VIERNES 28 DE JULIO DE 2000

* Corresponde a tribunales de Jalisco dar la sentencia


Terminó sin acuerdo indagación sobre el asesinato de Posadas

* Surgió la hipótesis de que un tercer actor hizo coincidir a los narcos en Guadalajara * PGR y Sandoval mantienen sus tesis encontradas

José Galán y Alma E. Muñoz * Sin consensos y con dos hipótesis irreconciliables concluyó ayer el trabajo de dos años del grupo interinstitucional creado para investigar el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, ocurrido el 24 de mayo de 1993, en el aeropuerto internacional de Guadalajara, Jalisco. El crimen permanece sin solución.

Integrado por la Procuraduría General de la República, dos obispos juristas, miembros de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el gobierno de Jalisco y el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, como invitado especial, este grupo interinstitucional dio por terminados sus trabajos, sin que esto signifique la conclusión de las indagatorias de un crimen cuya prescripción legal, al tratarse de homicidio, es de 34 años tres meses.

Como se esperaba, prevalecieron dos posturas en la presentación del informe. La PGR y los juristas de la CEM, el obispo de Cuernavaca, Luis Reynoso, y el arzobispo de Chihuahua, José Luis Fernández Arteaga -quienes actuaron "a título personal"-, insisten en la hipótesis de que el cardenal murió a consecuencia de una confusión durante el enfrentamiento entre las bandas de los narcotraficantes Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, y los hermanos Arellano Félix. El cardenal Sandoval Iñiguez y el gobierno de Jalisco apoyan la hipótesis de un asesinato premeditado.

Estas diferencias afloraron durante la presentación del informe final, que duró casi cinco horas, cuando desde el comienzo los integrantes del grupo, instalado el 9 de julio de 1998, hicieron evidentes las contradicciones que impidieron una decisión consensuada sobre una investigación que ha visto pasar a dos presidentes de la República, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, y a cinco procuradores generales de la República.

Las actitudes demostraron la profunda división que acompañó los trabajos del grupo interinstitucional desde el primer día. El cardenal Sandoval Iñiguez y el secretario de Gobierno de Jalisco, Fernando Guzmán Pérez Peláez, cuchicheaban y sonreían cuando el subprocurador de la PGR, José Luis Ramos Rivera, y el fiscal especial para este caso, Ismael Eslava Pérez, daban lectura a sus informes. Y cuando los primeros tomaban la palabra, era el turno de sonreír y susurrar de los funcionarios de Madrazo Cuéllar.

Desde el momento en que el actual abogado de la nación tomó la palabra para subrayar la existencia de dos hipótesis encontradas y hacer un balance de la actuación del grupo que hasta ayer encabezó, quedó claro que no habría ningún resultado. Los primeros en hacer públicas sus conclusiones fueron los clérigos Reynoso Cervantes y Fernández Arteaga, sentados al lado de Sandoval Iñiguez, con quien no intercambiaron palabras en las casi cinco horas que duró el informe.

"Consideramos que hasta el momento, ninguno de los elementos que han sido presentados como pruebas conducen a demostrar en forma jurídica fehaciente la existencia de un complot para asesinar al cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo", sostuvieron los prelados. "Si alguna prueba jurídica surgiera para ratificar o cambiar la actual conclusión deberá ser tomada en cuenta, puesto que el caso permanece abierto, en reserva, hasta la caducidad jurídica".

La PGR, a través del subprocurador José Luis Ramos Rivera, y el gobierno de Jalisco, representado por Fernando Guzmán, ahondaron en la polémica. Las autoridades federales insistieron en la tesis de la confusión, es decir, que Posadas Ocampo murió en el fuego cruzado entre pandilleros de El Chapo Guzmán y de los hermanos Arellano Félix, mientras que las autoridades jaliscienses atribuyeron la muerte del prelado a un acto premeditado, con alevosía y ventaja; "un crimen doloso" con 14 disparos directísimos y hechos a corta distancia .

"No se debe caer en la falsa presentación de que 'existen' (comillas en el original) varios testigos del complot. Lo que hay son varios testigos que presentan versiones completamente diferentes de los hechos, que bien podrían constituir descripciones de homicidios distintos a los que se han investigado respecto del cardenal", dijo Ramos Rivera. Luego de advertir que la PGR no acepta hipótesis que no tengan sustento jurídico, el subprocurador remató: "el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, al igual que otras personas, murió lamentablemente en la dinámica extrema y la inercia de un enfrentamiento entre bandas antagónicas de narcotraficantes. Es para nosotros la verdad de los hechos".

Fernando Guzmán Pérez Peláez, secretario de Gobierno de Jalisco, criticó las investigaciones hechas por la PGR: fueron "precipitadas, deficientes, manipuladas y orientadas desde el principio para imponer la tesis de la confusión", y sostuvo que a pesar de que los gatilleros de los Arellano Félix y de Joaquín Guzmán Loera coincidieron en el aeropuerto de Guadalajara, "no hubo ningún enfrentamiento antes de la llegada del cardenal Posadas Ocampo.

