LUNES 10 DE JULIO DE 2000
Ť Sólo escribe un libro, dividido en tomos, afirma
Pienso que soy un favorito de los dioses: Rivera Letelier
Ť El desierto, una cantera inagotable de temas para escribir
César Güemes Ť Tiene 50 años, de los cuales solamente los últimos cuatro ha podido dedicar por entero a la literatura. Antes, pasó media vida trabajando en la minas salitreras de su natal Chile. Hoy vive a mil kilómetros de Santiago, en el desierto que lo ha conformado varón y prosista, y allá recibe a los reporteros que deseen salvar por carretera la distancia o se aventuren a sobrevolarla y encontrarse, tal vez, con la Fata Morgana que reina sobre esas ardientes explanadas.
De paso por México, con una nueva novela en librerías, Himno del ángel parado en una pata (Planeta), Hernán Rivera Letelier revela cómo un libro autobiográfico puede hacer que un sueño de celuloide se vuelva tangente realidad.
-Veo que no te has detenido luego de obtener un sólido reconocimiento con La reina Isabel cantaba rancheras.
-Me considero afortunado porque nací con un desierto bajo el brazo y lo tengo junto con su gente para mí solo. Mientras mis colegas en Santiago se pelean a picotazos la metrópoli, yo tengo todo ese territorio para escribirlo y cantarlo, ahí cuento con una cantera inagotable de temas. Pienso que lo que hago no es más que un solo libro dividido en tomos. La reina... es el primer tomo y el Himno del ángel parado en una pata es el dos. Y apenas circula éste cuando ya estoy en el que sigue. No me espero al vacío posparto. No lo sufro. Estoy muy contento porque de La reina... sé que en México es el único libro de la colección donde apareció que se ha reditado, lo cual para mí es muy bueno. Cuando lo estaba escribiendo me dije: en alguna parte le tiene que ir bien. Eso llevó a los editores a sacar este nuevo libro, Himno del ángel..., al que aprecio mucho porque es el texto más autobiográfico que tengo, prácticamente la reproducción de mi infancia hasta los 13 años.
"Es la historia de un niño que se crió en un campamento minero de tres calles, cada una de tres casas. Hijo de padres evangélicos, criado bajo una disciplina férrea: no podía ir a los bailes, ni escuchar música en casa, ni leer más que la Biblia. De pronto ese campamento detiene su faena y la gente se tiene que ir. La familia de ese niño emigra a la gran urbe y ahí el joven se queda huérfano de madre a las dos semanas, el padre tiene que viajar, y entonces el niño comienza a descubrir todo lo que no conocía, el sexo, el rocanrol y por supuesto el cine. Ahí es donde se maravilla con las películas mexicanas."
-Si es ahí cuando conoce a Rosita Quintana y si el niño eres tú, te pido que lo cuentes, Hernán.
-Era ella. Pero resultaba un amor imposible, como enamorarse de una aparición. Así que Himno del ángel... es un homenaje al cine de la época de oro de México y a esta especie de mujer extrahumana del celuloide de la que el niño de la novela se enamoró.
-ƑEs cierto que en la "vida real" hubo un encuentro entre el varón que se prendó de la actriz y esa especie de ángel de nombre Rosita Quintana?
-Una vez, hace poco, cuando vine a México, me hicieron una entrevista radiofónica. Yo contaba apenas esta historia que estaba por salir en forma de novela. Y de pronto suena el teléfono en la cabina y era Rosita Quintana. Me quedé petrificado. Nos pusimos a hablar al aire, a tirarnos piropos, y Rosita nos contó que ella había ido ese día a un ensayo, mismo que se canceló y al regresar a su casa prendió el radio y casualmente estaba puesto en la emisora donde me hacían la entrevista. Oyó que estábamos hablando de ella pero no quiso llamar inmediatamente, sino que se quedó escuchando. Se animó a tomar el teléfono, dijo, por la manera en que me referí a ella. Y ya después hicimos una cita.
-Cómo, Ƒla conociste en persona?
-Por supuesto, nos encontramos en un restaurante, le regalé un ejemplar de La reina...; Rosita me cantó algunas canciones. Aquello fue como haber entrado a una película. Imagínate, después de más de 30 años rencontrarme con el amor mágico de mi infancia: el ángel se me corporizó. Rosita Quintana es una mujer que aún es bellísima y está más joven que yo. En esos días se estaba trabajando en la posibilidad de traducir Himno del ángel... al francés. Entonces hablé con mi editor en Francia y a la obra le pusimos, en francés, El zapato rojo de Rosita Quintana. Ese fue el homenaje a ella. Además de mencionarla en la trama, claro.
-Si prácticamente mientras terminas un libro comienzas otro, Ƒeso quiere decir que te has vuelto escritor de tiempo completo?
-Desde hace cuatro años vivo para la literatura y de ella. Desde entonces disfruto cada día, al despertar, el segundo más feliz de mi vida, es cuando me acuerdo que no tengo que ir a trabajarle a ningún hijo de puta; me acuerdo que tengo todo el tiempo para mí, para escribir. Estoy dedicado ciento por ciento a la literatura. Ya tengo la novela Fata Morgana de amor con banda de música, que ha aparecido en Chile, España y Argentina.
-ƑCómo es el hecho de que sin vivir en Santiago, sin tener un grupo que te respalde, seas tan leído?
-Soy afortunado en muchas cosas. Pienso que soy un favorito de los dioses, tengo mucha suerte. Una de las manifestaciones de este comportamiento del mundo es que mientras vivo a mil kilómetros de distancia de Chile, en el desierto de Atacama, con sólo escribir logro algo que muy pocos consiguen: hacer que los medios vayan hasta allá. Eso es impagable. Recorren mil kilómetros para una entrevista. Tengo muchos lectores y me sorprende. Me siento afortunado porque quienes siguen mis libros son desde niños hasta personas muy grandes de edad. Eso también es maravilloso. Además, siento que los lectores aparte de identificarse y gustar de lo que escribo, me tienen cariño, lo cual es mucho mejor que cualquier cosa.
-ƑQuién es el santo patrono de los trabajadores mineros en Chile?
-San Lorenzo.
-Decías que eres protegido de los dioses; quizá lo seas más bien de San Lorenzo.
-Anda tú a saber. Ese santo es el que hace de nexo con los dioses, en todo caso.
-Fata Morgana de amor con banda de música quizá llegue pronto a México. Háblame de ella. El título es muy sugestivo.
-La Fata Morgana en Chile es una especie de espejismo que se ve desde el aire. Los pilotos de avión cuando cruzan el desierto pueden ver imágenes de objetos que no están ahí: selvas, ciudades, lagos. Y eso lo provoca la reverberación de la arena candente. La historia de la novela es la de un espejismo de amor. El pueblo donde transcurre se llamó Pampa Unión y tiene una historia increíble. Cuando la conozco, comienzo a escribir la novela. Pampa Unión es un pueblo que aparece de la nada y 40 años después desaparece del todo, pese a que tuvo 6 mil habitantes. Nunca figuró en ningún mapa de Chile. De ahí la doble posibilidad del espejismo. Fue un pueblo maldito y por eso mismo muy interesante. Tenía más de 200 prostíbulos y ni una sola iglesia. Lo demás te lo puedes imaginar. O mejor, el resto se puede leer en cuanto se publique aquí.