DOMINGO 23 DE JULIO DE 2000

Colombia, Estados Unidos, América Latina

 

* Guillermo Almeyra *

En el día nacional colombiano corresponde preguntarse cuáles peligros amenazan la independencia y la estabilidad de ese país.

En primer lugar, el papel estratégico de Colombia la pone en la mira de Estados Unidos: es un país andino, con fronteras con Ecuador (el eslabón más débil de una cadena ya de por sí débil que incluye, además de Colombia, a Bolivia y Perú, en los cuales crece una poderosa oposición social), pero es también un país caribeño, esencial para controlar la zona. Sobre todo, tiene grandes y conflictivas fronteras con Venezuela, uno de los grandes abastecedores de petróleo para Estados Unidos, que conoce hoy la incógnita de un gobierno nacionalista y que declara ser "bolivariano", es decir, partidario de la constitución de un bloque independiente de Estados latinoamericanos contrapuesto a Estados Unidos.

Ese papel estratégico determina toda la política estadunidense: desde sus instalaciones en Panamá, supuestamente para combatir el narcotráfico, hasta sus intervenciones en la política colombiana y en el reforzamiento del ejército y de los paramilitares en ese país, para terminar con la preparación de un posible ataque militar a partir de las bases castrenses semisecretas como la de Manta, creada en Ecuador en abierta violación a la soberanía de ese país y mediante las negociaciones con diferentes gobiernos latinoamericanos para poder contar con su apoyo y hasta con su participación en un fuerza militar conjunta. Conviene, al respecto, recordar las ofertas del ex presidente argentino Carlos Menem de envío de tropas a Colombia y la entrevista concedida al diario Clarín de Buenos Aires por el vencedor en las recientes elecciones mexicanas, en la cual declaró que dejaría de lado la doctrina Estrada de no intervención siguiendo el camino menemista.

Conviene recordar igualmente los intentos de crear una fuerza militar de intervención rápida de la OEA y la integración argentina a la OTAN, que podría dar la base y el pretexto para una intervención colectiva de Estados Unidos y de sus servidores en cualquier parte de nuestro continente.

ƑExiste una capacidad de resistencia latinoamericana a esas amenazas contra Colombia, contra el pueblo ecuatoriano que busca liberarse y recurre, también, al "bolivarismo", y contra el pueblo venezolano? ƑQué fuerza tiene, si es que existe, la identidad latinoamericana?

América Latina era mucho más "una nación fragmentada" en la época de la Colonia y de las luchas por la independencia ųla de Bolívar y San Martínų que ahora, del mismo modo que el mundo árabe era mucho más "una nación fragmentada" bajo el dominio colonial que en la actualidad.

El desarrollo, con la independencia, de clases dominantes locales ligadas al capital financiero mundial y de mentalidades nacionalistas y, sobre todo, el auge de los regionalismos particularistas y de los nacionalismos provocados por la mundialización han reducido las tendencias político-culturales y los márgenes para la unificación cuando, paradójicamente, las posibilidades de realizar integraciones son mucho mayores que en la época de la Independencia.

El sueño de Bolívar y del socialista argentino Manuel Ugarte, e incluso los nacionalismos y latinoamericanismos deformados a la Perón, fueron sustituidos por una política de los gobiernos y de los establishments latinoamericanos de alineamiento con el capital financiero y, por ende, con Washington.

El debilitamiento de las izquierda latinoamericanas contribuyó a reforzar la hegemonía de la cultura y la visión del mundo imperiales. Queda, por supuesto, un sustrato común, se vibra conjuntamente con la música y, en parte, la literatura, o en los campeonatos mundiales de futbol (en los locales o continentales se desarrolla en cambio el chovinismo), pero todo queda ahí. Incluso el apoyo a Cuba se ha debilitado en los medios populares como consecuencia de los efectos de la política del capital financiero mundial, que han sido terribles en lo que respecta al crecimiento de la pobreza, con su secuela de ignorancia, provincialismo, chovinismo y de revolución conservadora que hace que los más pobres apoyen a las peores derechas.

Si en cada país no hay una identidad nacional y si las mismas identidades parciales están bajo fuerte ataque, menos aún hay una identidad latinoamericana. Esta no puede ser construida si no se construye en cada país una izquierda digna de es nombre, que luche contra la xenofobia y enseñe a pensar colectivamente. Esa podría ser, a más largo plazo, la principal fuerza con que podría contar el pueblo colombiano, que está enfrentando una amenaza a corto plazo. *

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