JUEVES 13 DE JULIO DE 2000

 


* Arturo Alcalde Justiniani *

Democracia sindical šYa!

ƑY ahora quién va a designar al próximo líder de la FSTSE? Se preguntaba el dirigente de un sindicato nacional burocrático, Ƒacaso Fox?

Interrogantes similares aparecen alrededor de un modelo laboral sustentado en buena medida en el control y la corrupción, que de la noche a la mañana se quedó sin brújula, sin puerto y ante la urgente necesidad de un cambio de orientación.

Mucho se ha hablado y escrito sobre la importancia de modernizar las relaciones laborales en nuestro país. Poco se ha hecho para lograr estos cambios, más allá de un discurso que nadie toma demasiado en serio, que exalta una supuesta "nueva cultura laboral" que buscó la aprobación de un Código Procesal Laboral que en el fondo pretendía ahondar las vigentes formas de subordinación.

Hoy se inicia la caída del viejo sistema y se abre la oportunidad de diseñar, en un entorno sensiblemente diferente, un modelo ha construir sobre tres pilares: transparencia, democracia y responsabilidad social. El tema del trabajo debe recuperar un lugar prioritario en esta etapa de nuestra historia nacional. La mayor parte de la población vive de su trabajo, en él y mediante él decide su suerte personal y familiar. Reconocer la importancia del tema constituye el primer obstáculo a superar. Lo común es diferir el tema, considerarlo un aspecto condicionado a la política económica o subordinarlo al interés de la inversión. De aquí la mezcla entre las formas corporativas estatales y la gran intromisión empresarial en el modelo laboral en su conjunto y en las prácticas gremiales cotidianas.

Tres aspectos parecen esenciales en el momento actual. El primero, incluir dentro de la temática vinculada a la transición democrática el reclamo de la democratización sindical, tomando en cuenta su íntima vinculación a la reforma del Estado y la constante resistencia de los líderes formales del sindicalismo oficial para permitir la auténtica participación de los trabajadores. Por esta razón los acuerdos corporativos han fracasado en el pasado. Un segundo aspecto es evitar sustituir el control e intervencionismo del ya viejo sistema político por otro de emblemas diferentes. Con el apoyo de la sociedad y de la concertación política son los trabajadores los que de manera autónoma tienen que ir recuperando sus propias organizaciones e ir generando una concertación legítima con sus empleadores para conciliar sus propios reclamos de promoción de empleo, salario remunerador y condiciones de trabajo propicias con productividad social y crecimiento económico. Por último, resulta fundamental lograr acuerdos específicos que permitan transitar hacia la legitimidad, tales como: la transparencia en los registros de contratos colectivos y patrimonios sindicales, el voto secreto para la designación de dirigentes y la necesaria participación de los trabajadores en la contratación colectiva. Estas condiciones son acordes con los modelos laborales de los países más avanzados del mundo, son factores de modernización real, evitar conflictos sociales y complementan los compromisos que el Presidente electo asumió con diversos sectores de la sociedad civil y laboral. La tarea es promover la libertad y la democracia sindical y favorecer el desarrollo productivo del país. Por el bien de todos.