LUNES 17 DE JULIO DE 2000

* Se ahogaron en costas de Oaxaca


Peligroso, el camino hacia EU, indica sobreviviente de 22 guatemaltecos

Guadalupe Ríos, corresponsal, San Francisco del Mar, Oax., 16 de julio * Miguel Juan Francisco, indígena guatemalteco de 22 años, nunca había salido de su natal Sticultaj, municipio de San Rafael Huehuetenango. No conocía el mar y tampoco le interesaba ir en busca de aventuras, pero de pronto se convirtió en el único sobreviviente de un naufragio , en el que 22 indocumentados perecieron en aguas oaxaqueñas.

Su vida transcurría en la rutina de la pizca del café o la siembra del maíz hasta que un día, invitado por su tío Hugo Domingo Matías y con la bendición de sus padres salió hacia Estados Unidos, en busca "de juntar un dinero para poder tener una mujer".

Junto con él, más de 20 personas --entre ellas tres menores de edad y tres mujeres-- de Suntelaj Incú y otras comunidades rurales de Huehuetenango fueron a buscar empleos a Estados Unidos.

Hugo Domingo Matías, de apenas 20 años, cuyo cuerpo no fue localizado, tenía un año dedicado al tráfico de indocumentados a través del mar, apoyado por contactos en Guatemala, Chiapas y Oaxaca.

Sus constantes salidas, el regreso con dinero y la seguridad y emoción que le imprimía a sus palabras convencieron a sus paisanos a emprender una aventura que ya pudieron contar.

El único sobreviviente de esta tragedia asegura que su tío le convenció a viajar , "pues yo no quería ir, tenía trabajo en los cafetales con mi papá, pero ellos dijeron que fuera... a mi novia no le dije porque no me iba a dejar... tomamos un autobús para llegar a la frontera, luego entramos a México, y no se dónde subimos a la lancha.

"Yo tuve mucho miedo, era la primera vez que iba a viajar por el mar, pero mi tío y otra gente me dijeron švamos, no va a pasar nada!... estaba oscuro, avanzamos unas horas, luego una ola nos hundió y yo me agarré de un bidón con gasolina, el agua me arrastró... nadie llevaba chalecos salvavidas. Creo que nadie de mi gente sabía nadar".

Con el rostro desencajado, sin poder dormir, los labios resecos y el pelo tieso aún por el agua de mar, Miguel Juan Francisco, sentado en la hamaca de una casa donde opera la Agencia del Ministerio Público, solo espera el día en que el agente Juan Carlos Santiago lo entregue a las autoridades migratorias para retornar a su país.

"Cuando llegue les voy a decir lo que pasó... que no vayan (a Estados Unidos), que está peligroso el camino... si nosotros supiéramos que hay gente que muere, no hubiéramos salido... yo no lo voy a volver a intentar", señala.

Desolado por la tragedia que conmovió a su comunidad, igual que dos años atrás, cuando dos lanchas con indocumentados se hundieron en los límites de Chiapas y Oaxaca, con un saldo de casi 60 muertos, que el mar sacó en diversos playas de ambos estados, el alcalde huave César Ventura Nieto señala:

"Siempre pasan lanchas repletas de indocumentados; los pescadores las ven y a veces aparecen cuerpos ya en descomposición en las playas... esto ocurre siempre... pero así nunca había pasado... necesitamos equipos de rescate, dos lanchas... algo podría hacer la autoridad para ayudar".

Para la autoridad migratoria, el fenómeno es muy complejo, pues detrás del tráfico se encuentra una poderosa red con fuertes intereses económicos que, según estimaciones, tan sólo en el primer semestre de este año obtuvo ganancias superiores a los 2 millones de pesos.

"El tráfico es incontrolable, intenso... el problema no son los indocumentados, sino el negocio que está detrás... se requiere la colaboración de toda la ciudadanía y de las autoridades para trabajar más estrecha, ética y profesionalmente... de lo contrario no se podrá detener", indica Mario Pérez Nolasco, delegado estatal del Instituto Nacional de Migración (INM).

La delegación estatal corrió con los gastos de los ataúdes y el municipio pagó los gastos por la excavación de las dos fosas comunes y el servicio de lanchas para rescatar los cuerpos. El gobierno guatemalteco sólo giró un fax en el que daba su consentimiento para sepultar en la fosa común a los indocumentados.

Los elementos de la Base de Operaciones Mixtas (BOM) que operan aquí, integrada por la Armada de México, Ejército Mexicano, Policía Judicial Federal, Estatal y Preventiva del Estado, trabajaron coordinadamente en las tareas de rescate.

Las escasas pertenencias de las víctimas quedaron a resguardo de la autoridad judicial, "por si alguien viene a reclamar, más que por el dinero, por el recuerdo".