MARTES 11 DE JULIO DE 2000
* Lo acusa el partido Likud de hacer "concesiones inaceptables" a los palestinos
Rechaza el Parlamento israelí una
moción de censura contra Barak
* Cuestionan la ANP la utilidad de una cumbre, "si Israel elimina todas nuestras exigencias"
Afp, Ap, Dpa y Reuters, Jerusalén, 10 de julio * El primer ministro israelí, Ehud Barak, sobrevivió hoy una moción de censura presentada por la oposición del partido derechista Likud, que exigía nuevas elecciones por considerar que el gobernante ha hecho concesiones inaceptables a los palestinos, previamente a la cumbre de Campo David que comenzará este martes. En protesta por la participación en dicho encuentro, tres partidos de la coalición gobernante retiraron ya su apoyo a Barak.
En tanto, el presidente israelí Ezer Weizman entregó hoy su renuncia al presidente del Parlamento, Avraham Burg, poniendo fin a un mandato de siete años, luego de que la justicia dictaminó que incurrió en fraude y abuso de confianza al recibir obsequios por valor de 350 mil dólares de un millonario francés, que no declaró a las autoridades. Weizman, cuya renuncia era previsible, sostiene que los regalos eran personales, y que éstos no afectaron en ningún momento sus funciones como presidente.
Tras la votación parlamentaria, el primer ministro partió a Estados Unidos y afirmó: "El gobierno no cayó, la moción de censura no tuvo efecto y yo sigo adelante con mis planes de ir a Campo David. No voy solo. Conmigo están casi 2 millones de personas que nos llevaron al liderazgo político en el país".
Barak recordó así las elecciones en las que los laboristas derrotaron al derechista Likud en elecciones anticipadas con 56 por ciento contra 44 por ciento de la votación.
La moción de Likud requería el voto de 61 legisladores para ser aprobada, sin embargo, y a pesar de estar en minoría parlamentaria, sólo 54 diputados votaron en favor de la moción de censura, 52 se opusieron, siete más se abstuvieron y otros siete legisladores no asistieron a la sesión.
Horas antes de la reunión del Parlamento israelí (Knesset), el partido liberal conservador Shinui prometió al premier abstenerse en la votación, lo que evitaría la mayoría absoluta de la oposición, el resto del apoyo lo brindó el partido Laborista, de Barak, y la formación de izquierda Meretz, que hasta el mes pasado fue parte de la coalición de gobierno, pero debió salirse para impedir que el partido religioso Shass abandonara la coalición de gobierno.
Pero esta formación, al igual que el Partido Nacional Religioso y el partido Be Alia, de los inmigrantes rusos, desertaron el fin de semana de la coalición acusando a Barak de haber prometido ya al presidente palestino, Yasser Arafat, el control sobre 90 por ciento de la superficie de Cisjordania.
El ministro de Transportes, Amnon Lipkin Shahak, reconoció que la moción de censura y la crisis en la coalición de gobierno hacen que Barak se presente muy debilitado en la cumbre de Campo David, "pero había que actuar pese a este contexto desfavorable".
Por su lado, el líder de Likud, Ariel Sharon, afirmó ante el Knesset que Barak no está cumpliendo su promesa de llevar a la cumbre los puntos que le exigen los israelíes y apuntó: "Siento pena porque la persona que yo quería fuera el primer ministro de todos, se convirtiera, en apenas un año, en el primer ministro de casi nadie, excepto de sí mismo".
Para evitar la salida de los partidos ortodoxos de la coalición de gobierno, Barak presentó hace unos días cinco "líneas rojas", o puntos no negociables en la cumbre de Campo David. Así, el primer ministro prometió que exigiría la desmilitarización del valle Jordán, rechazaría la exigencia palestina de que Israel retrocediera hasta volver a las fronteras de 1967, así como también toda responsabilidad hacia millones de refugiados palestinos expulsados de la región tras la guerra que tuvo lugar en dicho año.
También prometió que la gran mayoría de los asentamientos judíos en territorios palestinos quedará bajo soberanía israelí y que no se discutirá el estatuto definitivo de la ciudad de Jerusalén, que tanto israelíes como palestinos reclaman como su capital.
Pero mientras que los partidos renegados de la coalición no creyeron en estas promesas, los palestinos cuestionaron la utilidad de celebrar una cumbre si Barak eliminó, de entrada, todas sus exigencias.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP), no obstante, aceptó participar en la cumbre, aunque advirtió que no aceptará ningún acuerdo parcial, ni olvidará sus exigencias. De ahí que observadores coincidan en que, pese a las buenas intenciones de Washington, la cumbre no tendrá ningún resultado.
Aún así, antes de abordar el avión, Barak afirmó que "ha llegado el momento de poner fin al conflicto israelí-palestino y de dejar a nuestros niños un futuro mejor y una realidad distinta a la de nuestra generación".
En tanto, la secretaria de Estado estadunidense, Madeleine Albright, admitió que la cumbre sería "difícil", con lo que coincidió el presidente Bill Clinton quien, sin embargo, se dijo convencido de que "tanto el primer ministro Barak como el presidente Arafat tienen la visión, el conocimiento, la experiencia, la habilidad y las verdaderas agallas para llevarlos, creo, a un acuerdo y luego venderlo a sus respectivos pueblos".
No hubo declaraciones sobre la cumbre de Campo David por parte del presidente israelí, quien ya había dicho que renunciaría este año por motivos de salud, y que en los últimos meses fue objeto de una investigación judicial que se originó cuando un periodista lo acusó de haber recibido obsequios por más de 453 mil dólares del empresario textil francés Edouard Sarousi. Weizman reconoció haber recibido "obsequios personales" por 350 mil dólares, y sostuvo siempre que no incurrió en falta alguna al hacerlo.
La renuncia presentada por Weizman será efectiva en 48 horas. Observadores dijeron que se perfila como sucesor el ex primer ministro laborista, Shimon Peres, ganador del premio Nobel por haber logrado, junto con el asesinado primer ministro Yitzhak Rabin, los primeros acuerdos de paz con los palestinos. Otro candidato es el congresista Moshe Katz, de Likud. Se espera que la elección secreta del presidente, que tendrá lugar probablemente el 31 de julio, refleje la convulsionada política israelí.
Por último, un mes después de la muerte del presidente de Siria, Hafez el Assad, casi todos los 9.4 millones de sirios participaron en un referéndum para elegir a su hijo, Bashar, como nuevo gobernante del país, en elecciones en las que él fue el único candidato. Autoridades electorales dijeron que entre 99.6 y 99.9 por ciento de los electores votaron por el "Sí" a la elección de Bashar el Assad, de 34 años de edad y de profesión oftalmólogo. También participaron en la elección miles de militares sirios destacados en el norte de Líbano.