidiana, que es tan filosa como esta bebida y corta las gargantas a su paso.
Actualmente el cultivo del agave se ha extendido principalmente a la región de Los Altos y del sur de Jalisco, pero de acuerdo con la denominación de origen, en los 124 municipios de la entidad está permitido su cultivo. La NOM permite el cultivo además en ocho municipios de Nayarit, seis de Guanajuato, 11 de Tamaulipas y 29 de Michoacán.
Sin embargo, las destilerías más importantes se encuentran en Jalisco y 90 por ciento de la producción se concentra en las regiones de Amatitán, Arandas, Atotonilco, El Arenal, Tepatitlán y Tequila.