DOMINGO 23 DE JULIO DE 2000
Ť Dirigente patronal
Desde 1994, "cero" politica de fomento industrial: Eguiluz
David Zúñiga Ť A unos meses de que acabe el sexenio, la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (Secofi) pretende crear la imagen de que sí hubo apoyo a las empresas mexicanas; sin embargo, desde 1994 la política industrial ha sido "cero: cero apoyo, cero financiamiento, cero interés de las autoridades. Llevamos seis años de sequía", lo que ha derivado en "sueldos de hambre".
Además, "de los casi 3 mil programas de apoyo a micro, pequeña y mediana industrias, cero son funcionales", sostiene Helios Eguiluz Adam, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria del Juguete, AC (Amiju), una de las ramas productivas más amenazadas por la entrada de China a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Según Eguiluz, cuando estalló la crisis de 1994-95 debió suspenderse la apertura comercial para permitir que la industria se recuperara, en lugar de golpearla más con la entrada de importaciones. Antes de la apertura, recuerda, había 360 empresas jugueteras mexicanas; para 1994 sumaban unas 130 y en la actualidad sólo quedan 47 de capital nacional (un tercio son microindustrias y el resto medianas).
La apertura, recapitula, fue irrestricta, desordenada, sin plan a corto, mediano ni largo plazos, e "ingenua", pues se pensó que habría reciprocidad.
Considera que la entrada de China a la OMC es inminente; por ello, "si se quiere que la industria mexicana sobreviva" deben renovarse todas las cuotas antidumping, eliminar todas las excepciones y facilitar el financiamiento a través de la banca comercial y de desarrollo.
La diferencia de costos entre China y México es tan grande que eliminar las restricciones a los productos de ese país haría cerrar a 90 por ciento de las industrias mexicanas que, en el mejor de los casos, se volverían importadoras y distribuidoras.
Es decir, abundó, México "pasaría de ser una economía subindustrializada a una de comercio porque no valdría la pena producir nada".
China concentra 60 por ciento de la producción mundial de juguetes. Su gobierno subsidia las materias primas y la mano de obra, que es muy barata (en promedio, seis dólares a la semana); ofrece apoyo fiscal a las empresas europeas, australianas, japonesas y estadunidenses que se establecen ahí.
Los propios fabricantes de Estados Unidos, añade, reconocen que producir juguetes en cualquier lugar que no sea China "es una tontería".