VIERNES 14 DE JULIO DE 2000

* El filme que dirige Gerardo Tort llegó a la mitad del rodaje


De la calle, de Jesús González Dávila, transita del teatro al celuloide

* Sus actos y comportamientos son los que definen a mis personajes, decía el creador outsider

* Hay seres ausentes de la sociedad y muchos carecen de acta de nacimiento, señala el cineasta

Carlos Paul * Una de las obras más relevantes en los anales de la historia de la dramaturgia y las puestas en escena en México, es sin duda De la calle, de Jesús ''el outsider" González Dávila, cuyo montaje en 1987, a cargo del inolvidable creador escénico Julio Castillo, marcó un estilo de llevar a escena un texto dramático. En la obra permean los temas y los elementos característicos de sus primeros trabajos: la búsqueda incesante de la libertad, de la felicidad y de los rincones más oscuros de la identidad ante la falta de la figura paterna. Es un texto dramático en el que se mira de manera incisiva y trituradora los infiernos de las realidades social y familiar.

Comprometido con la realidad

Como uno de los autores más representativos de la llamada nueva dramaturgia, González Dávila hace evidente su preocupación por el individuo y sus relaciones personales por estar inmerso en un ambiente social opresivo y sofocante; además de su incapacidad de escapar de éste, por lo que ''los conflictos tratados por el autor resultan ser de carácter existencial", apunta el investigador Armando Partida Tayzan, en su volumen Dramaturgos mexicanos 1970-1990.

El trabajo de González Dávila siempre estuvo comprometido con la realidad, es por eso que ųdestacaba el dramaturgoų ''son sus actos y comportamientos los que definen a mis personajes". A esta característica de su trabajo, expone Tayzan, se auna la utilización de un lenguaje directo, sin dobles intenciones ni subtextos que conduce a estos seres a conflictos y enfrentamientos violentos con el otro. ''La estructura dramática de sus obras está determinada por cómo accionan y reaccionan sus personajes, sean éstos niños, adultos, padres o jefes, en esos precisos momentos de la historia en que ocurre algo. El rigor de dicha estructura se lo debe a Vicente Leñero y la forma de dialogar, de plantear situaciones y desenlaces, a los teatros de la crueldad (Antonin Artaud) y del absurdo (Samuel Beckett y Eugene Ionesco).

De la calle, con dirección cinematográfica de Gerardo Tort, ahora transitará de los escenarios teatrales al celuloide, como así ocurrió con la obra teatral Crónica de un desayuno.

Rufino y Xóchitl, el elemento delamor ante un final trágico

Arturo Jiménez * Con su película De la calle, al director Gerardo Tort le interesa sobre todo rescatar la problemática de los menores de edad que viven fuera de su casa, pero mediante una historia cinematográfica de amor y final trágico.

Y aunque está convencido de que tan compleja realidad es más propia para la explicación de sociólogos, antropólogos y otros especialistas, comenta:

''Todos los niños quieren salir de eso, pero no irse a los albergues. Todos quieren salir, pero no regresar a sus casas. Ellos vienen de una realidad familiar dolorosísima, mayor a la que enfrentan en la calle. El gran problema es que son seres ausentes de la sociedad, muchos ni siquiera cuentan con acta de nacimiento."

De la calle aborda la vida de Rufino, un adolescente que vive en los barrios del Centro de la ciudad de México. Recadero, cargador en La Merced, vendedor ambulante, sus amigos son los personajes de la calle y las cloacas, los miserables, los que la sociedad no ve o no quiere ver, y sus enemigos, los policías, la autoridad.

El eje de la historia, dice, Tort, es la búsqueda de un desconocido, su padre, un vagabundo. Las diferentes peripecias de Rufino tienen un acompañante fundamental: su amiga y novia Xóchitl, ''el elemento del amor".

A la mitad de la filmación (están por concluir la tercera semana e iniciar otro tanto), el director, productores y actores están listos para hablar sobre este proyecto, cuyo guión fue adaptado por Marina Stavenhagen de la obra del dramaturgo Jesús González Dávila.

Recién fallecido, el maestro González Dávila estaba muy entusiasmado con la idea de llevar su obra a la pantalla grande, comenta Cristina Michaus, quien interpreta a la Seño. ''Era para él una luz de esperanza", agrega.

Gerardo Tort ubica aún más el fenómeno social que aborda su película: ''Los niños de la calle están y nosotros también, ambos somos parte del mundo. Digo eso ahora, porque al principio uno llega lleno de prejuicios".

Y enseguida el realizador explica que se pasaron por diversas etapas de acercamiento físico a los pequeños con el fin de darle fuerza y contenido a la película: los guionistas, para hacer la adaptación de la obra de González Dávila; el mismo Tort, para saber ''cómo se drogan, cómo se aman, cómo se odian"; y los actores, para nutrir su trabajo.

Además, cabe destacar que en la cinta actuán ų''y bastante bien"ų varios niños de la calle, para lo cual crearon talleres actorales que resultaron un éxito.

En De la calle participan, además, Maya Zapata (Xóchitl), Armando Hernández (El Cero), Mario Zaragoza (el temible policía Ochoa) y Vanessa Bauche (Amparo, hermana de Xóchitl), esta última también actriz en Amores perros, hizo una pertinente crítica a cierta prensa ''que no sabe leer cine ni televisión y que quiere todo digerido", pues sólo les interesa saber ''cuántos perros se mataron o a cuántos niños de la calle se estafaron".

El problema de esos niños, finalizó, ''es parte de nuestra realidad y, además, esto lo hizo Luis Buñuel hace como 50 años".