DOMINGO 23 DE JULIO DE 2000

Ť Fueron exhumados de la fosa común de San Francisco del Mar, Oaxaca


Repatrian a Guatemala a los 22 migrantes muertos en naufragio

Ť Se presentan un cónsul de ese país y familiares después de diez días de ocurrido el accidente

Guadalupe Ríos, corresponsal, San Francisco del Mar, Oax., 22 de julio Ť En presencia de algunos familiares de las víctimas y del vicecónsul de Guatemala en Comitán, Walter Octavio Minera Mirada, hoy se inició la exhumación y repatriación de los 22 guatemaltecos indocumentados que fallecieron hace diez días al naufragar la lancha en que viajaban y que el gobierno del estado decidió inhumar en una fosa común.

El diplomático anunció que la cancillería de su país pedirá al gobierno mexicano una investigación profunda de los hechos para que el lanchero que conducía la nave sea detenido y castigado.

"Tenemos reportes de que se salvó del naufragio y está en una localidad del estado de Chiapas, pediremos que se investigue y se le aplique la ley por este crimen, fue una gran irresponsabilidad llevar a tanta gente y no proporcionarles ni siquiera un chaleco salvavidas", dijo.

Interrogado acerca de por qué no acudieron de inmediato al llamado de las autoridades mexicanas para repatriar los cadáveres, lo que motivó la inhumación de las víctimas en una fosa común, explicó que "buscamos a los familiares, no logramos el contacto inmediato... viven en una zona alejada y de difícil acceso, además dieron el nombre de San Rafael y hay dos municipios con ese nombre... no fue desinterés, teníamos que estar seguros de que eran guatemaltecos y quiénes eran los parientes", dijo.

"La prueba de la preocupación del gobierno guatemalteco por sus connacionales es que estoy aquí con los familiares para ayudar a regresar los cuerpos a nuestro país", se justificó Minera Miranda.

El vicecónsul sostiene que su gobierno puede ahondar, "en otro momento", sobre mecanismos para desalentar el paso de indocumentados guatemaltecos a territorio mexicano, que hoy se da sin mayores complicaciones a través de Tecún Umán, Talismán o La Mesilla por citar algunos puntos.

"No es que haya gran facilidad... mire el resultado... la gente cree que Estados Unidos es una mina de oro y se dejan engañar por 'guías o coyotes' insensibles y de bajos sentimientos... recomiendo a mis paisanos que no salgan, que actúen con más responsabilidad y más conciencia".

Identificados por la comisión de guatemaltecos que arribó junto con el vicecónsul, los cuerpos de las víctimas fueron preparados para su traslado y colocados en nuevos ataúdes herméticos y conducidos en tres camionetas rentadas por los deudos a una empresa funeraria.

Las personas muertas son Juan Gaspar Matías Diego, Micaela Diego Pascual, Agustín Matías Pascual, Juan Miguel Francisco, Juan Francisco, Francisco Juan, Rosa Pablo, Catarina José Pablo, Raúl Méndez Andrés, Diego Baltazar Francisco, José Matías, Alfredo Andrés Matías, Maro Juan, José Diego Andrés y Hugo Domingo Matías, el supuesto traficante de indocumentados.

"Se llamaban así porque la comunidad indígena adopta los nombres por herencia", explica y aclara que los gastos para el traslado de las víctimas correrán a cuenta de los propios familiares, pues "nos pidieron apoyo para tramitar la exhumación y repatriación de sus familiares, no apoyo logístico... eso se verá más adelante".

Las historias se repiten

Un joven de 22 años perdió todo: a su madre, su padre y a su hermano, a otro más se le fueron el hijo y la nuera juntos, pero todos tienen claro que la realidad no se detiene allí.

Firme ante el dolor, con los surcos del trabajo campesino en la sien y la sabiduría en el corazón, Andrés Méndez Pascual, indígena del poblado de San Miguel Acatán Huehuetenango, padre de Raúl Méndez Andrés, una de las víctimas, explica que "la pobreza obliga a muchos a probar su suerte y la suerte manda".

"Mi hijo tenía 17 años, era estudiante de segundo básico, no podía mucho con la escuela, le entró la inquietud y agarró carreta para ir allá (a Estados Unidos)... probó su suerte y le tocó la mala... por ir con sus hermanos..."

Dos hijos de don Andrés viven desde hace diez años en Alabama, desde allá envían dinero a su familia y ofrecieron a Raúl recibirlo "con los brazos abiertos", pero ahora "me llamaron y les dije que ya está muerto... ahora uno de mis hijos vino a recoger a su hermano".