VIERNES 21 DE JULIO DE 2000
* Cárdenas, en una directiva de transición, sugiere
Renuncia del comité de Amalia García, propone Garavito
* No se trata de "cortar cabezas", pero sí de soltar amarras
Andrea Becerril * El punto de partida para la refundación del PRD, para convertirlo en la organización de izquierda moderna y democrática que necesita el país, es la renuncia inmediata del actual comité ejecutivo que encabeza Amalia García, a fin de dar paso a una directiva de transición encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, planteó la senadora Rosa Albina Garavito.
La propuesta la formalizó ayer mismo al pleno del cuarto Consejo Nacional perredista, en un documento en el que advierte que el PRD le falló ya dos veces a la sociedad: la primera durante el criticado proceso interno de marzo de 1999 y, después, el 2 de julio.
No se trata de "cortar cabezas, pero si no queremos terminar en una fuerza marginal y testimonial, regresemos el partido a la sociedad, no hay otra manera de renovarnos", puntualizó.
De ahí la necesidad de "soltar las amarras del partido" y conformar una dirección de transición, a cargo de Cárdenas y en la que participen también "los mejores cuadros de la lucha por un México justo, moderno y democrático, sean o no militantes del PRD".
Y "si en nuestro partido esos cuadros se agotaron, se viciaron, por fortuna el país ha seguido produciéndolos", agrega, y precisa luego que aquéllos se encuentran en las luchas sindicales, por la autonomía y los derechos indígenas, por una educación laica, por la tolerancia y el respeto a la sociedad.
En entrevista con La Jornada, Garavito advierte que Cárdenas es la única personalidad con la autoridad moral necesaria y reconocida para ponerse al frente de una directiva de transición, que organice el nuevo congreso. "Si no lo hacemos, todo va a quedar en pequeños cambios que no modifican nada".
Ha habido, agrega, "una autocomplacencia, un conservadurismo y una falta de autocrítica realmente lamentables. Frente al desafío que tenemos, pareciera que lo que se está cuidando son pequeños cotos de poder, en lugar de pensar en la tarea enorme de construir un proyecto de izquierda democrático y moderno".
Contendiente en el proceso de marzo de 1999 por la dirección del PRD ųfrente al que asumió una postura crítica en todo momento, que incluyó la exigencia de que nadie que hubiera participado en el mismo lo hiciera en la planilla de unidad que se conformó después, para dar salida al conflictoų, Garavito renunció el martes como integrante del Consejo Nacional, y ayer demandó la dimisión en pleno del CEN perredista.
Es una exigencia ųexplica en entrevistaų producto de una reflexión que inició después de los resultados del 2 de julio, de "la estrepitosa caída electoral del PRD", y de la que sacó como conclusión que en la costrucción del partido cada quien aportó "lo que trajo bajo el brazo", pero "a excepción del liderazgo y la autoridad moral de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, lo demás ha sido poner el interés inmediato de los grupos por encima del interés del partido y del país".
Por ello, en la carta que envió al Consejo Nacional, pide no dar más vueltas al asunto y exigir la renuncia de la directiva nacional, que está ahora en manos de Amalia García. Reconoce que ciertamente la derrota electoral del 2 de julio "tiene más vertientes que la sola falta de capacidad política del CEN", aunque "en ella se sintetizan todas".
Precisó que la gran organización de movimientos sociales y políticos que permitieron la constitución del PRD en 1989 hoy está agotada. "Se ha perdido la noción de la realidad", y "quizá el vértigo del naufragio es lo que hace que los dirigentes se aferren a sus puestos".
Consideró que el PRD perdió prácticamente toda su autoridad moral frente a la sociedad luego de sus elecciones internas del año pasado. "El que se haya anulado ese proceso en algo resarció nuestra credibilidad, pero el problema es que pareciera que toda la dirección y los grupos que participaron no han hecho la autocrítica y la reflexión necesarias, y lo estamos viendo en esas posiciones conservadoras que han adoptado después del 2 de julio".
ųƑSe trató de una pelea por cotos de poder? ųse le preguntó a la legisladora.
ųSe exacerbó lo que ya se venía desarrollando en el partido. Los grupos, en lugar de aglutinarse alrededor de tesis y de ideas, se han estado aglutinando alrededor de espacios de poder para ellos mismos, y lo que se puso por delante fueron esos pequeños y mezquinos intereses particulares de grupos, antes que el interés del partido. Eso fue lo que sucedió, y además los instrumentos que se usaron fueron los de esa vieja cultura priísta que supuestamente estábamos combatiendo.
Es un expediente abierto, por eso "insisto en que se requiere una autocrítica a fondo y en los hechos, lo que significa que la actual dirección se haga a un lado, para dar lugar a nuevos protagonistas de los hechos del México del siglo XXI".
ųƑEs necesario que desaparezcan los grupos, las llamadas tribus? ųse le pregunta, y la legisladora responde:
ųLo requerido es una convocatoria para que se constituyan realmente en corrientes, alrededor de ideas y de propuestas en torno al partido.
Reconoce, sin embargo, que es un viejo emplazamiento, al que no han reaccionado las cabezas de grupos o corrientes, y por ello "la única cura es abrir en serio las puertas del PRD a la sociedad".
Es decir, que el Partido de la Revolución Democrática se abra a las luchas de los grupos que defienden a migrantes, a los trabajadores de las maquiladoras, de los indígenas, de todos quienes pugnan por la democracia. Sin embargo, el partido "ha hecho a un lado la necesidad de encabezar un nuevo pacto social, por privilegiar la lucha electoral y por su encierro dentro de pugnas internas de facciones que no llevan a nada". El riesgo, concluye, es "volver a los tiempos de la vieja izquierda testimonial y marginal. Y no nos podemos dar ese lujo".