DOMINGO 9 DE JULIO DE 2000
* La semana política en Estados Unidos
* El activista Ralph Nader intenta destruir el monopolio político
* Los partidos Demócrata y Republicano, sin base popular, dice
* Teme Al Gore que el Partido Verde le reste sufragios decisivos
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 8 de julio * Un veterano activista recorre Estados Unidos con el propósito de destruir el monopolio de los dos principales partidos políticos de este país, y su campaña ha provocado un intenso debate entre las fragmentadas filas liberales y progresistas, pero también ha empezado a preocupar a la cúpula del Partido Demócrata y a sus simpatizantes.
"Los dos partidos están en el proceso de desmoronamiento. No tienen bases populares. Son partidos huecos, fosilizados que avientan millones de dólares entre ellos, casi todo en publicidad de (spots) de 30 segundos por televisión. Por lo tanto, en los próximos cinco años, ustedes verán el surgimiento de un tercer partido mayor. Espero que sea el Partido Verde", declaró el candidato presidencial de esa formación, Ralph Nader, hace un par de semanas.
En el transcurso de su gira por los 50 estados, Nader ha logrado ya obtener un apoyo considerable, aunque aún limitado, con 7 por ciento de simpatía en las encuestas electorales, pero hasta 9 o 10 por ciento en algunos estados claves, como California, situación que empieza a preocupar a los estrategas del Partido Demócrata, que señalan que si esta tendencia sigue creciendo la candidatura "independiente" (todo lo que no sea parte de los dos partidos principales se califica así) de Nader podría costarle el margen de triunfo al candidato presidencial demócrata, Al Gore, en algunos estados o incluso a nivel nacional.
Esta posibilidad irritó hasta al diario The New York Times, que en un editorial declaró que la candidatura de Nader es una peligrosa distracción del importante debate entre Gore y George W. Bush. Pero no todos los círculos de opinión están de acuerdo. El Washington Post consideró que la campaña de Nader obligará a los dos principales candidatos a enfrentar asuntos clave, como la globalización y el libre comercio.
Esto ha llevado a un debate sobre el voto útil en las filas liberales y progresistas. Un voto para Nader, alegan algunos, es un sufragio para el republicano Bush. Otros responden, como el propio Nader, que las fuerzas progresistas no tienen ya espacio que ganar dentro de un Partido Demócrata que abandonó a sus bases populares y que cada día se parece más al Partido Republicano.
De hecho, esta semana la campaña de Gore anunció que intentará moverse más hacia "el centro político", al centrarse en temas como el apoyo a la pena de muerte y regulaciones más conservadoras al desempeño de los maestros.
Tanto el secretario general del sindicato nacional automotriz, Steven Yokich, como el secretario general del sindicato de los Teamsters, han señalado que apoyar a Nader podría ser un mecanismo de presión a Gore y a su Partido Demócrata para no derechizarse. "Es hora de olvidarse de las etiquetas de partido y enfocarse en apoyar a candidatos, como Ralph Nader, que asuman posiciones con base en lo que es correcto, no sobre lo que determine el gran dinero", afirmó recientemente Yokich.
Pocos analistas creen que al final Yokich apoyará a Nader, pero la declaración del dirigente de un poderoso sindicato de 800 mil miembros, que siempre ha sido fiel al Partido Demócrata, provocó temblores en ese partido y en el resto de la cúpula sindical nacional, que ya manifestó su apoyo a Gore.
Nadie espera que Nader logre ganar las elecciones nacionales en noviembre. Más bien, el objetivo de su campaña, dice el candidato del Partido Verde, es construir una red política nacional para que en el 2004 o el 2008 se pueda presentar una fuerza política que represente un reto real y creíble a los dos grandes partidos.
El analista e intelectual Noam Chomsky, en una reciente entrevista con La Jornada, argumentó que la decisión enfrentada por los votantes mexicanos progresistas entre el llamado voto útil para Vicente Fox y un voto de principio para Cuahtémoc Cárdenas, es parecido a la opción en Estados Unidos, aunque no tan extrema, entre Gore y Nader.
"Nader está promoviendo posiciones que no sólo son la preferencia de la izquierda, sino de la mayoría de la población, según encuestas", comentó Chomsky. "Pero por otro lado, seguramente él no ganara", y entonces se presenta el dilema para los progresistas: votar contra Bush (al votar por Gore) o un voto de principios políticos a favor de los intereses democráticos progresistas.
"El concurso es entre un empresario republicano y un empresario demócrata", escribió la revista The Progressive, al respaldar la candidatura de Nader esta semana. "Necesitamos recordar cómo ocurren los cambios sociales. No ocurren al elegir a un Bill Clinton o a un Al Gore. Ocurren al señalar la injusticia y al organizar a millones de personas en las bases para enfrentarla".
Si Chomsky tiene razón y Nader está identificando los temas claves de mayor resonancia entre el pueblo estadunidense, su candidatura podría generar el debate popular sobre el desarrollo económico y políticas de comercio que republicanos y demócratas están evitando.
Nader sostiene que su esfuerzo es algo más que sólo generar un debate. El candidato de cara seria y tono monótono, que parece usar el mismo traje azul oscuro en cada acto de su campaña, insiste en que se trata de movilizar a la ciudadanía al rechazar el monopolio bipartidista controlado por los intereses empresariales de este país.
El candidato del Partido Verde propone organizar a un millón de ciudadanos, cada uno donando cien dólares, para obtener así los recursos financieros que logren romper el monopolio político de los dos partidos que han dominado el panorama electoral de Estados Unidos durante el ultimo siglo.