VIERNES 28 DE JULIO DE 2000
* ECONOMIA MORAL
Para superar la pobreza
Julio Boltvinik
La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del libre mercado: el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente
En las últimas semanas hemos estado examinando la situación de la pobreza en el país que heredará Vicente Fox. Un lector, sumamente molesto, me envió un correo electrónico indicando que bastaba ya de más y más diagnósticos que destacan lo mal que estamos, que hay que proponer lo que debe hacerse. Pensaba continuar describiendo la cruda realidad unas semanas más antes de dirigirme al qué hacer para enfrentarla. Sin embargo, tiene razón. Es hora de proponer. Por ello, planteo hoy los rasgos generales de una estrategia de superación de la pobreza y abordo en términos generales uno de sus elementos: la economía popular. En colaboraciones posteriores seguiré presentando los elementos de la estrategia.
Fuentes de bienestar y política antipobreza
Para enfrentar la pobreza es necesario partir de una concepción clara de los determinantes del bienestar de los hogares. Seis son las fuentes (inmediatas) de este bienestar: a) los ingresos corrientes; b) los activos básicos o patrimonio familiar (vivienda y equipamiento básico del hogar); c) el acceso a bienes y servicios gratuitos o altamente subsidiados; d) los activos no básicos, incluyendo los ahorros; e) los conocimientos y habilidades, entendidos no como medios para la obtención de ingresos, sino como expresión directa del desarrollo de las capacidades; f) el tiempo libre disponible. De la evolución y distribución social de estas fuentes depende la evolución del bienestar y, en particular, la evolución de la pobreza. Una política orientada a la superación de la pobreza debe, por tanto, asegurar el crecimiento de todas estas fuentes y mejorar su distribución entre las personas.
Los hogares del país obtienen su ingreso corriente en dos formas dominantes: 1) sueldos y salarios, 2) de negocios propios, trabajo por cuenta propia o empresas asociativas o cooperativas. Una forma complementaria importante de ingreso es la de las pensiones y jubilaciones. La política de lucha contra la pobreza debe promover el crecimiento de las tres formas de obtención de ingresos mencionadas. Toca a la política económica promover que el crecimiento de la economía ocurra, sobre todo, en actividades que generen abundantes empleos1 para brindar oportunidades tanto a los jóvenes que desean incorporarse al trabajo por primera vez como a la población que se refugia en actividades de sobrevivencia. Pero esto no basta. Los sueldos y salarios han perdido una buena parte de su poder adquisitivo en los últimos 18 años. Es necesario revertir este proceso, revalorizando el trabajo. Para ello se requiere una política salarial que explícitamente se proponga alcanzar este propósito. El mercado no lo hará por sí solo o lo hará, en el mejor de los casos, muy lentamente. Los instrumentos de que dispone el sector público para ello son los salarios mínimos y los salarios públicos. Elevándolos por arriba de la inflación se recuperan los ingresos reales de una parte de la población y se envía una señal en esa dirección a sindicatos y empresarios. Otra posibilidad es implantar una corrección inicial fuerte de los salarios mínimos, previo pacto con los empresarios para que el aumento no se traslade a precios, por ejemplo de 25-30 por ciento y después continuar con aumentos graduales adicionales. Estos aumentos no afectarán la competitividad de la economía, como lo demuestra el hecho de que, expresados en dólares (que es lo que importa en la competencia internacional) los salarios en el país han estado aumentado en los últimos años sin afectar el crecimiento de las exportaciones del país. Naturalmente, esto debe estar acompañado de una política de tipo de cambio que no deteriore la competitividad de la economía2.
