* Libro del periodista catalán Arcadi Espada


Raval ofrece el recuento de un escandaloso affaire de pederastia

Mónica Mateos * El 18 de junio de 1997 apareció en el diario La Vanguardia de Barcelona, España una noticia cuya cabeza decía: ''Una pareja alquilaba a su hijo de 10 años a un pederasta por 30 mil pesetas el fin de semana". Lo verdadero y lo falso se entretejieron alrededor de esa información durante los siguientes meses, cuyo saldo fue un auténtico escándalo: acusaciones que llevaron a ciudadanos inocentes a prisión, a la humillación pública y a la separación durante años de padres e hijos.

El periodista catalán Arcadi Espada (Barcelona, 1957) publica Raval. Del amor a los niños (Anagrama) un recuento de ese cúmulo de errores policiales, judiciales, administrativos y periodísticos que conformaron la historia de la supuesta red de pederastia en el barrio barcelonés del Raval.

Después de hurgar en los hechos, Espada ofrece un libro que reflexiona acerca del periodismo ''desde la práctica desnuda y sin concesiones de una profesión cada vez más impelida a desvirtuarse".

Y escribe: ''En los diarios se viven situaciones muy confusas. Los periodistas se ven obligados, con frecuencia, a escribir mentiras en nombre de la imparcialidad y otras palabras mayores. Ignoran al gran Vizinczey: 'La mentira no es un punto de vista'''.

Así, cuestiona Espada el tratamiento que sus colegas y las autoridades dieron a la información de una mujer a la policía acerca de un hombre que abusaba de un niño.

Marifé Alvarez ''llamó desde el cuarto piso de una casa del Raval (Arrabal), un barrio de calles cortas y estrechas, entre el mar y las Ramblas, donde han vivido desde hace más de un siglo las personas más pobres de Barcelona. A los policías, y a los jueces luego, les dijo lo mismo. No había visto nada y todo el asunto se lo había explicado su asistenta: el niño, vecino del barrio y de nombre Oriol, tenía un amigo de unos treinta años con el que pasaba los fines de semana. Según la asistenta, los padres recibían dinero del amigo y no iba a ser por nada ese dinero", escribe Espada, quien trabaja en el diario El País.