MIERCOLES 12 DE JULIO DE 2000
* Astillero *
* Julio Hernández López *
Debería asesorarse Vicente Fox con alguna buena agencia de colocaciones antes de ser sorprendido en su buena fe por algún taimado aspirante a secretario de Estado.
Lavado y planchado
No vaya a ser que se le cuelen por allí algunos personajes de cuyos antecedentes se dé por enterado hasta fin de sexenio, cuando ya no haya mucho qué corregir. Alguien, por ejemplo, como quien fue su coordinador general de campaña, el eficaz ejecutivo Pedro Cerisola, a quien ahora traen en expedientes judiciales en Estados Unidos, relacionándolo ni más ni menos que con Carlos Hank Rhon y con el famoso (en la nota roja política, no en los boletines financieros) Laredo National Bancshares, todos ellos (Pedro, Carlos y el banco) partícipes de detergentes sospechas.
ƑEl futuro secretario de Comunicaciones y Transportes?
No está de más mencionar que Fox ha señalado a Cerisola como parte de su equipo de enlace, especialmente dirigido a encargarse de los asuntos de comunicaciones y transportes en los que tiene indudable experiencia, como se podrá entender a partir de la lectura de los siguientes párrafos. ƑCambio? ƑCuál cambio? Antes fue Emilio Gamboa el secretario de Comunicaciones y Transportes, ahora tal vez lo sea Pedro Cerisola.
Cerisola fue uno de los beneficiarios de las estrategias empresariales de búsqueda de talentos que ahora ha extendido Fox para la integración de su gabinete presidencial. Ni siquiera lo conocía el guanajuatense antes de instalarlo en el cargo de máxima importancia de su campaña. Ni falta hacía poner en juego ese factor anacrónico, dinosáurico, de la vieja política, que era el conocimiento directo, personal, de la gente con la que se haría equipo político. Nada de eso. Un empresario moderno simplemente encarga a una agencia que le consiga al mejor hombre posible para cumplir con una función, y ya está.
De la conexión texana a la conexión Salinas
Ciertamente, Cerisola tenía méritos ejecutivos suficientes. Y también una historia política peculiar, en la que inequívocamente saltan nombres, empresas y asuntos relacionados con el apellido Salinas de Gortari.
Según su historial conocido, el San Pedro de la campaña foxista había sido director de Aeroméxico, una empresa que es típico ejemplo de la manera como se hicieron bonitos actos de magia con el dinero de los mexicanos para hacer ricos a unos cuantos y, además, para financiar las campañas políticas de los favoritos del régimen (fuesen o no priístas, como se acaba de ver este 2 de julio).
Altos vuelos y oficio telefónico
Aeroméxico ha recorrido el camino clásico de las empresas privadas que son rescatadas por el gobierno, que las sanea y luego financia para que vuelvan a manos particulares y que luego las vuelve a retomar para cargar todas esas fugas de millones de dólares al Fobaproa-IPAB que aprueban como hermanitos gemelos el PAN y el PRI. Director de Aeroméxico también fue, como recordarán los lectores que no estén embotados con el triunfo foxista, Gerardo de Prevoisin, quien confesó, cuando fue pillado con algunos milloncillos de dólares de menos en sus informes financieros, que parte de la merma se debía a entregas en efectivo para campañas presidenciales priístas de 1994.
De esos vuelos remotos venía Cerisola, aunque a la hora en que Fox lo nombró coordinador de la campaña, era un alto directivo de Telmex, la empresa principal del imperio económico de Carlos Slim, quien ha resistido con fuerza la versión que con insistencia liga tal fortuna enorme con los intereses de su tocayo Salinas de Gortari.
El factor Hank
Pero no han sido sólo esos los puntos en los que Cerisola pareciese ofrecer elementos para que un buen novelista tejiese la historia de las relaciones Fox-Salinas. Ahora, la Junta de la Reserva Federal de Estados Unidos mantiene un acoso judicial contra Carlos Hank Rhon a propósito de las oscuras maniobras que ha realizado al frente del citado Laredo National Bancshares.
