DOMINGO 30 DE JULIO DE 2000
* La semana política en Estados Unidos
* Dick Cheney, el conservador pero pragmático compañero de Bush
* Hombre dispuesto a subordinar ideología a intereses empresariales
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 29 de julio * Los vicepresidentes de este país tradicionalmente cumplen funciones simbólicas, como enviados presidenciales a funerales de jefes de Estado o representantes de la Casa Blanca en reuniones que el presidente desea evitar.
Pero en los años electorales, los candidatos a vicepresidente son cuidadosamente seleccionados para cimentar relaciones con bloques e intereses políticos críticos. Esta semana, George W. Bush eligió como su compañero de fórmula a un ex secretario de Defensa, quien le ayudará a consolidar su posición de aspirante a la presidencia entre circuitos del sector privado y con el ala ultraconservadora del Partido Republicano.
Pero incluso varios republicanos se sorprendieron cuando se enteraron que Richard Dick Cheney es tan conservador que, cuando era legislador en los años ochenta, votó contra una resolución que pedía la liberación de Nelson Mandela y también contra una enmienda constitucional para otorgar derechos igualitarios a las mujeres.
La revista Business Week indicó que como legislador, Cheney tenía un historial de voto parecido al del senador Jesse Helms. Muchos republicanos no tienen problema con la votación en el Congreso que Cheney dio a favor de la asistencia estadunidense a la contra nicaragüense y a favor de asistencia a UNITA, la organización de contras de Angola promovida por la Sudáfrica del apartheid.
Pero los votos en contra de los derechos igualitarios para las mujeres y contra de la liberación de Mandela serán un poco más difíciles de justificar en la nueva retórica republicana de Bush, conocida como "conservadurismo con compasión". El Partido Republicano se ha esforzado para moderar su imagen, tachando de la plataforma política de hace cuatro años segmentos que se inclinaban por la designación del inglés como "idioma oficial" de Estados Unidos, y ahora incluso se insertó un texto de apoyo a los inmigrantes.
Por eso, algunos líderes del partido se sorprendieron con la selección de alguien que posee un historial público tan conservador como Cheney. No obstante, Bush defiende su decisión y cuando fue interrogado sobre el ultraconservadurismo de Cheney, respondió: "obviamente pensé en este historial. Y es un hombre conservador. Yo también".
La selección de Cheney tiene salivando a los estrategas del Partido Demócrata. Los demócratas han establecido un sitio de Internet (www.bush-cheney.net) que destaca los votos ultraconservadores del candidato republicano a la vicepresidencia. Por ejemplo, el ex legislador fue uno de cuatro de los 435 miembros de la Cámara de Representantes que votó en contra de un proyecto de ley que trataba de prohibir a las llamadas pistolas "terroristas", armas de plástico diseñadas para engañar a los instrumentos de detección de armas en lugares públicos como aeropuertos.
Cheney también fue uno de ocho legisladores que votó contra un programa federal de inmunización infantil y uno de ocho que votó en contra de un programa para garantizar agua potable y sana a todos los estadunidenses.
Sin embargo, esto es sólo un aspecto de este político, y puede ser una imagen engañosa. Cheney podría ser identificado más como el candidato del gran empresariado (en particular de las grandes empresas petroleras), que como un aspirante de la derecha. Como presidente de la empresa texana Halliburton Oil Supply Company, proveedor de equipo de producción petrolera más grande del mundo, Cheney ha demostrado una y otra vez que está más que dispuesto a subordinar su ideología política a los intereses empresariales, y en estas decisiones, su posición es probablemente muy parecida a la de muchos demócratas.
Por ejemplo, como secretario de Defensa bajo la administración de George Bush (padre del ahora candidato George W. Bush), Cheney fue el comandante civil de la guerra estadunidense contra Irak. Cheney y el general Colin Powell aparecieron en las pantallas de la televisión nacional todas las noches durante el tiempo que duró el conflicto, informando sobre las hazañas de las fuerzas armadas estadunidenses en esa "campaña" bélica.
Pero como presidente de Halliburton, Cheney ha encabezado esfuerzos públicos para levantar el embargo internacional contra Irak, y su empresa disfruta de grandes negocios con otro "enemigo" de Estados Unidos en esa zona: Irán. A fines del año pasado, Cheney anunció que estaba a favor de levantar las sanciones comerciales contra Cuba.
Este historial, de hecho, hace de Cheney una selección perfecta para el puesto, en gran medida simbólico, de vicepresidente. Como una figura con posiciones ultraconservadoras establecidas en sus años como legislador, Cheney podrá presentarse ante sectores conservadores del electorado y asegurarse, en particular, que los religiosos ultraconservadores no abandonen el partido y voten a favor de alguien como Pat Buchanan.
No obstante, el currículum de Cheney también lo muestra como un empresario dispuesto a subordinarse a los intereses empresariales pragmáticos, y asegurarse así que esa comunidad permanezca muy cómoda con la candidatura presidencial de Bush.
Pero el punto que pocos políticos aquí desean reconocer, es que ambos partidos se beneficiarán con la selección de Cheney. El actual vicepresidente y candidato presidencial demócrata Al Gore ha estado enfrentando serias dificultades para definir las diferencias ente sus posiciones y las de su contrincante Bush. Ahora Gore (y sus promotores) pueden recordar que como vicepresidente favoreció la liberación de Mandela, que apoya la idea de una enmienda constitucional otorgando derechos iguales a las mujeres, y que favorece también el control de las armas. O sea, por fin se podrá ofrecer la imagen de que existen serias diferencias entre los dos principales candidatos a la Casa Blanca.
Sin embargo, de lo que no se hablará mucho en público es de la relación de ambos partidos con el gran empresariado. Tanto Bush como Gore han demostrado de forma más que convincente que están dispuestos a subordinar sus posiciones a las prioridades del mundo empresarial.
Gore es tanto candidato de las grandes empresas petroleras como lo es Bush. Como lo demostró el Centro por la Integridad Pública, la Occidental Petroleum Company fue uno de los grandes contribuyentes a las campañas de Gore. Como vicepresidente, Gore supervisó una comisión presidencial que aprobó la venta de terrenos federales, decisión que casi dobló el valor de las reservas petroleras de Occidental Petroleum.
Todo esto refuerza los argumentos de los manifestantes en las calles de Filadelfia este fin de semana, la víspera de la Convención Nacional Republicana, de que los dos partidos principales del país pueden proyectar sus diferencias en temas como el control de armas, los derechos de la mujer y el apartheid en Sudáfrica, pero en los asuntos fundamentales del gran empresariado, sus políticas son gemelas.