MIERCOLES 12 DE JULIO DE 2000

* CLASE POLITICA

Miguel Angel Rivera * Ni Emilio Gamboa ni Esteban Moctezuma. Por lo pronto estos dos destacados políticos quedaron fuera de la lucha por la dirigencia nacional del PRI.

En cambio, la que resultó fortalecida fue la presidenta del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) Dulce María Sauri Riancho, quien a seis años de distancia vive un proceso semejante al que enfrentó Ernesto Zedillo.

Estos son los puntos sobresalientes de la larga jornada que vivieron el jefe del Ejecutivo federal, los 21 gobernadores priístas y los integrantes del CEN del tricolor, en el esfuerzo por mantener unido, y con fuerza, al partido que gobernó al país durante más de 7 décadas.

Las versiones oficiales destacan la integración de un comité o comisión de gobernabilidad, el cual estaría integrado por los ex presidentes del partido, quienes junto con Sauri Riancho prepararán la elección de una directiva de transición, que a su vez convocará a la asamblea nacional en la que deberán definirse los mecanismos internos, los objetivos y las propuestas de gobierno de este instituto político que a pesar de la grave derrota del pasado día 2 es todavía una de las principales fuerzas políticas de México.

También, en las informaciones oficiales acerca del encuentro entre el primer mandatario y los gobernadores ųen Los Pinos los encargados de enfrentar a la prensa fueron René Juárez Cisneros, Tomás Yarrington Ruvalcaba y Fernando Moreno Peñaų se hizo notar el respaldo general a la presidenta del partido y la cordialidad del encuentro.

Sobre esto último, deben haberse producido más desacuerdos de lo que se reconoce oficialmente. El hecho de que el encuentro haya durado siete horas, sin que se tratara de una celebración, indica que se expresaron muchos puntos de vista y probablemente no todos coincidentes. Con seguridad los detalles se conocerán en los días venideros.

Lo agridulce del poder

El respaldo general a Sauri Riancho sí es un dato trascendente, porque antes carecía de fuerza real, la cual se depositaba en los dos hombres de confianza del ex candidato presidencial Francisco Labastida Ochoa, el secretario general del partido, Esteban Moctezuma Barragán, y el secretario técnico del Consejo Político Nacional (CPN), Emilio Gamboa Patrón, quienes a su vez sostuvieron una inocultable lucha por conquistar la mayor tajada de poder.

En medio de esa lucha, la presidenta quedó aislada, al grado que, dicen los enterados, ni siquiera los delegados del CEN en los estados le obedecían y preferían rendir cuentas o seguir las instrucciones de los dos personajes mencionados.

No era una situación insólita en el partido. De hecho, casi ningún presidente tuvo poder real durante las campañas presidenciales. El propio Ernesto Zedillo lo vivió en su calidad de coordinador de la campaña del malogrado Luis Donaldo Colosio. A pesar de su rango, eran pocos los funcionarios del partido que le notificaban de sus actividades y muchos menos los que les pedían instrucciones.

Como víctima de una situación semejante, el primer mandatario saliente debe reconocer la legitimidad del propósito de Sauri Riancho de ser la única responsable de sus acciones y de ser la verdadera dirigente del partido.

Por lo pronto, el futuro de inmediato de Moctezuma y Gamboa lo resumió en unas cuantas palabras: "todos los integrantes del CEN renunciaron el día 3. Voy a hacer efectivas las renuncias".

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