MARTES 25 DE JULIO DE 2000
Querida prudencia
* Luis Hernández Navarro *
El próximo gobierno comenzó a emitir señales sobre su visión del conflicto en Chiapas. Desgraciadamente, distan de ser positivas. En lugar de ofrecer a la sociedad y a los zapatistas un diagnóstico del problema y un camino de solución, Vicente Fox y su equipo han optado por propalar un conjunto de opiniones desarticuladas y contradictorias entre sí, marcadas por la frivolidad y la improvisación.
La puja por solucionar el levantamiento armado en el menor tiempo posible, el estado que guardan los contactos entre el EZLN y el futuro presidente, el incumplimiento de los compromisos electorales sobre distensión militar hechos durante su campaña y la negativa del PAN a retirar su iniciativa de reformas constitucionales sobre derechos indios distan de facilitar la creación de condiciones entre las partes favorable al diálogo.
La derrota del PRI no soluciona el conflicto, sólo crea un marco diferente para impulsar nuevas iniciativas de paz. El problema sigue allí. Es cierto que una parte de los actores son nuevos (el presidente y su gabinete) pero otros son los mismos de siempre (el Ejército, los caciques, los grupos de poder regionales, la Iglesia católica, las denominaciones evangélicas, el movimiento indígena, el EZLN). Pero la burbuja de optimismo que se vive en los medios intelectuales urbanos y las clases medias no existe en las comunidades indígenas, mucho menos en las de Chiapas. Para extenderla hacia pueblos y serranías hace falta mucho más que palabras y promesas; se requieren hechos que acrediten que hay una genuina disposición para negociar con los zapatistas la solución de las causas que originaron la sublevación.
Por eso resulta desafortunada y contraproducente la insistencia de Vicente Fox en acabar con un conflicto ancestral en 15 minutos, y la afirmación de Rodolfo Elizondo, coordinador del equipo de transición política, de que en un minuto se podría resolver el problema "si hay voluntad política". Asimismo, es desconcertante que el duranguense diga que Chiapas "aún puede esperar" mientras que Luis H. Alvarez asegura que se trata de un asunto "urgente y serio". ƑDe quién se requiere voluntad política: de Vicente Fox, del EZLN, de ambos? ƑSu solución es o no impostergable?
Obviamente, para resolver una guerra se necesita de disposición para hacerlo o de la presión de una fuerza superior a la de los contendientes capaz de obligarlos a concluir su disputa, pero ello no es suficiente. No basta con ofrecer a los rebeldes su reinserción en la vida civil, argumentando que se levantaron en armas en contra de un régimen que ya no existe. En Chiapas se requiere acordar e implementar con los alzados un conjunto de reformas nacionales y regionales que refunden el país sobre nuevas bases, que chocan con la plataforma programática del PAN. ƑEstá Vicente Fox dispuesto a negociar esas reformas y hacer a un lado el ideario del partido que lo llevó al poder?
ƑHay o no contactos entre Vicente Fox y el EZLN? Los colaboradores del futuro presidente no se ponen de acuerdo. Unos dicen que sí y otros que no, e, incluso, algunos más afirman sin el menor empacho, dependiendo del momento, las dos cosas. ƑPor qué tantas contradicciones? Ciertamente, el asunto es delicado, pero, precisamente por ello, se requiere congruencia. Los voceros panistas deberían ponerse de acuerdo en lo que informan a la opinión pública y no creer que las pláticas con ex asesores zapatistas son un acercamiento con los rebeldes.
Pero más grave que estos enredos es que el candidato triunfante ha renegado de ofertas electorales de replegar al Ejército y comprometerse con los acuerdos de San Andrés. Tan pronto se entrevistó con las fuerzas armadas condicionó el movimiento de tropas a un pacto de fondo con los zapatistas y le lanzó al Congreso la pelota de los acuerdos de San Andrés. Ni tardo ni perezoso, el senador del PAN, Gabriel Jiménez Remus, aclaró que su partido no pensaba retirar su iniciativa de reforma indígena, a pesar de que se opone a lo pactado entre el Estado mexicano y los rebeldes en febrero de 1996.
El hombre de las botas ha insistido en reunirse con el subcomandante Marcos. No ha dicho para qué quiere esa reunión, qué trataría en ella y cuáles serían los pasos a seguir después. Hace depender así, el futuro de una negociación, de un simple encuentro personal desvinculado de una agenda y una propuesta de paz.
En 1994 Ernesto Zedillo emprendió hacia Chiapas una ruta similar a la que hoy quiere seguir Vicente Fox: intercambio epistolar, compromiso verbal con la negociación y entrevistas personales con su representante. Ese camino desembocó, con el apoyo entusiasta de un procurador panista, en la ofensiva militar del 9 de febrero de 1995, en nombre del "estado de derecho".
Hace casi 90 años Emiliano Zapata descreyó, con razones de peso, de Francisco I. Madero. ƑPor qué habría de ser hoy distinto? Si el nuevo gobierno quiere construir con los rebeldes una relación confiable tiene que tener presente esa lección de la historia. Y porque un levatamiento indígena no se soluciona con el marketing electoral, necesita, además, un poco de una de las llamadas virtudes cardinales: prudencia, querida prudencia. *