Recuerdos de una hija de Toledo
"Mi padre es como Juchitán: un dibujo en la piel para siempre"
Natalia Toledo * Hubo una vez un señor flaco como un Giacometti y ojos color de nanche.
A este señor lo conocí cuando él era muy joven y tenía que recorrer callejones llenos de perros y polvo para llegar a mi casa.
Entonces yo no sabía que era famoso e importante, sólo recordaba la calidez de sus brazos finos y largos como serpiente de agua.
Venía a verme desde París y me traía ropa de moda y muñecas que hablaban, cuentos en francés con figuras que saltaban cuando los abría, una lotería con grabados de animales que nunca había visto.
Yo sabía que en todo Juchitán no había ningún niño que tuviera un papá como éste: con el pelo largo y que a veces caminaba sobre la tierra sin zapatos, un papá que hablara tantos idiomas.
Después él vino a vivir a Juchitán con mis hermanos Laureana y Jerónimo, y yo los visitaba en la dxi' xoopa, una casa llena de árboles y murciélagos, por donde pasaba un río que venía desde Guevea.
En esa casa tuvimos una alberca en la que mi papá metía una cama de red y penca y nos hacía nadar sobre ella.
Recuerdo haber caminado junto a él en las dunas de Chipehua.
Mi padre es como Juchitán: un dibujo en la piel para siempre. (Más información en la sección de cultura)