VIERNES 21 DE JULIO DE 2000

* Manuel Cruz compiló el volumen de ensayos Pensar en el siglo 


El pensamiento progresista, de tan  radical, a veces raya en el nihilismo

* La caída del sueño socialista deja un profundo estupor, cercano a la desazón, dice el filósofo
* Valorar la democracia es uno de los elementos que la izquierda necesita reconsiderar, sostiene

Angel Vargas * El final del siglo XX deja a amplios sectores del pensamiento en una situación de profundo estupor que, incluso, raya en la desazón, resume el filósofo español Manuel Cruz.

Y abunda: ''Hay una cosa que no podemos olvidar, y es que uno de los sueños históricos más ambiciosos, ese proyecto que intentaba cristalizar toda la circular tradición emancipatoria de la humanidad, el socialista, se ha soldado con un fracaso. Eso lo empezaban a percibir algunos intelectuales después de la Segunda Guerra Mundial.

''Los autores de la escuela de Francfort percibieron una tendencia que 30 años después estalló con toda su fuerza: el ocaso del viejo sujeto revolucionario. Creo que eso, de alguna manera, es lo se debe tener presente cuando uno analiza filosofías muy próximas a nosotros.

''Esta consciencia del fracaso, esta insistencia en los elementos más desorientadores es algo que está ahí, que el pensamiento filosófico ha subrayado mucho y creo que ha hecho bien en hacerlo. No critico eso; lo que digo es que ése no es un lugar para quedarse a vivir, pero por el que sí hay que pasar. Hay que ser extraordinariamente autocríticos.

''Creo que el pensamiento progresista a veces se hace radicalmente autocrítico, hasta la frontera del nihilismo. En todo caso, éste es un territorio que se debe atravesar, no un lugar para quedarse a vivir."

Con su colega italiano Gianni Vattimo, Manuel Cruz es compilador del libro Pensar en el siglo, editado por Taurus y en el cual se recogen ocho textos con análisis y reflexiones de filósofos de ambas nacionalidades acerca de lo que ha sido esta centuria que finaliza, así como las expectativas para el próximo milenio.

Estrecho margen de maniobra

Desde España, el catedrático de la Universidad de Barcelona habla sobre lo obligatorio que resulta, de cara al inminente siglo XXI, cambiar de metáforas: las maneras de hablar que han dominado durante mucho tiempo y que empecinarse en mantenerlas sólo puede generar confusión.

''Pongamos por caso el discurso progresista, no necesariamente por la izquierda política. El de la modernidad, el de la Ilustración fue un discurso progresista en el sentido del convencimiento de que existía un horizonte histórico al que tendíamos y el que, además, implicaba una mejora del mundo. Creo que esa forma de plantear las cosas, ese funcionar con el convencimiento tácito de que de una u otra manera iremos mejor, debe cuestionarse; no es forzoso que vayamos mejor. Estamos obligados a pensar con otras metáforas y, a la mejor, la del progreso inevitable ya no nos sirve", explica.

''Si tuviera que resumir lo haría así: lo que urge es tener la suficiente flexibilidad mental como para pensar con nuevas categorías y nuevas metáforas. Categorías, por ejemplo, como la democracia misma. Uno de los elementos que la izquierda tiene que reconsiderar es su valoración de la democracia. Durante muchos años del siglo XX, la izquierda se enredó o se empantanó en una distinción entre democracias material, formal, política, etcétera, que le hizo no valorar adecuadamente las enormes virtualidades de progreso que tenía el sistema democrático, y eso la izquierda lo tiene que replantear.

''Se tiene que ser más exigente, pero no desdeñoso con los mecanismos de representación política. Probablemente no estemos en condiciones de desdeñar la democracia formal, porque no tenemos otra, así de simple. Seguro, porque en muchas ocasiones los otros modelos de democracia, la directa, la popular, no podemos cerrar los ojos a la evidencia de que han provocado auténticos horrores en este siglo."

Manuel Cruz subraya que el avance de la derecha en el mundo es inseparable de las transformaciones que éste ha tenido: ''El fracaso de la revolución ha provocado que las izquierdas se replanteen su estatuto y sus expectativas. Ese es un elemento absolutamente fundamental. Es evidente que hay una diferencia clarísima entre la izquierda de hoy y las que nos precedieron. El margen de maniobra que tiene la actual es muy estrecho.

''Es obvio que ni siquiera se puede soñar con una quiebra total de las relaciones económicas vigentes. Esa es una situación de la que sin duda la izquierda debe partir, porque si no lo hace, no conseguirá nada. Será una izquierda puramente testimonial."

Izquierda con política de derecha

Otro factor mencionado por el estudioso para explicar ese debilitamiento, es que en muchos momentos del pasado reciente la izquierda se ha visto en la obligación histórica, entre comillas, de llevar a cabo políticas de reforma que en realidad le competían a la derecha:

''Emprendió esas reformas porque no tenía más remedio. Por ejemplo, liberalizar el mercado en países que aún conservaban cargas populistas del pasado muy fuertes. Esas transformaciones han hecho que la imagen de la izquierda se debilite y que las personas opten por elegir directamente a la derecha y no a una izquierda que hace política de derecha. Eso es algo que sin duda ha ocurrido prácticamente en todos los países del mundo,"

El filósofo español, en otro orden, sostiene que durante gran parte de nuestra centuria la hegemonía del pensamiento filosófico se la repartieron tres tradiciones: la marxista, la analítica y la fenomenológico-hermeneútica-existencialista. Aunque agrega que esta especie de equilibrio se quebró en los últimos años con el declive del marxismo.

''Durante una parte del siglo XX ?apunta? lo característico de esas tradiciones era que pretendían ser autosuficientes. Hoy cualquiera de ellas ha constatado que no puede serlo y que tiene que irse a una especie de nuevo modelo de filosofía que articule, sintetice, haga dialogar a las tres."

Acerca de Pensar en el siglo, comenta Cruz que la selección de los autores participantes (Gabriel Albiac, Rafael Argullol, Victoria Camps, Giacomo Marramao, Emanuele Severino, Gianni Vattimo, Salvatore Veca y él mismo) obedeció a la característica común entre las filosofías española e italiana de no contar con una tradición propia, lo cual las convierte en cajas de resonancia adecuadas para poder comprender lo que ha sido la filosofía del siglo que está por fenecer.