JUEVES 27 DE JULIO DE 2000

Ť El propósito es que el estado sea escenario de la región y del mundo: Osorio


Comenzó en la capital de Quintana Roo el Festival Caribe Internacional

Ť Danzones de Cuba y México, programa con la sabrosura debida al genio de Gonzalo Romeau

Ť Tania Libertad refrendó su calidad y recibió las ovaciones más sonoras de la noche

Pablo Espinosa, enviado, Chetumal, QR, 26 de julio Ť Danzones, sudor, zancudos, canciones, danza, bailes de salón, fuegos de artificio, dos discursos, una orquestita sinfónica, el agrupamiento dancístico Contempodanza, Tania Libertad, un coro, dos acciones teatrales al aire libre. Todo esto de manera hilvanada, casi simultánea.

Así comenzó la noche del martes, en el punto más al sur de la República mexicana, el Festival Caribe Internacional.

Discurso largo y escasa paciencia

Los discursos: el director del Festival, Ramiro Osorio, estrena su retorno a México luego de su éxito como ministro de Cultura, de Colombia, con una frase de José Vasconcelos: ''Lo mejor de la cultura de México para el mundo y lo mejor de la cultura del mundo para México".

El propósito, anuncia, es que Quintana Roo, ''estado de promisión", sea a un mismo tiempo escenario del Caribe y del mundo. En medio de un jolgorio que confundía los abucheos con las palmadas, el gobernador Joaquín Hendricks tomó el micrófono enseguida para rubricar: ''La vocación para el turismo cultural del estado de Quintana Roo se reafirma con el Festival del Caribe Internacional", para esto enlista prontamente el patrimonio a enarbolar: ''Estupendas playas y un sol siempre generoso. Cuenta también con zonas arqueológicas que nos hablan de la grandeza de la cultura maya".

Alude de inmediato, en su discurso, al término de moda, la globalización que, urge Hendricks, debe convertirse, con los adelantos en las tecnologías de la comunicación y del transporte, ''en un diálogo y un acercamiento entre los pueblos".

En cuanto el discurso se alarga la paciencia del par de millares de quintanarroenses que conforman el público se acorta. danzon-caribe-jpg Finalmente la entonación del discurso cede el espacio sonoro, visual y celeste a una apoteosis de fuegos artificiales que en el cielo parecen seguir las danzas trémulas que en las bocinas luce la infaltable grabación en cinta, que siempre da a luz en los actos oficiales, del Huapango de Moncayo, apellido que una francesita de entre el público convierte de inmediato en un pedestre juego de palabras, en espancés, o franceñol: Mon Callo.

Declarada solemne la inauguración, la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Hidalgo (el estado que lleva el apellido de don Miguel) emprende un programa, titulado ''Danzones de Cuba y México", cuya eficacia, donaire, sabrosura y única sazón se deben al genio del maestrísimo cubano don Gonzalo Romeu, quien se pone al piano y se puso guapo con los arreglazos que ejecuta, mal, la orquestita que está a cargo de Fernando Lozano, otrora poderoso en cuanto sus amigos políticos estaban en altos cargos (el último de ellos, Oscar Espinosa Villarreal, está en serios aprietos).

''Y si Juárez no hubiera muerto...''

Danzones con orquesta junto al mar. Algunos de ellos subrayados por coreografías a cargo de Contempodanza, por bailadores de la vieja escuela, por un coro femenino, gineceo magnífico. A la finura de los danzones cubanos le suceden los colores chillantes de danzones mexicanos, chillones: ''Y si Juárez no hubiera muerto/ y si Juárez no hubiera muerto/ no hubiera ganado Fox", entona alguien entre el público y le pone letra apócrifa a aquel célebre danzón.

Tania Libertad aparece en escena y es recibida con un cariño a toda prueba. A pesar de ser malos los arreglos que le prepararon para que la orquesta se luciera, el oficio, las tablas y la calidad de Libertad se mantuvieron, como siempre, en alto. Fue ella quien recibió las ovaciones más sonoras de la noche entera.

El otro héroe, este anónimo, fue el maestro Gonzalo Romeu, ánima del ánimo que cundió entre el público. Al final, el gobernador Hendricks aceptó bailar un danzón que le solicitó una edecán: La Gioconda.