DOMINGO 9 DE JULIO DE 2000

Ť Democracia Social aún confía en conservar su registro


PCD y PARM culpan al voto útil de su derrota en urnas

Ť Muy fuerte, la encrucijada entre Fox y Labastida: Ibinarriaga

Fabiola Martínez Ť Los tres partidos pequeños que contendieron por la Presidencia de la República de manera independiente (PCD, PARM y PDS) no sumaron, en conjunto, ni siquiera 3 por ciento del total de los votos de la elección presidencial.

Con ello, pierden su registro y los recursos económicos que les otorga el Instituto Federal Electoral (IFE) para campañas y gastos ordinarios de partido, monto que en esta ocasión ascendió a cerca de 50 millones de pesos para cada uno.

En las próximas horas el IFE emitirá las cifras definitivas respecto a la elección federal, y con ese reporte va la última esperanza del Partido Democracia Social (PDS) para alcanzar la décima que le falta (unos 40 mil votos) para conservar su registro, lo cual resulta poco probable.

Con todo y su escaso avance el 2 de julio, dirigentes de esos tres partidos aseguran que lograron "insertarse en la sociedad", y con este argumento se empeñan en seguir en el mapa político nacional.

Así, en los próximos meses iniciarán una vez más la carrera para recuperar su registro y contender en las próximas elecciones federales del 2003. Al igual que hace un par de años, recorrerán el camino de la asociación civil, la agrupación política (figura apoyada con recursos oficiales) y finalmente recuperar el espacio perdido como partido nacional.

José Adolfo Ibinarriaga, subsecretario de Construcción Ideológica del PDS, resume el descalabro para este y los otros dos partidos a los que mañana el IFE podría confirmar la pérdida de su registro y los millones de pesos correspondientes por prerrogativas: "la encrucijada entre Francisco Labastida Ochoa y Vicente Fox fue demasiado fuerte para los electores; se nos vino encima una elección que terminó en plebiscito, y ahí nosotros perdimos muchísimos votos, quizá 500 mil".

Marcelo Ebrard, candidato al Senado y secretario general del Partido de Centro Democrático, señala: "resulta que los (electores) indecisos -aquellos a los que justamente le apostaban los partidos chicos en el transcurso de las campañas- no fueron indecisos; los políticos debemos ser menos vanidosos, porque aún no conocemos a buena parte del electorado".

En el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), sin candidato presidencial (Porfirio Muñoz Ledo), apoyando al final al aspirante priísta y ubicado en el último lugar de la contienda, apenas con 0.42 por ciento de la votación, hicieron recorte de personal desde las primeras horas del 3 de julio, y sólo un pequeño grupo, encabezado por el dirigente de este partido, Carlos Guzmán Pérez, empezó a trabajar para la construcción de una nueva organización política, que en principio se convertiría en "Partido de la Revolución Mexicana", ya sin el "auténtico".

Con los 26 millones de pesos otorgados para campaña, y una cantidad similar para gastos de partido, los candidatos de PCD, PARM y PDS iniciaron sus actos proselitistas en busca del voto, que al final no fueron suficientes, aunque ya desde entonces el candidato del PCD, Manuel Camacho Solís, afirmaba que "darían miedo (a los partidos grandes) en varias regiones del país", asunto que no ocurrió.

Al final, según las cifras preliminares del IFE, el PARM obtuvo en la elección presidencial una votación de 0.45 por ciento (147 mil 535); el PCD 0.56 por ciento (197 mil 433), y el PDS -el cual aún no despeja la duda o esperanza respecto a su registro) acanzó 1.60 por ciento, equivalente a 563 mil 839 votos.

En el caso de la elección para senadores, el PARM alcanzó 0.74 por ciento, el PCD 1.41 y el PDS 1.83. En la Cámara de Diputados obtuvieron 0.73, 1.16 y 1.9 por ciento, respectivamente.

Ibinarriaga y Ebrard coinciden en que los partidos chicos no lograron mejores resultados por "la desigualdad de recursos" respecto a sus contendientes, por la incipiente estructura partidista en el país, la escasa presencia en comerciales pagados en televisión y en espacios en general después del debate entre los seis candidatos, pero, sobre todo, por el llamado "voto útil, a favor de Fox", y el "voto de castigo" para el PRI.

Sin embargo, "sabemos que el país no es panista, y que la alternancia es importante, pero no lo es todo, seguiremos, šclaro que vale la pena seguir alimentando este proyecto político!", expresa Ebrard, quien ahora se dice dispuesto a participar en el gobierno capitalino del perredista Andrés Manuel López Obrador.