MARTES 18 DE JULIO DE 2000

 


* Teresa del Conde *

Amateurismo polimorfo

El título de esta nota está entresacado del artículo ''Distracciones del campo auditivo", publicado el 12 de julio en un diario muy leído. El autor es el reconocido historiador del arte, curador internacional (actualmente co-curador de la Bienal de Sao Paulo) y talentoso investigador Cuauhtémoc Medina, persona que me es cercana por mil razones. Me parece inadecuado que inicie su texto con la siguiente frase: ''Mientras el sector anacrónico de la producción artística... se aferra a la idea de la especificidad de las disciplinas 'tradicionales', para la práctica contemporánea los bordes se han diluido para activarse".

Cree Medina que el sector ''anacrónico" en lo único que piensa es en becas y certámenes, como si el otro sector no gozara o buscara lo mismo, como lo ejemplifican por lo menos dos de los artistas que menciona en su texto referido al Festival de Arte Sonoro que se realizó en X Teresa Arte Actual y en otros espacios. Lo que describe Medina puede ser interesante y si no lo fuera yo no escribiría esta nota. De modo que lo que no comparto es su postura.

El es especialista en Fluxus y su tesis doctoral para la Universidad de Essex, en Inglaterra, versa sobre George Maciunas, acuñador del término y autor de uno de los más importantes proyectos anti-arte. Dicho proyecto se gestó justo, creo, cuando Medina, que ahora es feliz padre, salió del vientre de su madre. Se trata de un ''proceso colectivo, llevado a cabo históricamente, encaminado a la devaluación y a la descalificación de las obras de arte".

La frase es de Darío Gamboni y se refiere a los periodos vandálicos e iconoclastas, pero toca también la época actual. En tanto Fluxus es un estado de ánimo, no es un estilo, palabra descalificada por la new wave de críticos de arte. Para apuntalar sus descalificaciones, los de la new wave debieran releer con mucha atención a George Kubler y no andar denostando vocablos de forma tan ligera. Porque observemos: sí hay ''estilos". El estilo de hacer políticas culturales probablemente esté a punto de cambiar... No se sabe si para mal, para regular, o hasta para bien. El ''estilo" Zbigniew Preisner se da versus el estilo Ennio Morricone en cuanto a música para cine, el estilo de conceptuar de Gabriel Orozco es muy distinto al de Yoko Ono y los cambios estilísticos de Nam June Paik son bien detectables.

Hay muy diferentes distracciones del campo auditivo... Las que analiza Medina son eso, distracciones, cosa muy distinta a lo que deparó la extraña y difícil música con canto glisado de Alban Berg, en la espléndida, inolvidable, privilegiada puesta en escena del Wozzeck en Bellas Artes. No queramos tapar el sol con un dedo, hay jerarquías en las artes y las seguirá habiendo.

Hace pocos días vi una serie de obras de gran formato, realizadas en unos charoles y otras más pequeñas cuyos soportes eran una especie de individuales de plástico. Sobre estos soportes horrorosos y kitch el creador (un buen artista sin duda) había trabajado piezas que, sin gustarme del todo, me sorprendieron. El material de los soportes ųimplica ''conciencia social y ecológica"ų porque es material de desecho, pero el trabajo no desdecía el dibujo, el grabado, el transfer o la serigrafía.

En realidad había auténtica maestría en eso que vi. El ''estilo" del pintor (es un pintor-pintor que pasó una temporada en Nueva York) resulta bien detectable y los productos me parecieron absolutamente válidos, van a tener éxito ahora que se exhiban en The Gallery.

Mientras que los anacrónicos (productores y artwriters) vemos con curiosidad, con ánimo a veces lúdico, otras disgustados, unas más sorprendidos, las manifestaciones que Medina y otros privilegian, intentando analizarlas y adherirlas al bagaje que cada uno carga, los antitradicionalistas cómodamente se aferran a algo muy, pero muy viejo: la muerte de la pintura, cuya primer acta de defunción se remonta a mediados del siglo XIX.

Muy bueno y muy santo que así sea: están de moda. Pero que inventen otras modas, todo es bienvenido, que las inventen antes de que sea demasiado tarde. De lo contrario ellos serán los que pasarán de moda o, mejor aún, revisarán a conciencia sus actuales predilecciones y promociones que inevitablemente permean el campo artístico, para bien, pero en mayor proporción para mal. No ''levantan".