LUNES 31 DE JULIO DE 2000

 


* Ana María Aragonés *

El voto migrante: prueba para el PAN

En las elecciones pasadas los migrantes residentes en Estados Unidos vieron una vez más conculcado su voto, a pesar de que en el artículo 36 constitucional se establecen las bases para que los mexicanos que se encontraran en el extranjero hubiesen podido votar en las elecciones del 2 de julio. Lo único que faltaba era que las leyes reglamentarias fueran reformadas para empatarlas con este mandato constitucional. Justamente por ello, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) le pidió al Instituto Federal Electoral (IFE) que estudiara las modalidades para que los ciudadanos mexicanos residentes en el extranjero pudieran ejercer el derecho al sufragio en las elecciones de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. El IFE designó una comisión de especialistas en diversas disciplinas relacionadas con la materia electoral para que elaborara el estudio correspondiente. A los seis meses esta comisión entregó dicho estudio en el que se estableció la absoluta viabilidad del voto de los mexicanos en el extranjero. El siguiente paso fue turnarlo al H. Congreso de la Unión para realizar las modificaciones al Cofipe para su instrumentación. Y aquí empezó el problema.

El 8 de julio de 1999, en el Senado de la 57 Legislatura la bancada priísta --šno faltaba más!-- con 58 votos rechazó la iniciativa de reformas para realizar las modificaciones al Cofipe que hacía perfectamente viable que los migrantes votaran directamente en sus lugares de residencia. Los senadores de PAN y PRD, a pesar de votar conjuntamente no pudieron revertir semejante aberración. Y así fue como el PRI impidió que se reformaran las leyes reglamentarias y con ello se violaran los derechos políticos para nuestros connacionales.

Esto es grave por lo que implica para un verdadero proceso democrático. Además, se trata de un altísimo número de mexicanos, 98 por ciento de los cuales vive en Estados Unidos. Estamos hablando de 7.3 millones de mexicanos mayores de 18 años nacidos en México (Rodolfo Tuirán, Evaluación Demográfica, Comité Técnico del Padrón Electoral del año 2000). De este total, un millón 574 mil personas tienen credencial para votar y estuvieron en Estados Unidos el día de la jornada electoral.

Como se sabe, un gran contingente de connacionales se dirigió a la frontera para ejercer su voto en las casillas especiales ubicadas en los distritos fronterizos del norte del país. Casillas que fueron completamente insuficientes y que provocaron grandes enojos por parte de los votantes, pues luego del enorme esfuerzo y gasto que les implicó el traslado, muchos de ellos vieron frustrados sus deseos.

Es evidente que la estrategia priísta pasó por encima de la ley ante la posibilidad de un voto de castigo, pues por inconscientes que sean, sabían muy bien que los trabajadores salen del país por estricta y lacerante necesidad. Un agravio más en la lista del PRI. No se salvó, pero sin duda los sufragios de los migrantes hubieran incrementado el porcentaje de la derrota.

El asunto del voto de los mexicanos en el extranjero debe ser una de las urgentes tareas a resolverse para las elecciones del 2006, y será importante prueba para el PAN en la próxima legislatura, ya que conoceremos si ahora que estará en el poder mantendrá la misma disponibilidad que cuando era oposición.