JUEVES 13 DE JULIO DE 2000
El estado de Chiapas, ante los nuevos desafíos
* Sami David *
En Chiapas el PRI no es oposición. Su vocación democrática tampoco se ha puesto en tela de juicio. El estado de Chiapas es la primera entidad federativa que por voluntad propia decidió pertenecer al país. Belisario Domínguez, el prócer de la libertad de expresión, el paladín de la democracia, no sólo es el único héroe civil del periodo revolucionario, sino la figura que nos representa y dignifica. Y los chiapanecos continuamos con esta tradición histórica, de voluntad y vocación libertaria.
La pluralidad de que a nivel nacional gozamos ahora, es una muestra fehaciente del decidido avance logrado por los mexicanos. Pero la democracia no se construye por el solo hecho de invocarla. Ni el cambio en la titularidad del Ejecutivo significa mutación de la conciencia nacional. México cree en la libertad, por lo que el avance democrático impone a todos los partidos y a la misma ciudadanía responsabilidades que no es válido eludir.
Como candidato del Partido Revolucionario Institucional al gobierno del estado de Chiapas, sostengo que mi compromiso no cambia, puesto que se sustenta en el diálogo, la tolerancia y en el respeto por las diferencias. Mi programa social se basa en el apoyo irrestricto a las clases populares, que deben ser favorecidas con programas de desarrollo y con verdadera sensibilidad social.
Mi proyecto gubernamental busca incentivar la producción, procurando un mejor empleo y mejor educación y cultura que privilegie el bienestar y la movilidad social. Primero la gente, por supuesto. Mi tesis busca acompañar la transición, pero manteniendo el cambio social, necesario para todos.
El pueblo chiapaneco anhela la consolidación de un gobierno de mayoría, pero sin fractura social. Por eso mi partido, el de la democracia y la justicia social, plantea un nuevo orden de convivencia, que reconcilie a sus diversos sectores y comunidades por el camino de concordia y fraternidad.
Un desarrollo a espaldas del pueblo constituye un planteamiento falso. Como candidato del Partido Revolucionario Institucional a la gubernatura de Chiapas, creo en la gobernabilidad, creo en rescatar, y eso propongo, el civismo, buscando un proceso político ejemplar para renovar los poderes de mi estado.
Lo he dicho de muchas maneras y ahora conviene resaltarlo: con el PRI, Chiapas tiene la oportunidad de ingresar al siglo XXI superando los pasivos sociales, las cuentas pendientes con los sectores más desprotegidos. La sociedad chiapaneca no puede continuar con sectores sociales tan estratificados, tan polarizados.
Chiapas no puede optar por la ambigüedad ideológica. La verdadera alianza del Partido Revolucionario Institucional es con la sociedad, con la gente. El PRI ofrece certeza, seguridad. Hay que recordar que gran parte de la deuda social de México es con los indígenas y que en Chiapas un alto porcentaje de la población responde a varios grupos étnicos. También hay que darles el lugar que les corresponde, con respeto y dignidad.
Mi apuesta en Chiapas es por la gobernabilidad, por restablecer la voluntad política de los actores sociales y políticos. La sociedad chiapaneca, el electorado, las organizaciones sociales, debe recordar que nuestro hogar común es Chiapas.
Chiapas no sólo se explica y vive por la aportación de unos a otros. Son concurrentes y no antagónicos sus intereses. Nuestro destino común será más grande en la medida que sepamos respetar diferencias legítimas y vigorizar nuestras semejanzas.
El 20 de agosto, el estado de Chiapas puede ganar en certeza, seguridad y concordia. En Chiapas, es oportuno recordarlo, el PRI no es oposición. *