DOMINGO 23 DE JULIO DE 2000
Ť Las computadoras no se comen; la gente se muere, responde Jubileo 2000
Promete ayudar el G-8 a que países pobres venzan rezago tecnológico
Ť Integrarlos al Internet, plan de naciones ricas Ť Abaraten medicinas, pide Médicos sin Fronteras
Afp, Ap, Dpa y Reuters, Nago, Japón, 22 de julio Ť Las siete naciones más industrializadas del mundo, el Grupo de los Siete (G-7), y Rusia, reunidas en la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8), firmaron hoy la Carta de Okinawa, documento en el que oficialmente se comprometen a ayudar a las naciones en desarrollo a vencer sus rezagos tecnológicos para que se integren plenamente al uso del Internet y otros adelantos, lo que les permitirá reducir sus costos y contribuirá a que se integren a las economías mundiales.
"Las naciones que tengan éxito al aumentar su potencial en el área de la tecnología de la información, pueden esperar una rápida superación de los obstáculos convencionales del desarrollo en la infraestructura", se afirma en el documento firmado por los jefes de Estado y de gobierno de Estados Unidos, Japón, Italia, Gran Bretaña, Francia, Canadá y Rusia.
Tras la noticia de la firma de la Carta de Okinawa, voceros del grupo colectivo Jubileo 2000, que pugna por la condonación de la deuda externa de todas las naciones pobres, dijeron que el énfasis que ponen los líderes de la cumbre en cerrar la brecha digital es una farsa.
"No podemos comer computadoras. La gente se está muriendo", comentó el representante africano de Jubileo 2000, Kewesi Owusu.
El gobierno japonés anunció este sábado que otorgará 15 mil millones de dólares en ayudas para países pobres, destinadas a mejorar sus sistemas informáticos, y otros 3 mil millones de dólares que se destinarán a la compra de medicamentos contra enfermedades infecciosas como el sida y la malaria, que azotan a las naciones menos desarrolladas del planeta.
La organización Médicos sin Fronteras, ganadora del Premio Nobel de la Paz del año pasado, dijo que la iniciativa japonesa es positiva, pero aseguró que sería más útil que las naciones ricas adoptaran medidas para abaratar los medicamentos que ellas mismas producen, para que los pobres tuvieran acceso a ellos.
Sobre la consigna de esta conferencia, que pretende pasar a la historia como la "cumbre del desarrollo", según sus organizadores, el primer ministro británico, Tony Blair, y el presidente francés, Jacques Chirac, declararon por separado que esperan que documento final del encuentro, que será publicado este domingo, estará más comprometido con las promesas que se hicieron en la reunión que se celebró el año pasado en Colonia, Alemania, de aligerar las deudas de los países más pobres.
El proyecto tratará de condonar las deudas externas, o dar mayores facilidades de pago, a los 40 países más pobres y endeudados del mundo, a los que se exige hacer una serie de reformas y cumplir ciertas condiciones para ser beneficiados.
Trascendió que durante la cena de este sábado, los líderes del G-8 rindieron un breve homenaje al presidente estadunidense, Bill Clinton, quien asiste a su última cumbre de los ocho.
El primer ministro canadiense, Jean Chretien, propuso un brindis en honor del emocionado mandatario, a quien elogió como "un gran líder para todos nosotros y un gran presidente".
Asimismo, los líderes mundiales que asisten a la conferencia internacional dijeron estar "muy impresionados" por el presidente ruso, Vladimir Putin, quien asiste a su primera cumbre del G-8.
"Me sentí extremadamente impresionado por sus conocimientos y la forma como articula sus posturas", opinó Chretien, mientras que el canciller federal alemán, el socialdemócrata Gerhard Schroeder, aseguró que Putin fue "brillante" durante su visita de la semana pasada a Corea del Norte, en donde logró que el enigmático dirigente norcoreano, Kim Jong II, hablara con él sobre los planes misilísticos de su país.
Putin había asegurado que aprovecharía la cumbre para proponer que se condone la deuda que Rusia adquirió durante la época soviética, a cambio de implementar una serie de medidas y ajustes económicos, pero hasta ahora no sugirió esta posibilidad en la reunión, si bien se dio tiempo para explicar con todo detalle las reformas que planea adoptar su gobierno.
El mandatario ruso también provocó sorpresa entre los gobernantes que asisten al encuentro cimero, al apoyar una condena de todo el G-8 al gobierno del presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, con lo que rompió la tradición rusa de apoyar incondicionalmente al Ejecutivo serbio de la República de Yugoslavia.