La generación de ingresos por negocios propios, cuenta propia o formas asociativas, debe impulsarse en forma específica y vigorosa por parte del gobierno federal a través de la banca social y la economía popular. A ella dedicaremos lo que resta de esta colaboración. En cuanto a las demás fuentes, la de patrimonio básico requiere una política de vivienda que debe ser mucho más que una política de crédito. Los activos no básicos son el resultado de un ingreso más alto que permite a los hogares ahorrar. Aunque es más un resultado que una condición del bienestar de los hogares, deben promoverse formas de ahorro e inversión atractivas para las personas. El nivel social de acceso a bienes y servicios gratuitos o altamente subsidiados (educación, salud, agua, drenaje, algunos alimentos), la fuente de bienestar c, al igual que el desarrollo de los conocimientos y habilidades (fuente f), dependen en gran medida de la política social. La disponibilidad de más tiempo libre puede ser influido mediante una serie de acciones de diverso tipo que hoy no puedo abordar, por restricciones de espacio.
La política social tiene, pues un claro papel que cumplir en las fuentes de bienestar c y e, aunque también puede convertirse en determinante del nivel de ingresos para ciertos hogares a través de las pensiones y jubilaciones (la seguridad social) y a través de transferencias monetarias para apoyar la alimentación u otras necesidades básicas (como es el caso del Progresa). Política económica, política salarial, política social y, como veremos ahora, política de promoción de la economía popular a través de la banca social y otros mecanismos, son los componentes fundamentales de la política de superación de la pobreza.
Banca social y economía popular
La falta de acceso al crédito por parte de los pobres crea un círculo vicioso que perpetúa la pobreza. Los pobres que trabajan de manera independiente ( de aquí en adelante productores pobres3) no tienen acceso al crédito porque no pueden ofrecer garantías a la banca, y como no tienen acceso al crédito no pueden mejorar sus actividades productivas, siguen siendo pobres. Por eso, un gran acierto de Fox es plantear la banca social (cuyo sentido es por definición prestarle a los productores pobres) como un componente central de su política de lucha contra la pobreza. Los neoliberales suelen no percatarse de este círculo vicioso y sólo ven el círculo vicioso de la educación y la pobreza. Las experiencias de banca social o banca popular son amplias en el mundo y tendremos oportunidad de examinarlas con mayor detalle en futuras colaboraciones. Hoy me interesa presentar el concepto de economía popular (que rebasa la idea de la microempresa), y que debería ser el destinatario de los apoyos de la banca social y pieza central en la estrategia de superación de la pobreza. La limitante de la microempresa como vía para superar la pobreza es que, al menos conceptualmente, supone un patrón y sus asalariados, es decir una empresa capitalista, pero en pequeña escala. Al desarrollarse, las experiencias muestran que mejoran mucho los ingresos del patrón pero los ingresos de los asalariados se mantienen sin muchos cambios. La mayoría de los involucrados en ellas sigue siendo pobre.
La promoción de la economía popular no significa que deba desarrollarse en forma desarticulada de la economía moderna. Al contrario, una parte de sus potencialidades radica en su articulación, vía encadenamientos hacia atrás o hacia adelante, con las empresas modernas o con el sector público. El desarrollo de la economía popular tampoco supone una línea asistencial o de beneficencia. Se trata de desarrollar actividades de alta productividad, pero controladas por los pobres, de tal manera que los excedentes sean apropiados por ellos y, por tanto, resulten sustentables y abatan la pobreza eficientemente. La promoción de la economía popular tampoco significa que no deba apoyarse o promoverse la microempresa. Se trata, solamente, que desde el punto de vista de la superación de la pobreza la promoción de la economía popular resulta más eficaz y eficiente.
La economía popular, si bien tiene su elemento central en las actividades productivas, no se reduce a ellas, sino que constituye todo un modo de vida, ya que las actividades económicas están intrínsecamente unidas con la familia y los lazos de solidaridad del barrio o de la comunidad. Para la promoción de la economía controlada por los pobres se parte de las formas espontáneas de organización para la producción, y se desarrollan a partir de los conocimientos modernos sobre los determinantes de la productividad y la rentabilidad, pero haciéndolo de tal manera que los pobres no pierdan el control de sus actividades y no se rompan los lazos de solidaridad.
