JUEVES 13 DE JULIO DE 2000

* CIUDAD PERDIDA

* Miguel Angel Velázquez *

 

* Zedillo fue el gran elector

* Fox, Ƒgerente de Mexico Inc.?

 

Ernesto Zedillo no perdió. Desde la perspectiva del proyecto neoliberal aseguró la continuidad y por ello no sólo allanó el camino a Fox, sino que es su mejor sostén. La máscara de la democracia cubrió con el engaño la mueca del capitalismo desbordado.

La gente lo supo, lo sabía, por eso el día tres muy pocos salieron de sus casas. Los accidentes viales disminuyeron hasta 60 por ciento. No hubo alegría ni gusto, más bien el panorama era el de no saber qué hacer, de estupor, de sorpresa y tal vez, seguramente en muchos, un sentimiento de arrepentimiento, de culpa.

Pasó lo que nadie podía creer, el Presidente de la República, el gran elector, dio el triunfo a Fox y los priístas no podían explicarse el suceso. En la feria de la barbacoa, allá en Actopan, Hidalgo, un par de hombres hechos en el PRI, don Hilario Avilés, siempre sabio, siempre inteligente, y don Emiliano Pérez, hombre honesto y de partido entendían que al final, como siempre en la historia, el Presidente decidiría y sí, efectivamente, decidió, pero diametralmente opuesto a lo que ellos creían.

Y tengo la idea de que así le pasó a muchos mexicanos que retaron al sistema sin saber las intenciones de Zedillo. Unos fueron por el PRI para impedir el triunfo de la derecha y otros optaron por Fox para hacer de su voto la venganza.

En medio quedó Cárdenas. Por eso nadie pudo encontrar a la gente que vitoreaba al hijo del general en plazas llenas, en mítines plenos de acuerdos gritones por la defensa de la soberanía.

La verdad es que la gente entendió desde siempre que Cárdenas no podía ganar. Que no lo dejarían ganar y por eso los votos por Cuauhtémoc, la gente que llenó las plazas, trató de torcer la realidad y se fueron con el espejismo. Cada quien, a su entender, trató de impedir el paso del proyecto De la Madrid-Salinas-Zedillo y una mayoría votó por lo mismo, pero sin el PRI.

Mucha gente pensó que Zedillo sería, como es costumbre, quien al final elegiría al próximo presidente, y no erraron. Zedillo eligió a Fox porque es el único que puede continuar el proyecto de engaño, de empobrecimiento y de tristeza que avalan el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Presidencia de la República Mexicana, todos en esto que News Week ha llamado Mexico Inc.

Entonces, México SA de CV y su gerente Fox ya piensan en cambiar el escudo nacional por un logo atractivo que venda y que inflame el pecho de los cómplices del neoliberalismo apersonados en el proyecto final de la democracia liberal inducida por los ideólogos promiscuos y publicitada por los medios a modo.

Pero, además de todo esto, en la conciencia pública se reafirma la idea de que el PRI ya no podía seguir en el gobierno y los priístas lo han confirmado. Uno a uno y en bloque los miembros de ese partido, hasta ahora en el poder, han ratificado el porqué la gente los rechaza.

Bastó con el llamado del matador, con una comida, para que todos siguieran fieles al sistema. Cuál rebeldía, cuál explicación. Todos siguen a las órdenes del jefe, de su jefe y con su sumisión admiten que no pueden ser más que la borregada que seguirá el tintineo de la campana del hombre que tiene en la mano el badajo.

Lo grave es que en cinco meses ya no habrá campana ni campanero y ellos, los priístas, hoy, en este momento, no tienen camino ni puentes. Para decirlo más claro, lo único que saben decir y lo demuestran día con día es su docilidad: "Sí, señor", es el máximo alcance.

 

Para que se entienda

 

En esto días, tal vez mañana, los miembros del Tribunal Superior del Justicia del DF se reunirán con Andrés Manuel López Obrador para exigirle que no ratifique en su puesto a Samuel del Villar.

Los magistrados pretenden influir en los ánimos del representante del PRD para que López Obrador deseche la idea de mantener a Del Villar en el puesto desde donde ha conseguido desmantelar la patraña y desarmar las complicidades de siempre.

Nadie quiere perdonarle a Del Villar su ceguera para hacer justicia y nadie le reconocerá que, en lo político, hubiera desenmascarado los intereses más turbios disfrazados de humanismo.

Seguramente habrá errores, seguramente no todo es exacto, pero seguramente en esta ciudad no hay muchos que se inclinen por la justicia así, a secas. Por eso nadie o muy pocos quieren a Del Villar, por eso lo quieren fuera.

A ver qué dice el nuevo jefe de Gobierno.