MIERCOLES 19 DE JULIO DE 2000
* Habla Sara Aldrete, autora del volumen Me dicen La Narcosatánica
Se me arrancó del mundo y el único parto posible fue publicar mi libro
* ''Cuando se cree que los recuerdos están muertos y se les ha llorado, éstos reaparecen''
* Nunca pudo más la mujer del expediente que el expediente de la mujer, considera
César Güemes /I * La existencia de Sara Aldrete podría medirse en años: 35 de vida, 11 en prisión y una condena de medio siglo. Pero no es así como ella quiere verla.
En su momento formó parte del primer círculo de allegados al cubano-estadunidense Adolfo de Jesús Constanzo, líder del grupo que pasó a la historia periodística como el de los narcosatánicos. Los cargos en contra de Constanzo y su gente implicaron 13 homicidios, acopio de armas de fuego, asociación delictuosa, profanación de cadáveres y delitos contra la salud.
La detención del séquito de Constanzo desató una nutrida balacera. Sin embargo, al interior del departamento en el que se encontraban aparecieron muertos por herida de bala Martín Quintana y el propio Adolfo de Jesús. Al paso del tiempo los detenidos Elio Hernández, Sergio Martínez Salinas, Serafín Hernández García, David Serna Valdez, Jorge Montes, Juan Carlos Fregoso y Alvaro de León recibieron diversas sentencias que van de 35 a 50 años de cárcel.
En prisión la vida comienza de nuevo
Hoy Sara Aldrete vive en el Reclusorio Femenil Oriente y ha dado a conocer un libro autobiográfico que explica su posición ante los hechos de 1989, cuando fue detenida, y que la signa con el sobrenombre con que la reconocen al interior y al exterior del sitio donde habita, Me dicen La Narcosatánica, publicado bajo el sello de Editorial Colibrí.
Pese a las descripciones que se han hecho de ella, su altura física resulta impactante, al menos 1.80, a la que es preciso sumar el tacón de los zapatos. Recibe como en su casa, afable, sonriente, escritora.
ųSi tomamos como referencia tu entrada a este reclusorio, Ƒquién eras y quién eres?, Ƒen qué has cambiado?
ųHe madurado. Cuando estaba afuera todo se me daba muy fácil, desde el estudio, siempre estuve en los primeros lugares. Estar aquí es como volver a nacer. Me metieron a un lugar para el que no había estudiado. Y he retomado mis valores. No porque antes no los hubiera tenido o los perdiera sino que ahora, por ejemplo, puedo ver que un árbol tiene varios tonos de verde. Afuera uno nunca le da valor a lo que posee porque piensa que lo merece. Al entrar en este sitio la vida comienza de nuevo.
ųTe iniciaste en este nuevo ámbito con un sobrenombre. ƑLo tienes todavía?
La alegre carcajada de Sara atraviesa con facilidad los muros del lugar en que nos encontramos. Responde enseguida, sin titubeos:
ųMe dicen La Narcosatánica.
ųEs posible que así como ganes respeto con ese alias también te genere enemistades. Es muy distinto a que te dijeran, digamos, La Güera.
ųConmigo pasó algo muy particular, se dio desde el comienzo una gran solidaridad que no me alcanzarían las palabras para agradecerla. Un tiempo estuve en el apando y esa es una experiencia en la que no quiero profundizar, pero sí te digo que la población del reclusorio se manifestaba para que me sacaran de ahí. Cuando salgo, mis compañeras me arropan, me dicen que agarre la onda, que me ubique y aprenda lo que la palabra cárcel quiere decir. Era necesario entender lo que era la prisión para que no me lastimara, para que no me doliera. En fin, estuve en varios dormitorios y nunca tuve problemas para insertarme en alguna comunidad de las que se dan aquí dentro.
ųPero eras, si me permites, La Narcosatánica.
Otra vez la risa, francamente divertida:
ųClaro, siempre existía la idea de que a lo mejor era bruja. En el aire anda eso, pues.
ųHabla de tu religiosidad.
