DOMINGO 23 DE JULIO DE 2000
Ť Desde el 85 sobreviven en inmuebles en ruinas
En la Roma y la Doctores muchas familias siguen esperando vivienda
Susana González G. Ť Cumplen varios lustros de residir en construcciones condenadas a la demolición y que ya son inhabitables, según dictámenes del Gobierno del Distrito Federal, pero aunque están decididos a permanecer ahí hasta lograr una vivienda digna con facilidades de crédito, carecen de planes de emergencia para saber cómo actuar en caso de desastre.
ƑRutas de evacuación? ƑUbicación y señalamiento de zonas seguras? ƑSimulacros de sismos? Nada de eso conocen los vecinos de varios predios de las colonias Roma y Doctores, afectados desde el terremoto de 1985, y de ello responsabilizan a los funcionarios de Protección Civil de la delegación Cuauhtémoc que, aseguran, han hecho caso omiso a sus demandas de asesorarlos en la materia.
Mientras, en cada temblor sortean las dificultades de escapar como pueden, entre pasillos y escaleras estrechos, muros que al paso del tiempo se han desgajado o que tienen cuarteaduras tan largas que los dividen en dos, así como edificios colindantes más altos que se recargan sobre la ya de por sí deteriorada estructura de sus viviendas.
"De aquí no vamos a salir hasta que las autoridades nos resuelvan, estamos decididos a morirnos en la raya, porque no tenemos otro lugar dónde vivir", asegura José Luis Amieva, representante de las 18 familias, la mayoría dedicadas al comercio ambulante, que habitan en la vecindad ubicada en Zacatecas 149-bis, colonia Roma.
Refiere que "trámites van y vienen" pero con ninguna administración han podido concretar la compra del predio, lo que les permitiría echar abajo las viviendas y edificar nuevas. Y así, mientras continúa su espera "cada vez se acentúa más el deterioro del inmueble, nuevas grietas aparecen o se hacen más profundas, y nosotros, cada uno de acuerdo con sus posibilidades, tratamos de colocar trabes y castillitos para apuntalar la construcción, pero sabemos que las grietas ahí están y que cualquier temblor es fatal para nosotros".
Quince años están por cumplirse del terremoto que destruyó decenas de edificios en el centro de la ciudad, y los sobrevivientes que aún habitan las vecindades dañadas no han recibido asesoría para saber cómo actuar en casos de emergencia:
"Hemos metido muchas solicitudes en la delegación Cuauhtémoc para que personal de Protección Civil nos asesore y nos indique cuáles son los lugares de menor riesgo, pero nunca han venido", acusa Amieva.
Un pasillo largo que se bifurca al fondo conecta todas las viviendas de ese predio; a muchas de éstas sólo puede accederse por una escalera con escalones de apenas 20 centímetros de ancho, así que "difícilmente todos los vecinos alcanzan a salir si se registra un sismo como el del viernes".
En San Luis Potosí 215, cerca de la avenida Insurgentes, el acceso a las casas de ocho familias es también por un estrecho y largo pasillo, cuyo techo era reforzado hasta hace poco por unos polines que de la noche a la mañana desaparecieron; los vecinos dicen que en caso de derrumbe la entrada quedaría bloqueada y estarían imposibilitados para escapar.
Pero no sólo los sismos son los responsables del deterioro de estas viviendas, también la lluvia y el paso del tiempo han dejado su huella: la mitad de las más de 20 moradas que existían en la calle de Doctor Liceaga 66, se vinieran abajo, y en marzo pasado una familia se quedó sin techo. Ahí, los vecinos cuentan al menos con espacios abiertos adónde salir en caso de temblor, pero están obligados a vivir en medio de basura, cascajo y con drogadictos de la colonia que han hecho del lugar su guarida.