JUEVES 13 DE JULIO DE 2000
El PRI y Fox
* Octavio Rodríguez Araujo *
Para entender mejor la victoria de Fox debemos entender el significado del Partido Revolucionario Institucional, en primer lugar. El PRI, ni siquiera ya como PRI (a partir de 1946) ha tenido una ideología uniforme. Los principios y el lema del partido del régimen no fueron siempre los mismos. El lema del PNR fue ''Instituciones y reforma social'', el del PRM fue ''Por una democracia de trabajadores'' y el del PRI fue ''Democracia y justicia social''. En la Declaración de Principios, del 20 de enero de 1929 (semanas antes de la fundación formal del PNR), se lee: ''Los gobiernos emanados de la acción política del partido deberán dedicar sus mayores energías a la reconstrucción nacional''; esta era la intención del gobierno cuando creó el PNR. El PRM fue mucho más avanzado en sus planteamientos, que no como influencia verdadera en los gobiernos que enmarcó (el de Cárdenas y el de Avila Camacho). En el cuarto punto de la Declaración de Principios, se decía que el PRM ''considera como uno de sus objetivos fundamentales la preparación del pueblo para la implantación de una democracia de trabajadores y para llegar al régimen socialista''. Letra muerta, cierto, pero vigente como tal hasta 1953 cuando el PRI, fundado en 1946, cambió sus principios poniendo énfasis en el pueblo (ahora es la gente) y no más en la clase trabajadora y convirtiéndose en defensor de la propiedad privada, incluso en el campo, y del pluriclasismo, quedando relegadas (y olvidadas) la lucha de clases y la unidad de la clase trabajadora. Del socialismo, ni una palabra.
No es exacto, por lo tanto, que el PNR-PRM-PRI haya tenido una sola ideología. Ni siquiera que el PRI haya tenido una definición ideológica a lo largo de su historia, como tampoco es correcto, como ha querido presentarse en varias ocasiones, que el principio ideológico del PRI haya sido el llamado ''nacionalismo revolucionario'', pues este concepto fue asumido como tal apenas en los años 70, sustituido por el ''liberalismo social'' durante la presidencia de Salinas de Gortari, y vuelto a tomar, sin correspondencia con su realidad, bajo el gobierno de Ernesto Zedillo (en la XVII Asamblea Nacional Ordinaria del PRI en 1996). Al parecer la expresión ''nacionalismo revolucionario'' se le debe a Oscar Lange, quien lo interpretaba como una vía no capitalista ni socialista, como un ''tercer modelo'' de desarrollo. (Véase al respecto, para el caso mexicano, a Salvador Carmona Amorós, La economía mexicana y el nacionalismo revolucionario, México, El Caballito, 1974.)
En el PNR-PRM-PRI no hubo coherencia ideológica, menos como gobierno. En realidad, incluso durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, el partido del régimen nunca coincidió en sus planteamientos con las acciones de gobierno, a pesar de que en todos los casos, desde 1934-35, ha estado subordinado al presidente de la República (antes estuvo subordinado a Calles y no a los presidentes del maximato). En otros términos, los principios y los programas del partido no han tenido relación con los principios ni los programas de los gobiernos a los que ha servido. Por esto es que lo importante para analistas, observadores, beneficiarios y víctimas ha sido la acción gubernamental (y el uso de su partido) y no lo que haya planteado el partido.
La expresión PRI-gobierno, por lo tanto, ha sido correcta y lo que ha contado de aquélla, más que el PRI, es la realidad de las acciones del gobierno (de los gobiernos genéricamente llamados priístas). Y esta realidad ha sido la represión a los intentos de independencia sindical, a los campesinos y los indígenas, a los estudiantes y maestros, además, obviamente del empobrecimiento brutal de la población, la corrupción, la militarización creciente, la inseguridad pública y el cierre de expectativas para los jóvenes.
Lo anterior es lo que ha conocido la población y lo que ha terminado por enfadarla, y no tanto si el esquema económico es neoliberal o neokeynesiano. La disyuntiva en estas elecciones era más de lo mismo sin PRI o más de lo mismo con PRI. La tercera opción, el PRD, tenía ciertos parecidos con el PRI de los 70 en sus documentos y, por más que se inventara su absurda encuesta del 23 de junio, no garantizaba la derrota del partido oficial. El pueblo quiso un cambio, pero sobre todo quiso acabar con el PRI y lo que ha representado a lo largo de 70 años. La coyuntura del 2000 le ofreció al pueblo esta posibilidad. Ya la había tenido en 1988, pero el gran fraude de entonces y la tibia respuesta de Cárdenas no derrotaron al Revolucionario Institucional. Fox ofrecía esta derrota y una franja importante de la población le creyó. Muy pronto se verá que no basta la alternancia sino que falta una verdadera alternativa que favorezca al pueblo. ƑEstará el Partido de la Revolución Democrática a la altura de las exigencias? Este es otro tema. *