MIERCOLES 12 DE JULIO DE 2000

* Estrellita marinera, una fábula de nuestro tiempo, nuevo libro de la escritora


Prefiero el mundo infantil a los prejuicios de los adultos: Esquivel

* Decidió regresar a sus orígenes de educadora y publicar historias dedicadas a los niños

* Hacer cine implica estar entre la espada y la pared, dice * Prepara, con Iain Softley, un filme

César Güemes * Por lo menos dos veces ha apostado todo su capital literario a una sola carta y en ambas ocasiones la suerte y los lectores le fueron favorables.

Laura Esquivel dio un rotundo no a quienes esperaron la parte dos de Como agua para chocolate y publicó La ley del amor. Después, mientras sus lectores se reacomodaban al nuevo estilo, decidió regresar a sus orígenes de educadora y escribir para el público infantil. Así que de nuevo ha puesto en juego su audiencia cautiva porque circula ya su nuevo libro, Estrellita marinera, una fábula de nuestro tiempo (Planeta).

Y por si los cambios en su vida fueran pocos, la escritora se permite trabajar al lado de Iain Softley, el cineasta inglés que saltó a la palestra con filmes como Backbeat, Hackers o Las alas de la paloma.

ųHay un cambio sustancial de códigos en tu trabajo: entre tus dos novelas anteriores y este libro para público infantil. ƑQué es eso, Laura, además de necesidad de escribir, valentía? Ya tenías lo que muchos escritores buscan afanosamente, un público concreto.

ųTiene que ver mucho con que originalmente soy educadora. En realidad lo que me costó trabajo fue pasar de las estructuras pensadas para niños a las concebidas para adultos. Ese fue el verdadero cambio. Y es un placer enorme volver al contacto con los niños, donde todo es posible. El suyo es un mundo en el que no existen los prejuicios racionales de los adultos. Ahí me manejo con naturalidad. Esos mecanismos los traigo conmigo y provienen de mi experiencia como educadora. Sé cuando el público puede aburrirse y es necesario incluir humor o cambiar de tono. Es algo que siento, que aprendí y que no puedo explicar.

 

Aprendizaje rápido de códigos visuales

 

ųHas sido madre y educadora, pero la evolución de la infancia es muy veloz. ƑTe mantienes al día, estudias, te dejas llevar por la percepción?

ųEn este regreso, a pesar de que ya no tengo el contacto directo con un grupo, nunca pierdo la cercanía con los niños, son muy afecta a ellos. Es interesante ver que los niños de hoy tienen una serie de estímulos que no tenían aquellos con los que trabajé. Es difícil que se concentren mucho tiempo en un solo objetivo, por eso les cuesta trabajo leer. Prefieren sentarse a ver una película que leer un libro. Y si juegan, se enfrentan a los juegos de video que son muy rápidos y están llenos de ''información". Como se adaptan a lo que les ha tocado en suerte, aprenden muy rápido los códigos visuales. Bien, pues pese a esta realidad contraria a la literatura, estoy contenta porque veo cómo han recibido mi nuevo libro y me percato de que a los pequeños lectores les gusta. Lo leen muy rápido y comprenden muchos conceptos de los que manejo en el volumen.

ųLa extensión del libro es un poco más amplia de la usual y quizá esto sea una ventaja para el lector: le dura más.

ųSe ve un poco más grande de lo normal por las ilustraciones, pero en número de cuartillas no pasa de 30. Claro, no es como los cuentos clásicos, que siempre resultan muy cortos. Amplié las posibilidades narrativas del propio cuento para que a nivel editorial fuera más atractivo y para que me diera más espacio y así contar bien la historia.

ųƑTe resultan necesarios los cambios de actitud frente a lo que escribes?

ųLa historia de mis proyectos tiene mucho que ver conmigo. Nunca esperé que pasara lo que sucedió con Como agua... ni lo busqué. Prefiero hacer lo que me gusta o lo que creo me hace falta para comunicarme. No, no me preocupó cambiar. Cuando hice La ley del amor perdí parte del público anterior, pero gané otro. Ese fue un fenómeno muy fuerte porque muchos lectores esperaban Como agua para chocolate II y no fue así. Cuando no recibieron más de lo mismo hubo desconcierto. De modo que La ley... ha tenido otro camino. A los lectores jóvenes les encanta y con ese libro obtuve un público distinto que necesitaba esa información en particular.

 

Pasión por escribir guiones

 

ųAhora hay un fenómeno muy claro, el de J. K. Rowling y sus ya cuatro libros protagonizados por Harry Potter. No diríamos que es literatura infantil, como tampoco lo podemos decir de Estrellita marinera.

ųEn Estados Unidos mis editores atraviesan por un desconcierto similar con este nuevo texto mío porque no saben con especificidad a qué público se van a dirigir, ya que el libro no es ni totalmente para niños ni del todo para adultos. Nosotros en cierto momento de la historia inventamos la infancia, la adolescencia y la edad adulta. Dijimos qué era lo que se podía hacer y lo que no en cada uno de esos apartados.

''Y no creo en esas divisiones artificiales. Cuando tenía mis talleres con público infantil, siempre mezclé las edades y eso me funcionaba de manera sensacional. Los muy pequeños tienen una enorme creatividad a la que el sistema no ha dañado. En cambio, los de doce años ya pasaron por la maestra que les dijo que el cielo no era azul y que no había fantasmas. Entonces, el contacto de unos con otros es muy enriquecedor. Y tan no creo en esa forma de separar a las personas, así todas sean menores, que cambié tres veces de ilustrador. Cuando pedía ilustraciones, comenzaban a hacer caricaturas y no era eso lo que yo quería. En la versión final algunas ilustraciones pueden resultar un tanto fuertes, pero a los niños les encanta, a ellos sí les ha gustado."

ųSé que estás haciendo una cinta con Softley, aquel que planteó en una película la historia del quinto beatle. Cerremos con esa otra vertiente de tu labor como escritora.

ųMe apasiona escribir guiones de cine. Antes mis proyectos siempre se los daba a Alfonso Arau y como realizador confío ciegamente en él. Pero como el cine en México cuesta mucho, se quedó en el cajón una buena cantidad de guiones míos y que él nunca pudo financiar. Ahorita tengo uno nuevo para Softley. Es una adaptación. Eso, por un lado, me crea conflicto y, por otro, me hace sentir bien porque me gusta respetar la obra que adapto; intento no cambiar demasiado sino meterme dentro del alma del escritor y la historia para reflejarla lo mejor posible. Por otro lado existe la presión del productor y del director, que no siempre están de acuerdo con uno. Se está de forma permanente entre la espada y la pared.

ųƑQuiénes te demandan más atención, los directores de cine o los niños?

ųMás o menos es parecido. Muchas veces subestimamos a los niños y por eso los limitamos cuando tendríamos que aprender más de ellos.