MARTES 18 DE JULIO DE 2000
* La prima ballerina rusa recibió la Medalla Bellas Artes
Makarova: es factible crear una gran academia internacional del ballet
* Se cuidaría el profesionalismo y convivirían las aportaciones de las diversas escuelas, señala
* La coreógrafa expresó su beneplácito porque México decidió conferirle ese galardón
José Garza, especial para La Jornada, Monterrey, NL, 17 de julio * Es una redentora del mundo del ballet. Ha hecho muchos milagros sobre los escenarios de todo el orbe durante más de 40 años para demostrar que la belleza puede salvar a la humanidad. De hecho, antes de ser condenada y morir crucificada, prefirió el exilio. No hay rencor sino la esperanza de rescatar al arte con el desarrollo de un nuevo vocabulario dancístico, pero sin olvidar la tradición. También existe en ella un espíritu ecuménico: considera la posibilidad de una academia internacional que convoque lo mejor de cada escuela de ballet en el mundo, la expresividad que la escuela rusa brinda a las extremidades y al torso y la velocidad que postula Balanchine, por ejemplo.
Vaya sentido conciliatorio el de la bailarina y coreógrafa rusa Natalia Makarova. Claro, si para ella la danza es como una religión ''y tiene que crearse esa atmósfera para que las personas así la asuman y para poder servir a nuestra diosa, Terpsícore".
ųPor qué ya no existen en el cielo del mundo del ballet estrellas tan brillantes como la propia Makarova ųpodría ocurrírsele a alguien preguntar.
ųNo lo sé, pregúntale a Dios ųresponde la prima ballerina. Las estrellas no se pueden crear. Eres una estrella o no lo eres.
ƑLa belleza salvará al mundo?
Natalia Makarova ha dado los primeros pasos para cristalizar su sentimiento de unidad y desarrollo del mundo dancístico. Fue presidenta honoraria del primer Congreso Internacional de Ballet Clásico y Contemporáneo que concluyó la noche del sábado en esta capital norteña. De hecho, en la ceremonia de clausura en la Gran Sala del Teatro de la Ciudad, el director general del Instituto Nacional de Bellas Artes, Gerardo Estrada, le entregó la Medalla Bellas Artes, máximo galardón que el gobierno de México confiere a un artista en honor a su trayectoria y en reconocimiento a su permanente y valiosa aportación a las artes.
ųMe siento muy honrada con la medalla ųdice Makarova en conferencia de prensa previa a la ceremonia final del encuentroų. En el mundo hay muchos artistas y siento mucho gusto que México me haya seleccionado para recibir este honor en el contexto del congreso, que sin duda traerá muchos beneficios para el arte del ballet.
Makarova está inquieta sobre el futuro del ballet. ''Considero que es muy importante hacer un desarrollo del vocabulario del arte del ballet para el siglo 21, sin olvidar la tradición y sin dejar de lado la historia. El ballet necesita replantearse y reescribir el vocabulario dancístico. Estoy preocupada por lo que sucede, sobre todo en esta era de la computadora, donde todo se maneja mediante la tecnología. Es muy importante considerar la división entre la poesía y la computación, por ejemplo. Dostoievski decía que la belleza salvaría al mundo. Es muy importante reconsiderar esta hermosa idea".
La legendaria figura del American Ballet Theatre insta a una mayor profesionalización del mundo del ballet. ''Hay demasiadas escuelas privadas. Cualquier persona que tiene dinero abre una escuela y eso no es correcto. Veo en el futuro la posibilidad de que haya una gran academia internacional en la que se cuide el profesionalismo y convivan las aportaciones de las diversas escuelas de ballet en el mundo".
Desde sus inicios, Makarova se ha movido siempre con rigor, nada complaciente y con un alto grado de profesionalismo. Comenzó su carrera en Leningrado, en la escuela Vaganova, a los 13 años. Después de su graduación en 1959 ingresó al Ballet Kirov en el que con rapidez destacó y ganó la medalla de oro en Varna, en 1965. Un lustro después, en 1970, durante una gira con el Kirov en Londres, pidió asilo a la Gran Bretaña. Allí se unió al American Ballet Theatre y debutó con Giselle, en diciembre de ese mismo año. Después interpretó muchos roles del vasto repertorio de esa compañía, al lado de estrellas como Tudor, Balanchine, Robbins y Tetley.
Exilio por ''hambre artística''
ųUsted recurrió al exilio para alcanzar un pleno desarrollo profesional. ƑQué impacto tuvo el fin de la guerra fría en el ballet?
ųCuando pedí asilo ya era una artista formada y con renombre internacional, no era ninguna estudiante. Me fui de mi país porque tenía hambre artística que satisfacer. Pero siempre le he dado las gracias a la escuela rusa porque sin su formación no hubiera logrado lo que he hecho.
''Ahora la historia es diferente y nos hemos ido a otro extremo con la perestroika. Y como la situación en Rusia es tan precaria, el arte está afectado y tiene dificultades para sobrevivir; lo mismo ocurre con la gente que sólo tiene en la mente cómo comprar el pan."
Makarova reconoce que uno de los mejores momentos de su carrera artística fue cuando regresó a casa. Es la primera artista rusa en el exilio en ser invitada a bailar de regreso a su tierra natal. Después de 19 años de ausencia, actuó de nuevo en el escenario del Kirov el 1 de febrero de 1989, en una función presentada como parte del documental de la BBC, Makarova returns. ''Fue algo grandioso. No había visto a mis padres ni a mis amigos por mucho tiempo; todo el mundo estaba esperándome", finaliza con gran emoción y los ojos humedecidos.