SABADO 8 DE JULIO DE 2000
* Exoneró al presidente de Tigres en una declaración que hizo ante notario
Enemigos de Borja, los que querían sobornarme: Héctor Velázquez
* El ahora ex empleado de la FMF explica cómo se vio involucrado en el escándalo Donizete
Miguel Angel Ramírez * Héctor Velázquez, hoy ex empleado de la Federación Mexicana de Futbol que se vio involucrado en el escándalo del brasileño Osmar Donizete, aseguró que no recibió ningún soborno para exonerar a Enrique Borja, pero en cambio sí rechazo uno que le ofrecieron los enemigos del ex presidente de la institución.
"Querían que me retractara de una declaración que hice", señala Velázquez, quien apenas el pasado jueves recibió su liquidación de la FMF. "Me ofrecían el doble de lo que supuestamente me había dado el señor Borja, y que me llegaría más dinero. Pero como les insistí en que no me dio nada, me dijeron entonces que era muy tonto", agregó.
Se negó a identificar a quienes le hicieron el ofrecimiento, pero en la declaración que hizo (ante notario, a pedido de Borja), explica que en cierta ocasión "escuché que el señor Raúl Quintana", ex presidente del América y actual titular del Irapuato, le pedía a otra persona ųvía telefónicaų "que votaran por él para titular de la federación, ya que se tenía pensado, por parte del señor Quintana y los directivos del Club Atlético Celaya, sacar al señor Enrique Borja".
Aunque no eran los únicos que deseaban la salida de Borja. También estaban Rafael Lebrija, presidente del Toluca; José Antonio García, titular del Atlante, y Juan José Leaño, el mandamás de los Tecos de la UAG.
El caso Donizete era una inmejorable oportunidad para encumbrar a Alberto de la Torre, quien desde ese entonces ya hacía negociaciones para dirigir los destinos de la FMF, pero en la pasada asamblea de presidentes del 3 de marzo, Borja se salvó por algo más que una nariz.
La confesión de Velázquez lo libró de culpa en el registro indebido del jugador brasileño en el torneo pasado.
"Desde el año de 1986 soy trabajador administrativo en las oficinas de la Federación Mexicana de Futbol Asociación, siendo mis funciones principales las de asistencia en todos los sentidos de trabajo de la dirección de la Primera División", empieza la declaración de Héctor.
Establece que "con fecha 12 de enero del año 2000, aproximadamente a las 13:00 horas", se presentó en las oficinas "el señor Martín", del cual ignora sus apellidos, pero lo conoce por ser empleado del promotor José García.
Martín le pidió "si podía mostrarle algún documento para poder cotejar la firma del jugador de apellido Donizete, a lo que procedí a sacar el expediente de los archivos donde se encuentran varios contratos de este jugador del año de 1991, 1992, 1993 y 1994, sacando accidentalmente el contrato del año 1994".
El llamado Martín "sale de las oficinas con el citado contrato, por un espacio de aproximadamente 15 a 20 minutos, sin percatarme" del uso que le dio.
El fax de Monterrey
Dos días después, el 14 de enero, fecha límite para el registro de jugadores, se presentó en las oficinas "el señor Max Guzmán, quien es el secretario técnico del Club Tigres, diciéndole a una de las secretarias que iba a recibir un fax de Monterrey".
Así fue y Guzmán se presentó ante él "para manifestarme que le había llegado por vía fax el contrato celebrado entre el vicepresidente del Club Tigres y el jugador Donizete, mediante el cual éste último prestaba sus servicios" al equipo regiomontano.
Los problemas empezaron cuando Alfonso Rábago, vicepresidente del Celaya (equipo que supuestamente ya tenía un trato con Donizete), se presenta después y le pregunta "en qué reglamento se establece el depósito de un jugador, a lo que contesté que la respuesta él ya la sabía, pues en una ocasión" fue secretario general de la FMF.
Rábago regresa otro día para pedirle ahora cotejar la firma de Donizete que aparecía en el fax presentado por Guzmán, pues los del Celaya ya sabían en ese entonces que la rúbrica del brasileño fue sacada de la copia del contrato que Velázquez le prestó al empleado del promotor García, quien fue el encargado de traer al sudamericano para Tigres.
Empezaron entonces los problemas para Borja, sobre todo porque una comisión liderada por Javier Jiménez Espriú, el vicepresidente de Pumas, demostró que fue ilegal el registro de Donizete.
Velázquez indicó que, como tarde o temprano llegarían a él por haber facilitado el contrato de 1994, y porque se estaba acusando injustamente a Borja, fue que se acercó al entonces presidente de la FMF para informarle lo ocurrido. Enrique le dijo que si lo podía sostener ante un notario, y él contestó afirmativamente.
Cuando lo confesó ante los presidentes de clubes el pasado 3 de marzo, nadie le creyó. Hubo versiones de que Borja le pagó, que le compró una casa, porque ya hubo un dirigente que lo hizo anteriormente con otro empleado, para que lo mantuviera informado de lo que pasaba en la FMF. El lo niega y dice que lo único real es que se quedó sin chamba.