Iván Restrepo
Las primeras lluvias yla fragilidad metropolitana
Este año llegarán al país 27 huracanes y la mayoría traerá agua y humedad. Por ello se esperan lluvias torrenciales que pondrán a prueba la capacidad de almacenamiento de presas, cuencas hidrográficas y la calidad del drenaje de las poblaciones. Igualmente, afectarán zonas habitadas que no disponen de obra pública para captar y conducir el agua hacia los sitios adecuados.
En el Valle de México, las primeras lluvias fuertes mostraron ya la fragilidad de varios sistemas de captación de agua, la carencia o mala calidad del drenaje en varias poblaciones del estado de México y la ausencia de políticas para evitar el crecimiento anárquico de la metrópoli. Chalco, Ecatepec, Iztapalapa, Chimalhuacán, Tepotzotlán e Ixtapaluca, son ejemplos de lo que puede ocurrir en otras zonas del país.
Y es que a pesar de las promesas de revertir algunas tendencias históricas, el Valle de México continúa siendo muy vulnerable por la sobreexplotación de los mantos acuíferos y el mal estado que guardan los 40 ríos y sus afluentes. Si no se les mantiene libres de basura y sedimentos, tarde que temprano ocasionarán inundaciones graves.
Existen, además, 28 presas para controlar las avenidas de agua. Debían estar desazolvadas, pero algunas no lo están. Las compuertas de una de ellas, la de El Sordo, en Naucalpan, se tuvieron que abrir semanas atrás para evitar que, como en años anteriores, sus aguas inunden varias colonias. Otro foco rojo es el río Los Remedios, cuyo lecho no deja de recibir basura y sedimentos. Si se desborda, como en el pasado, afectará a varias colonias de la delegación Gustavo A. Madero, Neza y Ecatepec.
En tanto, 160 familias de Xochimilco están en zonas de altísimo riesgo. Un barrio, el 18, está más de dos metros por debajo de la pista de canotaje de Cuemanco. Si éste sube de nivel, la inundación será inevitable.
En las zonas de Sayula, Tierra Colorada, Cazulco, El Gavillero, en Magdalena Contreras, cientos de familias viven en barrancas o en medio de un cauce de río. En Tláhuac, más de mil viviendas están en zonas de alto riesgo, como San Antonio, Santa Ana, Actopan, Oztotepec, Cuautenco y Xocomulco.
En Tlalpan, sobresalen los asentamientos La Primavera, La Felicidad, Los Conejos, El Arenal, Los Teporingos. En Alvaro Obregón, hay 30 colonias expuestas a inundaciones, afectando a cerca de 20 mil personas. En Iztapalapa, el año pasado se inundaron 800 casas de la colonia Ejército de Oriente al desbordarse el agua de una lumbrera del drenaje profundo. Hace poco volvió a ocurrir algo semejante y causó daños en 128 casas. Las autoridades actuaron con rapidez en auxilio de los damnificados, los indemnizaron y ahora se hace obra para resolver el problema.
Agréguese al panorama anterior a cientos de familias ubicadas en la Sierra de Santa Catarina y el Cerro de la Estrella, que están expuestas a sufrir por las lluvias. Cuajimalpa tiene 17 asentamientos en pendientes frágiles o zonas de escurrimiento de agua, como Barranca del Diablo, Camino de Hila, La Monera, La Plantación, El Vacilón, Río Borracho y Panazulco. 250 familias están en peligro extremo.
En fin, aunque las autoridades de la ciudad de México han sorteado con éxito las primeras lluvias fuertes del año, existe un problema que exige solución inmediata: 15 mil familias viven en peligro permanente, porque ocupan las 53 barrancas que hay en la ciudad, en minas y pendientes, en lechos de escurrimientos o en áreas que antes fueron lagos. Se encuentran especialmente en las delegaciones Alvaro Obregón, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Tlalpan, Milpa Alta y Tláhuac. Miles más lo están en los municipios del Valle de Chalco, Ixtapaluca, Ecatepec, Neza y Naucalpan.
No hay recursos, dicen las autoridades, para reubicarlas, por lo que seguirán expuestas a una tragedia. En cambio, se destinan millones del presupuesto federal, de nuestros impuestos, a tapar los malos manejos de los banqueros y sus allegados.