VIERNES 21 DE JULIO DE 2000
* Coaligarse obstruyó la capacidad de decisión de la directiva, señala
La alianza, error táctico del perredismo, dice Valenzuela
Matilde Pérez U. * La derrota en los pasados comicios fue por errores tácticos en la fase prelectoral y una falta de estrategia para mantener y fortalecer la posición ventajosa que se obtuvo en 1997; las respuestas que se dieron en la coyuntura electoral fueron desarticuladas y débiles. Además, la alianza con otros partidos políticos obstruyó la capacidad de decisión de la directiva nacional del PRD, evalúa Camilo Valenzuela, quien en el proceso interno de determinación de las candidaturas a diputados y senadores creó la corriente Red de Izquierda Revolucionaria.
''Carecemos de lineamientos estratégicos para cada periodo, estamos sumidos en una dinámica inmediatista y electoralista'', dice, y su crítica se extiende a la directiva nacional porque ''no logró la cohesión que exigía la disputa electoral, ni se deshizo de las prácticas negativas de corrientes que se convirtieron en facciones; priorizó aspiración e interés sobre las necesidades de dirección política hacia la sociedad y el partido''. Además, el perredismo no pudo ''remontar el proceso traumático de la anulación del proceso de elección interna'' (marzo de 1999).
Sin embargo, Valenzuela trata de equilibrar sus señalamientos. ''La dirección nacional no pudo desarrollar toda su capacidad de decisión debido a la alianza con los otros partidos políticos. Ese proceso volvió más complejo el esfuerzo de la conducción del PRD''. El resultado final de esa coalición ''flaca'' no hizo grandes aportaciones, se mantuvo para continuar con la ''imagen de que había una vocación por unificar las fuerzas para enfrentar al PRI''.
Esa sacudida del 2 de julio no debe llevar a tomar decisiones precipitadas de exigir la renuncia del actual CEN; antes de ese cambio hay que iniciar el proceso de reforma profunda para ''redimensionar las fuerzas internas y lograr que sea un partido organizado, de militantes y de cuadros, no resultado de una afiliación amorfa que da la impresión eterna de que somos como un autobús al que pueden subirse y bajarse a su antojo''.
Los perredistas, dice, deben tomar la decisión de ''liberarse del manejo faccioso de las corrientes, que se han convertido en grupos de poder que disputan posiciones internas y cargos de representación popular. Se hizo a un lado el objetivo de darle a la sociedad el instrumento que necesita para llevar la alternancia más allá del cambio del presidente de la República''.
Valenzuela considera que debe normarse la existencia de las corrientes internas, no hacerlo será ''sólo lograr cambios parciales y dejar que la vida interna del PRD sea determinada por el predominio de un juego faccioso que impide que el partido responda a los retos para los que se creó y que la sociedad reclama''.
Esas nuevas reglas, insiste, tienen que ''combatir las decisiones extralegales, todos deberán apegarse a ellas, incluyendo los liderazgos más fuertes, los cuales también deben subordinarse a las instancias colectivas, de lo contrario, el PRD no será un verdadero partido democrático''.
Se necesita un partido que sea sujeto político que no esté subordinado a los liderazgos para poder impulsar la opción democrática que lleve a una alternancia más allá del PRI y del PAN, subraya.
El actual PRD, alejado del movimiento social, ''no es el partido que queremos'', señala.