Por último, el desarrollo de la economía popular, lejos de representar un obstáculo al crecimiento económico, se constituye en un formidable estímulo al mismo. La recuperación de una mayor capacidad de crecimiento de nuestra economía pasa por la ampliación del poder adquisitivo de las mayorías nacionales y especialmente de los pobres.
Requisitos para su desarrollo
Para lograr el crecimiento de la economía popular se requiere: a) mejorar su acceso a los activos productivos; b) hacer de su apoyo una tarea sistemática y prioritaria de la estrategia global de desarrollo, utilizando todos los instrumentos del sector público; c)eliminar las trabas legales al desarrollo de sus actividades.
Para mejorar el acceso a los activos productivos se hace necesario, en el medio rural, revitalizar la reforma agraria4 y llevar a cabo un programa masivo de mejoramiento de tierras (riego, nivelaciones, caminos). Para el acceso a activos productivos diferentes al suelo, urbano o rural, en tanto que son reproducibles por el ser humano, el elemento esencial es la redistribución del acceso al crédito, tanto para activos fijos como para activos circulantes. Se trata de lograr que los pobres tengan acceso a proporciones crecientes de los recursos crediticios, rompiendo así el círculo vicioso antes referido. Para ello es indispensable eliminar el requisito de garantías de propiedad en el otorgamiento de estos créditos. Estas deben ser sustituidas básicamente por garantías de solidaridad. El garante solidario puede ser, como lo muestra la experiencia de diversos países, el propio grupo asociativo de los pobres. También puede ser el sector público mediante un fondo de garantía que respalde los créditos otorgados a los pobres, para que puedan canalizase a éstos los recursos de la banca comercial. Sin embargo, en la situación de nuestro país, dada la inexistencia práctica de la función crediticia de la banca comercial, y su actitud negativa para asumir funciones de banca social, tendrá que ser la banca de desarrollo (la existente o mejor uno o varios nuevos bancos de desarrollo) la que asuma la función al inicio.
El acceso al crédito, aunque condición necesaria, no es suficiente. Ser pobre significa también tener poco acceso a la información y poca capacidad para interpretarla. Por eso, la capacitación (que desarrolla habilidades específicas) y la asistencia técnica, incluyendo diseño y comercialización (que debe hacer concurrir información y habilidades específicas pertinentes al problema en cuestión) son, a corto plazo, elementos adicionales importantes en la ruptura del círculo vicioso de la pobreza. A mediano plazo, la educación (que aumenta la capacidad personal para procesar y utilizar información), es también un elemento clave. En este sentido, resulta estratégica la asociación entre los pobres y grupos de profesionales, organizados en ONG o en empresa consultoras o promotoras.
Un planteamiento específico para el desarrollo de la economía popular en las ciudades, que permite resolver simultáneamente la necesidad de ingresos y de mejoramiento de la vivienda, con el nombre de Comunidad Urbana y Vivienda Productivas (CUP), lo analizaremos en la próxima colaboración.
1 Esto contrasta con la política económica actual que, como dice Serra Puche, no selecciona ganadores, sino que deja que lo haga el mercado. Es decir, es una política económica de no intervención. Las inversiones que sí están teniendo lugar son intensivas en capital y generan muy pocos empleos.
2 La mejor política cambiaria, sin embargo, según nuestras autoridades, es la de dejar que sea el mercado el que determine el tipo de cambio, lo que ha provocado la creciente sobrevaloración del peso y la desprotección de la economía. Al parecer, el equipo de fox desea continuar por la misma línea, buscando incluso que la política de tipo de cambio quede en manos, totalmente, del Banco de México.
3 Los trabajadores independientes (incluyendo a los patrones y a los familiares no retribuidos) representan 36.8 por ciento de la PEA en el país. El grueso son asalariados.
4 Esto va en sentido opuesto a la eliminación de la Secretaría de la Reforma Agraria, anunciada por Fox. Esta eliminación parece partir del supuesto, establecido durante el gobierno de Salinas, que la reforma agraria ha concluido. Lo menos que debería hacer el equipo de Fox es darse el tiempo para revisar si ello es así.