VIERNES 28 DE JULIO DE 2000

 

* Luis Javier Garrido *

La paradoja

El PRI fue derrotado por los mexicanos el 2 de julio, pero el gobierno que encabezará Vicente Fox tendrá que tener en consideración a los restos del antiguo partido de Estado y al sistema de poder edificado en torno de éste --y que muchos tratan de recomponer--, de ahí la importancia que tiene ahora la disputa por el PRI.

1. El primero de diciembre, Vicente Fox llegará a la Presidencia de la República, pero no tendrá el poder. Y ni siquiera podrá entonces alcanzar el pleno control del gobierno y del aparato de Estado, en manos de los priístas, por lo que sus consejeros políticos no han encontrado otra vía para consolidar al nuevo gobierno que la de plantear un acuerdo a los partidos políticos que lleve a un gobierno que se ha dado en llamar de "transición", todo lo cual entraña enormes riesgos para la sociedad.

2. Las elecciones presidenciales de 2000 mostraron que no existían grandes diferencias en los programas de los tres principales partidos políticos, subordinados a los dictados de los organismos financieros internacionales, y el riesgo ahora para el país lo constituye la posibilidad de que por una serie de acuerdos cupulares de las directivas partidistas se vaya a una refuncionalización del viejo aparato de poder y a un reacomodo de los intereses creados, que hagan nulo el voto de los mexicanos del 2 de julio.

3. La paradoja de las elecciones del 2000 la constituye el hecho de que el PRI fue echado fuera de Los Pinos por la ciudadanía, pero que tras 71 años de usufructuar el poder sus gentes aún controlan el aparato burocrático, mi-litar y financiero del Estado y conservan las bancadas más importantes en las dos cámaras federales, con 209 en la de Diputados, por 208 del PAN (y sólo 52 del PRD, 15 del PVEM, nueve del PT, tres del PSN, dos del PAS y dos de CD), y 60 en la de Senadores, por 47 del PAN (y nada más 15 del PRD, cuatro del PVEM, uno del PT y uno de CD), con lo que los priístas piensan que aún no lo han perdido todo, pues si bien Fox podría alcanzar una mayoría simple con los perredistas, la mayoría calificada sólo la lograría con el aval del PRI.

4. La disputa por los restos del PRI, entre el clan de Ernesto Zedillo y los de Roberto Madrazo, Manuel Bartlett y otros aspirantes "independientes", tiene por lo mismo una importancia estratégica, que puede definir el futuro inmediato. No constituye nada más una pugna entre esos grupos por a) tratar de revivir un proyecto político que está irremediablemente muerto o por b) usufructuar un espacio político institucional subsidiado por el IFE para seguir disponiendo de espacios de poder, sino algo mucho más importante. Es, ante todo, una lucha por la que el grupo salinista pretende c) hacer prevalecer en la vida nacional los mismos intereses que han dominado al país en las últimas décadas. Y eso no significa que Madrazo o Bartlett no defiendan el mismo proyecto de la globa-lización neoliberal, lo que sí sería el caso de algunos de los "independientes", sino que escaparían a la autoridad de Zedillo y Labastida y por lo mismo su margen de maniobra sería otro.

5. La zalea de los salinistas estaría en riesgo y el proyecto neoliberal no podría profundizarse a través de reformas legales o constitucionales, si Zedillo y sus amigos perdiesen el control del PRI o se quebrase la unidad de los escombros partidistas con una serie de fracturas, como muy probablemente va a suceder. Ernesto Zedillo ha hecho prevalecer las reglas "no escritas" del priísmo sobre sus correligionarios, a pesar de los resultados del 2 de julio que, entre otras cosas, significaron un abierto rechazo de los mexicanos a sus políticas. Y si ya logró imponer a los viejos dinosaurios Enrique Jackson y Beatriz Paredes como pastores de las Cámaras, no parece que en el futuro inmediato se pueda organizar una oposición importante para impedirle colocar a Labastida o a Diódoro al frente del PRI y, a través de ellos, lograr que las bancadas de lo que queda del Institucional sigan siendo el mejor de los candados para que se profundicen en México las medidas neoliberales y, sobre todo, para que los intereses del sali-nismo permanezcan impunes.

6. La oferta que están haciendo a Vicente Fox, en el nombre del PRI, Ernesto Zedillo, Francisco Labastida y los salinistas, es muy clara. A cambio de darle lo que llaman "gobernabilidad" (es decir, de no combatirlo de ma-nera soterrada), lo que pretenden estos individuos es que el nuevo gobierno negocie con ellos los programas económicos y no pueda dar marcha atrás en el neolibera-lismo a ultranza que ellos han aplicado, que les mantenga una importante cuota de poder en su administración y, sobre todo, que les garantice impunidad a los principales políticos de los últimos tres sexenios y a la red de intereses económicos que han forjado. Y, desde luego, que no intente esclarecer los casos de Colosio, de Ruiz Massieu y del cardenal Posadas Ocampo, a los que Jorge Madrazo, el último procurador del viejo régimen, les está dando carpetazo de manera precipitada.

7. Los restos del PRI, en otras palabras, siguen sirviendo a intereses particulares: a los del salinismo y a los de las mafias financieras y de los cárteles del narcotráfico.

8. El PRD no parece tener por otra parte más alternativa después de su derrota del 2 de julio, cuando no obtuvo más que 16 por ciento de los votos, que la de desempeñar un papel poco relevante; votando con los foxistas algunos cambios democráticos u oponiéndose a las posibles medidas regresivas. Tras su incapacidad para plantear al país una alternativa diferente a la del PRI o a la del PAN, y luego del bochornoso espectáculo que dieron en su congreso, mostrando una incapacidad para la autocrítica y evidenciando una ausencia de principios, los perredistas no podrán más que llegar a acuerdos muy desleídos con sus antiguos adversarios, háganse o no en Chapultepec, ya que de persistir con algunos sectores del PRI en hacer una oposición irracional al nuevo gobierno, a sabiendas de que su proyecto era similar al de Fox, no harán más que pro-seguir en la pendiente por la que van.

9. El escenario para los mexicanos es por todo esto inédito y, a pesar de lo que muchos sostienen, se abren nuevas perspectivas para el país. Luego del derrumbe del viejo régimen no hay todavía una alternativa democrática, pero si los políticos de todos los partidos, anteponiendo sus intereses facciosos, insisten con las mismas viejas prácticas en negociarlo todo a espaldas de la ciudadanía, a fin de mantener muchos privilegios, existen muchos sectores de mexicanos que no están ya dispuestos a dejarlo todo en manos de los políticos profesionales.

10. La movilización de la sociedad constituye la única forma de impedir la recomposición del antiguo régimen y el reacomodo de los mismos intereses, y ese es un desafío para todos los mexicanos, no para el futuro sino para el presente: para hoy mismo.