El hijo homónimo del famoso profesor mexiquense está enredado en una historia de traslados de millones de dólares a cuentas de Raúl Salinas de Gortari, en la que aparece el Citibank favorito del hermano incómodo.
Por lo pronto, las autoridades estadunidenses reclaman a Hank Rhon que no hubiera notificado oficialmente de la participación de su polémico padre en algunos reacomodos accionarios.
Una leve feria (y un auto de lujo) "por fuera"
Una de las preguntas que los abogados del gobierno vecino tienen preparada para que sea respondida por Hank Rhon (quien incumplió la primera cita que tenía para efectos declarativos) se refiere a la razón por la cual Hank Rhon pagó "por fuera", mediante un acuerdo no escrito, al margen del convenio formal, un millón 200 mil dólares, y un auto de lujo, a... Pedro Cerisola, quien era el presidente del mencionado banco y vendió sus acciones al joven Hank entre 1990 y 1991.
Según los documentos oficiales del caso, Cerisola fue identificado como "un nacional mexicano, con experiencia anterior en la industria bancaria mexicana". Al vender sus acciones, Cerisola cedió el control del banco a Hank Rhon y la presidencia del mismo. Tiempo después, el propio Carlos Hank González compró acciones de esa institución bancaria, aunque no se dio a conocer tal situación "por la prominencia del profesor Hank como figura política y funcionario gubernamental en México, pues él, como asunto práctico, no podía ser el propietario registrado de bienes fuera de México'', argumentaron los abogados de la Reserva Federal en un documento acusatorio de diciembre de 1998, según nota de David Brooks y Jim Cason, corresponsales de La Jornada en Estados Unidos.
Intereses financieros interconectados
En el episodio de los Hank no ha salido a relucir solamente el nombre del coordinador de la campaña foxista, sino también otros empresarios mexicanos que serán interrogados sobre sus relaciones con el hankismo, como David Peñalosa, otro de los grandes beneficiarios del salinismo, y Gabriel Alarcón, dueño entre otras cosas de un diario de la capital del país.
También se indagarán (sin que de entrada parezca haber nada necesariamente relacionado con Televisión Azteca y los 30 millones de dólares con los que Raúl Salinas de Gortari se hizo socio fundador de esa empresa) las redes de intereses financieros interconectados en Estados Unidos, el Caribe y Europa.
El foxismo, la etapa superior del salinismo
Como se ve, no basta con confiar en una agencia proveedora de servicio doméstico, seguridad privada, amigos personales y ejecutivos impólutos para seleccionar a los subordinados con los cuales se pretende gobernar a una empresa llamada Estados Unidos Mexicanos. Porque se corre el riesgo de que, como en el caso de Cerisola, a fin de cuentas las selecciones hechas con manos presuntamente esterilizadas acaben exhibiéndose simple y sencillamente como pruebas claras e irrefutables de que el foxismo es la etapa superior del salinismo, y que más allá de las alharacas democratizadoras y las novedades reclutadoras, la mano que mece la cuna sigue siendo la misma: Salinas, Hank, Fobaproa, IPAB, los negocios, los intereses, las complicidades en la continuidad histórica del neoliberalismo dominante.
Eso que todavía llaman PRI
Sigue la tragicomedia priísta. Dulce María suspendió el encuentro previsto entre Madrazo, Labastida, Bartlett y otros notables del tricolor. Madrazo reviró con una carta que entre líneas golpeaba directamente a la yucateca. Luego se fueron todos a reunir durante más de seis horas con el primer foxista del país. De allí salieron con el acuerdo humorístico de que la señora Sauri seguirá como presidenta del PRI pero con un consejo asesor, o vigilante, o fideicomiso de liquidación, que encabezan ex presidentes del tricolor y otros militantes de élite. Faltan algunos episodios más de la telenovela más gris de la temporada.
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