VIERNES 14 DE JULIO DE 2000

El reacomodo

 

* Luis Javier Garrido *

ƑPor qué se busca hacer creer a los mexicanos a través de una vasta campaña que "el cambio" ya se produjo y que hemos transitado "a la democracia"?

1. La afirmación de que "la transición mexicana" culminó con el sufragio del 2 de julio, no sólo falta a la verdad sino que, como se ha visto en los últimos días, constituye el elemento central de una campaña orquestada desde el poder tendiente a hacer creer a los mexicanos que por el solo hecho de su voto las cosas ya cambiaron, por lo que todo se debe dejar en manos de los políticos profesionales, cuando lo cierto es que todos los cambios están por hacerse y que lo único que se busca con estas aseveraciones es desmovilizar a la sociedad, empresa en la que parece haber muchos interesados.

2. ƑPor qué motivo, por ejemplo, el ex presidente español Felipe González, íntimo de Salinas, quien hace una sospechosa visita a México, se suma ahora a esta tesis e insiste en que el cambio en España se produjo por "los Pactos de la Moncloa", pretendiendo que se ignoren las movilizaciones sociales que entre 1975 y 1982 definieron el rumbo de la lucha contra el posfranquismo y sin las cuales los acuerdos cupulares entre los partidos hubiesen sido imposibles?

3. El PRI, como un proyecto político autoritario, que incorporaba a amplios sectores de la sociedad organizados de manera corporativa, y cuya fuerza provino esencialmente del Estado, lo que le permitió sustentar un presidencialismo por encima de la legalidad, está inexorablemente muerto, y cuando los priístas hablan de reconstruir al partido, cambiándole de nombre y de principios o retirándole los colores nacionales, están hablando en realidad de organizar otra formación política. Sin embargo, el priísmo, del cual son exponentes no sólo Carlos Hank o Carlos Slim sino Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, entendido como una extensa red de intereses económicos y políticos, con ramificaciones nacionales e internacionales y nexos con el capital financiero y comercial, está vivo.

4. El contexto político de 2000 de la transición de un gobierno priísta a uno panista, y los acuerdos cupulares que se están fraguando a espaldas de la sociedad, está marcado en consecuencia por un hecho inocultable: el PRI se murió antes que el priísmo.

5. El priísmo de los últimos años no tuvo tesis ni principios, sino intereses, y por lo mismo lo que se disputan Roberto Madrazo, Manuel Bartlett y Ernesto Zedillo y los salinistas es la prerrogativa de negociar con Vicente Fox los espacios de poder para ese priísmo y su impunidad histórica. Y como era de esperarse, quien está logrando hacer valer su derecho a hacerlo en nombre del gobierno saliente (pero también del priísmo salinista) e invocando la todavía vigencia de "las reglas no escritas", es el propio Zedillo. Después de la renuncia del CEN priísta y de los desafíos de Bartlett y de Madrazo y los gobernadores del sur (3 de julio), y luego de la revuelta palaciega de múltiples dirigentes priístas contra Zedillo, señalando que "ha dejado de ser el líder moral del PRI" y exigiéndole que no mande "ni un minuto más" (4 de julio), tras la encerrona en Los Pinos con los 21 gobernadores priístas (12 de julio), Zedillo parece controlar ya la situación.

6. El problema para Vicente Fox y el nuevo gobierno es por consiguiente que no está negociando con los herederos de un partido histórico que pretendió detentar el poder en nombre de la Revolución Mexicana y de una serie de tesis sociales que sustentaron al régimen, sino con los representantes de grupos y mafias que usufructuaron el poder en los últimos años: y que buscan ahora que sus intereses privados prevalezcan sobre los derechos de todos. No sorprende por ello que en los medios de difusión vinculados al salinismo se insista en que los miembros del actual gobierno que podrían repetir en el próximo en nombre de los acuerdos Fox-PRI, serían José Angel Gurría, Herminio Blanco o Luis Téllez, tres de los más desprestigiados capos del salinismo.

7. Los intereses de la mafia que ha gobernado al país en los últimos tres sexenios pretenden una vez más imponerse al voto de los mexicanos, a fin de que en vez de una transición política haya un simple reacomodo de intereses. No extraña por eso que uno de los capos del salinismo incrustados en el PAN, Francisco José Paoli, hombre de confianza de Zedillo y de Diego (y enemigo visceral de Fox), se jacte desde ahora de que no hay duda de cómo operará "la nueva mayoría" PRI-PAN en el Congreso en función del proyecto económico, que según recuerda a los lectores españoles de El País (13 de julio) se va a acordar entre las dos formaciones políticas.

8. El dilema para el nuevo gobierno es por lo mismo muy evidente, pues Ernesto Zedillo y el grupo salinista le están ofreciendo "gobernabilidad" a Fox a cambio de impunidad y de importantes posiciones en su administración, con lo que las expectativas despertadas por el ex candidato panista en su campaña se cancelarían aun antes del inicio de su gobierno, traicionándose el voto de los mexicanos que fue por "el cambio".

9. La burda estrategia oficial está a la vista de todos, y un aspecto central lo constituye el intento de levantar por medio de la propaganda a Ernesto Zedillo, pretendiendo presentarlo como un adalid de la democracia por su intervención televisada la noche del 2 de julio reconociendo el triunfo de Fox, cuando las evidencias muestran lo contrario. Zedillo ha sido el principal encubridor del salinismo, de los fraudes del Fobaproa y de los crímenes políticos, trabajó sin tregua para la imposición de Labastida y ha encabezado una administración corrupta y antinacional que fue repudiada por los mexicanos el 2 de julio, por lo que la pretensión de que su alocución fue meritoria carece de fundamento, pues no tenía de otra: la victoria de Fox había sido contundente y era imposible revertirla con el "voto verde", por lo que tuvo que apechugar, aunque ahora pretenda obtener ventajas políticas por ello.

10. Las cosas en todo caso están claras tras todos estos intentos de reacomodo. El 2 de julio no fue la culminación de una transición política, como se está repitiendo hasta la saciedad, sino que constituye el inicio de un proceso, de manera que el futuro inmediato del país va a depender de la capacidad de los mexicanos para obligar al nuevo gobierno a desmantelar al antiguo régimen y a aplicar la ley. *