ųCreo en Dios. Creo en ese ser supremo que todo lo ve, todo lo puede y todo lo mueve. He estudiado varias religiones, estuve en el catolicismo por muchos años, he compartido la oración con los cristianos y estudié la santería. No me quedo con una religión, sino que creo en Dios. Sé que él está ahí y que nada le pasa inadvertido.
ųƑA qué conclusiones llegas en cuanto a la santería?, Ƒqué te dejó?
ųLa veo con respeto, como a todas las religiones. Mi problema no es tener coraje o percibir algún resentimiento por la santería. La respeto mucho porque estuve muy cerca de ella y sé que existe y lo que se puede lograr con ella. No me dejó mal sabor de boca aunque no me metí a fondo. Quizá si hubiera estado hasta el final tendría ahora otra opinión.
ųNo eras, sin embargo, una mera espectadora. ƑO sí?
ųLa verdad es que estuve ahí por curiosidad. El único grado que alcancé dentro de la santería fue el que me adjudicaron los poderes judiciales y la prensa. Pero nunca tuve una jerarquía que tal vez sí me hubiera gustado adquirir. Mira, en mi búsqueda de respuestas esto de la santería me pegó durísimo.
ųƑA qué lo atribuyes?
ųA que siempre fui rara o extraña. Aunque ahora que lo veo ya no es ni tan raro ni tan extraño hablar de ciertos sueños o de la vida después de la muerte. En donde quiera se habla de eso, en la televisión, en la radio, en Internet. El caso es que yo buscaba quién era Sara Aldrete y vine a encontrarlo en la cárcel, no en una religión.
Expiación, no; cura, sí
ųTu libro está hecho en silencio, como se escribe casi siempre. Sin embargo la estancia en el reclusorio tal vez te ofrezca un doble silencio.
ųPuede ser, porque tiendes a alejarte aunque escuches las voces, el bullicio, el ruido de las compañeras jugando o las pláticas. Aun así, cuando las personas que estaban cerca me veían escribiendo, me dejaban sola o guardaban silencio.
''Escribir para mí, al menos en el caso de este libro, fue un enlace con el pasado, con los recuerdos que están frescos. A veces uno piensa que los recuerdos están muertos porque ya los enterró y les lloró, pero un día reaparecen. Sacar eso es muy difícil. Claro, no fue un libro que se hizo solo. Lo estuve trabajando en el taller de creación literaria, en el que mantenemos un grupo muy fuerte. Mis compañeras estuvieron cerca de mí desde que comencé a escribir.''
ųSi bien el libro establece tu postura ante los hechos, Ƒno es en alguna medida un ejercicio de expiación, de cura?
ųDe expiación, no. De cura, sí. Como si fuera un coche, fui al taller a que me hicieran hojalatería y pintura. No es expiación porque quien se pone a pedir perdón por sus cosas pasadas es quien tiene eso en la conciencia. Y yo estoy limpia de conciencia: nunca he matado a nadie. Para mí esto es una forma de estar tranquila.
ųCómo, Ƒnunca te enteraste de ningún asesinato?
ųSupe de la muerte de Ramón Paz Esquivel a través de su secuestro. Lo hablé y lo dije tal como lo supe. Nadie me hizo caso. Mucho de lo que puedo contar ahora lo señalé en su momento sin que tuviera consecuencia. Podía más siempre la historia digamos macabra, lo de Frankenstein que había en ella, y no lo humano. Nunca pudo más la mujer del expediente que el expediente de la mujer. Ahora que me atreví a escribir, que ya veo esto culminado, me siento bien, me veo tranquila. Más que perdón, pido justicia. La experiencia fue muy difícil, muy dura, pero en cuanto al libro digamos que tuve un parto normal. Y tengo que decir que ya es el único parto que se me permite, después de haber sido arrancada del mundo al que pertenecía.
ųƑExtrañas el otro lado del mundo?, Ƒte hace falta lo de afuera?
ųLo extraño, pero no me arrepiento porque aquí he aprendido mucho.