DOMINGO 23 DE JULIO DE 2000

* La Nueva Izquierda habría planeado renunciar


"Me dieron golpe de Estado", reclamó García Medina

* Más diferencias entre el grupo de la presidenta perredista y Robles

Mireya Cuéllar * Amalia García no podía disimular su irritación. Dirigiéndose a Jesús Zambrano le reclamaba en voz alta: "Me dieron golpe de Estado en la comida... ustedes y Rosario Robles". El ustedes, estaba dirigido a los Chuchos.

Y es que Rosario Robles, Lázaro Cárdenas Batel, Ramón Sosamontes, Laura Itzel Castillo, Jesús Ortega y Jesús Zambrano habían comido juntos en un restaurante de comida gallega en las inmediaciones de Insurgentes y Xola. El encuentro se concretó en los pasillos del salón donde sesiona el Consejo Nacional del PRD desde el viernes pasado. El debate matutino parecía conducir al naufragio. Otra vez las acusaciones respecto a quién tenía mayor responsabilidad en la derrota: el Comité Ejecutivo Nacional o el comité de campaña de Cuauhtémoc Cárdenas. Y para colmó, un grupo de militantes zacatecanos acababan de dar portazo para entrar al pleno y exigir la renuncia de Amalia García y de toda la directiva.

Carlos Imaz había presentado una propuesta muy concreta que, en la dinámica que llevaba el debate, parecía perderse: formar una comisión "amplia y representativa" que prepare y organice el congreso; "prefigure" el nuevo PRD y por lo tanto se conforme no sólo por miembros del consejo, sino también por personalidades que no forman parte de las instancias directivas pero que tienen un papel relevante en la vida social, política o intelectual.

La propuesta llevaba las firmas de la jefa de Gobierno, de Lázaro y Cuauhtémoc Cárdenas Batel, Leonel Godoy... y un grupo que se ha aglutinado en torno al ex candidato presidencial y Rosario Robles. También iba acompañada de una autocrítica:"falló el partido en su conjunto, su dirección nacional, pero también sus representantes estatales y municipales y el comité de campaña...". Carlos Imaz estaba tendiendo un puente. Y empezó el cabildeo. "Hay que reconducir el consejo", dijo Robles a Jesús Ortega y Jesús Zambrano. Era más de mediodía y la presidenta del partido, Amalia García, no se había aparecido por la reunión. "Está preparando un documento", era la explicación.

Ya en la comida se afinó la estrategia. Jesús Zambrano y todos los miembros de Nueva Izquierda presentarían su renuncia voluntaria al comité. Sería un gesto público, asumiendo la parte de responsabilidad que les toca en la derrota. Después, Rosario Robles les haría un reconocimiento "por su gesto", no se trataba de que alguien renunciara, se debía ver al futuro; preparar el congreso para los primeros meses del próximo año y que en él se decidiera el futuro del actual comité, que por supuesto no llegará al 2003.

Reiteró entonces la propuesta que ya había hecho Imaz, que el CEN convoque a la formación de una comisión, la cual tienda puentes con la sociedad y trabaje en la elaboración de un proyecto para refundar el partido.

A las cinco de la tarde, cuando finalmente Amalia García apareció por el salón donde el consejo iniciaba su sesión, las cosas tomaban un nuevo giro. Informada, para entonces, de lo que había ocurrido en su ausencia, vinieron los reclamos. "Yo la estuve buscando toda la mañana", fue la explicación de Robles.

Reinició el turno de oradores y el diputado Pablo Gómez hizo caer en cuenta de las "cosas pequeñas" que se estaban discutiendo cuando era necesario entrar a las definiciones políticas. Irónico, pidió que ya dejaran de denigrarse unos a otros, en una "fórmula para purificar la acción propia", si al final de cuentas todos seguirían en el partido.

"No vengamos a llorar, Ƒquién de ustedes pensaba en enero que sacaríamos el 40 por ciento de la votación?, Ƒquién de ustedes no sabía que no íbamos a lograr la Presidencia?, Ƒquién de ustedes no sabía que si las elecciones hubieran sido dos meses antes hubiéramos sacado no 19, sino 11 por ciento de la votación?". Entonces los convocó a superar la crisis, a "reformarnos nosotros mismos".

Vendría después el turno de Jesús Zambrano. "Carlos Navarrete permitió el acceso de los reporteros gráficos al salón. Espero que también les permitas la entrada cuando me toque a mí", le espetó la presidenta del partido en un tono de voz lo suficientemente alto como para que la escucharan varios consejeros.

Zambrano hizo lo acordado. Habló de la necesidad de una refundación y en medio de su amplio discurso soltó algo que pareció un anuncio: "La corriente que estamos formando en esta nueva situación del partido quiere algo distinto para el PRD, y que si el PRD se refunda, también sus corrientes deben refundarse, redefinirse, dejar de ser lo que hasta hoy han sido, aquí estamos con nuestra actitud, dejando clara muestra de esta situación".

La respuesta del grupo de Amalia García llegó en voz del oxaqueño Eloí Vázquez, quien en tono beligerante se adelantó a objetar la propuesta que haría posteriormente Rosario Robles. Se manifestó en contra de que después del congreso se elija una nueva dirección porque la discusión programática será contaminada por lo electoral. Debemos tener un "congreso deliberativo, dejemos a la directiva actual que concluya su periodo".

Amalia y Rosario

Tras él, fue la jefa de Gobierno capitalino hasta el podio. Antes de iniciar su discurso convocó a los medios de comunicación a entrar al salón ųel acceso había estado vetadoų y nadie de sus correligionarios se atrevió a contradecirla. Y marcó la pauta: "Debemos dejar de debatir por qué perdió el partido, la pregunta es Ƒcómo podemos ganar otra vez la confianza de la sociedad?, Ƒqué sigue?, Ƒcuáles son ahora las tareas políticas?".

El problema del PRD no es de estatutos, sino de reconstrucción, de conceptualización respecto a su papel en una sociedad en la que hay profundas desigualdades sociales. Aclaró que lo que estaba ocurriendo en el partido ųhay quienes la candidatean como la próxima presidentaų "no es una competencia entre Amalia y Rosario", quienes lo piensan así "están equivocados".

Amalia García abandonó entonces su lugar en la mesa que conducía el debate, para ir al atril y tomar la palabra. Primero ofreció una explicación no pedida: Rosario Robles y yo "hemos platicado, somos amigas". Después dijo que en el PRD "tenemos la capacidad de reconocer las capacidades, las cualidades, los valores de cada quién". Y se felicitó por llegar al consejo "en donde podemos valorar estos liderazgos".

En el salón todo era revuelo. Varios consejeros no entendían lo que estaba pasando. Uno de ellos intentaba explicar: Amalia se negó sistemáticamente a reconocer errores. ƑPor qué los chuchos rompieron con ella?, era la pregunta. Y la respuesta: no quiso entender... está al margen.