* José Cueli *

Piratas y marginados

La semana pasada comenté el espléndido libro del embajador Roberto Casellas, que versa sobre historias de piratas. Como dije, el volumen además de resultar una interesantísima lectura, induce a reflexionar acerca de un estado de cosas que tiene una vigencia sorprendente y que alarma en nuestros días.

La piratería es un tema que, de manera directa, se asocia con la idea de violencia, imposición prepotente del poder, vejación de los que menos tienen. En la actualidad la nueva versión de esta forma de encarnizarse contra los desposeídos deviene alta sofisticación y se valer de los más altos recursos de la tecnología.

En días recientes podían leerse en los diarios cifras vertidas en la Reunión del G-8 que resultan sin duda preocupantes y dan mucho que pensar, y deberían ser consideradas para una seria reflexión: tan sólo una mínima parte de la población mundial tiene acceso para ''navegar en la red", con las complejas implicaciones que de ello se derivan. Es decir, la mayoría de la población del planeta está excluida ''del mundo globalizado".

Si pensamos que la conexión con la ''red" permite y posibilita el acceso a la información, a la comunicación, a la educación, a las noticias mundiales, al comercio y las finanzas, es decir, que representa la posibilidad de ''estar en la jugada", de existir y tener un lugar y una representación en la ''sociedad global", resulta entonces consternador pensar en las consecuencias que de ello se derivan. Millones y millones de seres humanos del mal llamado Tercer Mundo son prácticamente inexistentes, ''borrados del nuevo mapa", es decir, no cuentan, no tienen voz ni voto ni posibilidades de inserción alguna ante el avance de la globalización.

ƑNo estamos, entonces, ante una nueva forma de piratería, ante una novedosa estrategia de marginación y exclusión? Lo angustiante del asunto es que ahora el fenómeno no se ejerce tan sólo sobre alguna isla o población recientemente colonizada (como en los tiempos evocados por Casellas) sino sobre naciones enteras que se encuentran inermes ante tan violenta exclusión.

Estas circunstancias ahondarán aún más las carencias de los excluidos del mundo cibernético y para muestra tomemos dos recientes noticias que conciernen a los ámbitos de la salud y la educación en el país. Del primero, cifras recientes reportan que 30 millones de mexicanos exhiben signos francos de desnutrición severa y que representan casi la población total que habita en los municipios. En el segundo, sólo 1 por ciento de la población estudiantil tiene posibilidades de cursar estudios de posgrado.

Las circunstancias que parecen avecinarse son en extremo angustiantes, de consecuencias desastrosas e impredecibles. El futuro se perfila incierto y sombrío para las mayorías excluidas. Tal parece que mientras las minorías privilegiadas ''navegan a sus anchas en la red" para incrementar sus capitales, mejorar sus condiciones de salud y vivienda, mantenerse con cierto nivel de seguridad en la competitividad del mundo globalizado, la mayoría de la población parece condenada a ''naufragar sin red" y a ser ''ahogados" en un mundo globalizado que los ignora y excluye.

Las diferencias brutales entre ''navegantes" y ''náufragos" puede ser ejemplificada tan sólo mediante una de las múltiples diferencias abismales que existen entre ellos: el hecho de que los ''navegantes" envían e-mail, y ''chatean" en diferentes idiomas mientras que muchos de los ''náufragos" šni siquiera han podido tener acceso a la alfabetización!