MIERCOLES 19 DE JULIO DE 2000

* Casademunt y el sincretismo de AL *

Merry Mac Masters * La fotografía se antoja dramática. En primer plano un par de antebrazos con sus respectivas manos se alza suplicante hacia la cabeza sin rostro de un torso, a su vez rodeado de tres figuras de índole religiosa y mirada lacónica. Tomás Casademunt, autor de la foto sin título, se refiere a ese santo de cuerpo común que, en función a la cara que le pongan, tendrá la facultad de ''curarte enfermedades del hígado o evitar que tengas un accidente en automóvil". La mirada irónica del fotógrafo no se hace esperar.

Casademunt (Barcelona, 1967), radicado en México hace un lustro, habla de cómo este particular proyecto nació a raíz de sus visitas a unos talleres de santos de yeso en Olot, España, para unos trabajos fotográficos del periódico El Punt de Gerona, donde trabajó cinco años. Luego, el entrevistado viajó a Cuba e hizo la serie de retratos de soneros que en 1995 fue publicada en forma del libro Son de Cuba ųreditado en 1999ų. A su regreso a España, y ante el ''aturdimiento" de la cálida experiencia antillana, volvió a los talleres de santos donde por vez primera ''no me estaba relacionando con personas". De manera paulatina advirtió que la médula del ensayo estaba en las figuras y el acomodamiento casual, no en los artesanos. Su foto, aclara, no es construida sino documental, ya que pasaba y buscaba sorpresas.

Los santos no pagan impuestos

Si en Europa se trataba de una imaginería católica ''más pesada, dramática y gótica", ya en México, Casademunt se encontró frente al sincretismo latinoamericano que se ríe de la muerte: ''De pronto tiene guiños para mí, más divertidos e inteligentes". Respecto de este contrapunto dice: ''Estudié con los jesuitas toda mi vida, entonces, sí me reconozco en algunos de esos ojos de vidrio de los santos que vi en esas iglesias repletas de ellos y del catolicismo por obligación, decreto y miedo. Como viví toda esa educación religiosa, gracias a los jesuitas no soy creyente. Provengo de eso y lo hago extensivo a toda una forma de vida (pero) tuve la oportunidad de reciclarme en otra realidad, que es la mexicana, la latinoamericana".

En México, sin embargo, fue difícil ubicar los talleres porque, ''digamos, los santos no pagan impuestos. Es algo como la economía sumergida". Relata: ''Empecé a buscar por las tiendas del Centro Histórico. Nadie me quería decir nada, como si fuese a comprar heroína al supermercado. Hasta que un hombre me vio tan desesperado, que iba tantas veces con las fotografías de los santos en España, que me dijo: 'Mira, son pequeños talleres familiares. A nosotros nunca nos dan facturas, pero al rato viene uno a traerme una pieza'. Esperé afuera. Vi cómo llegó el tipo en un coche, miraba de un lado a otro, sacaba algocielo envuelto en una manta y entraba a la tienda. Esperé a que saliese y lo seguí. Así conocí al primer taller. Me fui como de detective. Ya con el objeto del primer taller pude dar a entender que no era de Hacienda ni nada raro, sino que se trataba de un trabajo personal de fotografía.

''De un taller me recomendaron con otro. Empezaron a salir en todas partes como si fueran hongos. Como venía de España con una idea muy clara de lo que buscaba, no se trataba de repetir casualidades iconográficas de manos, de brazos, de miradas. Fueron pocos los talleres en los que trabajé. Fui a visitarlos todos pero de pronto con una rápida mirada me daba cuenta si había algo allí o no. Lo interesante era encontrar talleres que tuvieran en el almacén figuras amontonadas. Allí es donde se producía un poco ese recobrar vida de las figuras muertas en la casualidad del hacinamiento de las manos, las cabezas, los cuerpos."

En retrospectiva, Casademunt piensa que al empezar este trabajo quizá debió haber algo como de desquite de la formación religiosa de la que fue víctima. Pero, ''poco a poco eso se fue volteando y me sirvió para reflexionar a través de mi trabajo de la cámara sobre mi propia espiritualidad para definir ciertas cosas que no tenía muy claras. Ante la repetición sistemática de la figura humana entendí que la propia espiritualidad está en uno mismo".

(La exposición Fábrica de santos, de 21 fotografías de Casademunt, será inaugurada mañana dentro del inicio formal de Fotoseptiembre, en el Centro de la Imagen, Plaza de la Ciudadela 2, esquina Balderas, Centro Histórico. A mediados de agosto será presentado el libro homónimo publicado por Artes de México.)