"Para el gobierno de Jalisco resulta insostenible que hubiera una confusión de vehículos, y las pruebas que obran en el expediente descartan la posibilidad de que el cardenal Posadas hubiera sido confundido con algún gatillero", agregó. "Se trató de un homicidio premeditado, ideado por alguna o algunas personas para atentar específicamente en contra de la vida del cardenal Posadas, convocando a dos grupos de narcotraficantes para provocar un enfrentamiento y, en medio de la confusión, con un tercer grupo, dar muerte al señor cardenal".

Fue el gobernador de Jalisco, Alberto Cárdenas Jiménez, quien concluyó los informes a los medios informativos: "a pesar de los enormes esfuerzos de todos los

integrantes del grupo interinstitucional, no fue posible arribar a un consenso respecto a las circunstancias en que perdieran la vida Posadas Ocampo y seis personas más". Y señaló que el reconocimiento expreso de que los indicios no son suficientes para soportar la tesis del complot, ahora queda en manos del Poder Judicial de Jalisco, el cual habrá de emitir la sentencia que conforme a derecho habrá de dictarse en este asunto.

En la sesión de preguntas y respuestas, el cardenal Sandoval Iñiguez coincidió parcialmente con el informe del grupo interinstitucional, pero insistió en su postura: "fue un asesinato premeditado, y para la Iglesia de Jalisco el caso no se cierra".

Después de cinco años de haber ocurrido los hechos en el aeropuerto de Guadalajara, se realizaron 18 procesos penales de competencia local y federal, se tomaron 367 declaraciones ante el Ministerio Público Federal, se practicaron 81 dictámenes periciales, se libraron 73 órdenes de aprehensión por diversos delitos, de las cuales se ejecutaron 35, incluyendo a Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.

Del 9 de julio de 1998 a la fecha, el grupo interinstitucional realizó 23 reuniones plenarias, tomó 139 declaraciones ministeriales, realizó 14 exámenes periciales de tipo siquiátrico y médico, efectuó 15 pruebas de polígrafo, dictámenes de trayectorias de rayo láser y posición de los victimarios, e incrementó de 47 a 57 los tomos de la averiguación previa.

Al final, y luego de cinco horas de explicaciones, el reportero de una agencia informativa resumió en una pregunta a Jorge Madrazo Cuéllar la inquietud de los medios de comunicación presentes en el auditorio México, de la PGR:

-Señor procurador, Ƒpodría usted aclararme esto?, porque parece un caso de dos contra dos...

-Este no fue un partido de futbol. Cada quien expone su convicción conforme a derecho. No puedo obligar a nadie a convencerse de una versión diferente -respondió Madrazo entre risas.


Confrontación de las hipótesis

Procuraduría y obispos juristas

* El cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo perdió la vida al encontrarse circunstancialmente en el lugar en que se desarrolló un tiroteo entre las bandas de narcotraficantes de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo Guzmán, y de los hermanos Arellano Félix.

* Hubo confusión de los pistoleros de los Arellano Félix sobre el automóvil que transportaba al jerarca católico. Sabían que El Chapo Guzmán llegaría vestido de negro y en un Grand Marquis blanco, que utilizaba la esposa del narcotraficante. El prelado llegó en un vehículo de esas características y vestido de negro.

* Tras los primeros disparos, el cardenal intentó descender de su vehículo, y eso fue interpretado por los pistoleros que se encontraban a unos cuanto metros de distancia, posiblemente drogados y alcoholizados, como un acto de riesgo, y dispararon contra el prelado.

Alberto Cárdenas y cardenal Juan Sandoval Iñiguez

* Un personaje extraño, no identificado ni referido por testigo alguno, pudo convocar a las bandas de El Chapo Guzmán y los Arellano Félix para que coincidieran en el aeropuerto internacional de Guadalajara, sabedor de que por el profundo odio que se profesaban, al encontrarse ambos grupos se generaría un enfrentamiento, produciéndose un escenario propicio para que un tercer grupo aprovechara la situación y privara de la vida al cardenal Posadas Ocampo.

* Se sabía que desde un año atrás a los sucesos, El Chapo Guzmán vendió el automóvil Grand Marquis blanco que era propiedad de su esposa. Desde entonces se trasladaba en un Buick verde boscoso blindado.

* Con base en la declaración del testigo Luis Enrique Cepeda Tinoco, sostienen que llegó demasiado rápido un carro de color café, que de repente frenó, y de él bajaron cuatro individuos armados con metralletas, quienes corrieron a encontrar el vehículo color blanco, y al estar cerca de éste dispararon hacia el interior del mismo, en el cual viajaban el cardenal Posadas Ocampo y su chofer. (Alma E. Muñoz y José Galán)