DOMIGO 9 DE JULIO DE 2000

Ť El rodaje de Miel para Oshún, un acontecimiento en la isla: expertos


Humberto Solás introduce a Cuba la cámara digital

Afp, La Habana, 8 de julio Ť Humberto Solás, uno de los más veteranos y emblemáticos directores cubanos, acaba de irrumpir en la cinematografía nacional con una de las más modernas técnicas de filmación: la cámara digital.

Miel para Oshún, su cinta en rodaje, "está realizada en sistema digital, procurando enfatizar la posibilidad estética que persigo, porque esta cámara pesa mucho menos que una 35 milímetros, los costos se reducen extraordinariamente, además de que tengo más tiempo", explicó Solás a la prensa.

Esas ventajas le permiten al experimentado director grabar los ensayos, y ya tiene en caset más de 20 horas de filmación, "algo que en cine no sería posible", señala.

Esta técnica, ya usada en Estados Unidos y otros países desarrollados, llega ahora en manos de Solás al cine de ficción cubano, en lo que algunos especialistas, como José Lufrío, concluyen: ''evidentemente estamos en medio de una revolución digital".

Con Miel..., Solás (1941) regresa al set de filmación, del que estaba ausente desde 1992, cuando hizo El siglo de las luces, su largometraje después de Lucía (1981), Un día de noviembre (1972), Cantata de Chile (1975), Cecilia (1981), Amada (1983) y Un hombre de éxito (1986).

En su filmografía hay también varios documentales y un corto relevante, Manuel (1966), por lo que no es de extrañar que ambos géneros coincidan en su nueva película.

''Miel para Oshún tiene un espíritu documental, es decir, regreso a un cine que hice 35 años atrás y con el que inicié mi carrera", comentó el director.

Se trata del regreso a Cuba de Roberto (Jorge Perugorría, 1965), un joven cubanoamericano que fue sacado ilegalmente del país por su padre cuando tenía 7 años y desde entonces vivió en Estados Unidos bajo la creencia de abandono materno.

Cuando descubre lo contrario, regresa a Cuba a localizar a su madre, indagación que le da pie para recorrer toda la isla, conocer su cultura y su gente, ayudado por una prima pintora (Isabel Santos, 1961) y un taxista (Mario Limonta, 1936).

Según el realizador, la religiosidad (sincretismo de origen africano), el contexto social, la ideología y la política, están muy bien engarzados en el guión, resultado de un trío familiar: Solás, su hermana Elia y su sobrino Sergio Benvenuto.