VIERNES 7 DE JULIO DE 2000

* Ponencia de Monsiváis en las séptimas Jornadas de Estudios Culturales


Sólo si nos dejamos, el auge del PAN obstruirá la lucha por la diversidad

* El escritor disertó sobre los climas de intolerancia y el agotamiento de las ideologías en México

* La rebelión del EZLN permite comprobar, entre otras cosas, la fuerza del racismo, dice

Miryam Audiffred * ''Sólo si nos dejamos" el ascenso del Partido Acción Nacional al poder presidencial puede significar un retroceso en nuestra lucha por la diversidad. Así lo considera el escritor Carlos Monsiváis, quien la tarde del miércoles participó en las séptimas Jornadas de Estudios Culturales ųque culminan hoy en el Centro de Cultura Casa Lammų con una ponencia en la que ofreció un recorrido por los climas de intolerancia y de agotamiento de las ideologías surgidas en los distintos momentos de la historia del país.

Autor de libros como A ustedes les consta y Entrada libre, el cronista mexicano recordó que la derecha de América Latina se ha caracterizado por no aceptar forma alguna de multiculturalismo porque, ''según ellos, si la identidad nacional es efectiva no admite variantes y así a toda sociedad le bastan una sola fe, una sola manera de concebir y practicar la masculinidad y la feminidad y una sola forma de gobierno".

El ''otro'' no existe en América Latina

En un momento de pleno interés nacional en el que ''vemos cómo se desintegra lo que fue casi un símbolo comparable al águila y la serpiente", el escritor enfatizó que la derecha más febril se opone al reconocimiento de otros credos, otras formas de vida y otras prácticas comunitarias de tal forma que en sitios como León, Querétaro, Aguascalientes o Hermosillo pensar en la diversidad es, por ejemplo, imaginar si el joven con vocación religiosa será dominico o jesuita o si la joven de masculinidad manifiesta será la típica solterona o se irá a la ciudad de México a dar clases de educación física. ''Pero la capital, por razones poblacionales, sí admite lo diverso aunque lo aloje en espacios cercados por el morbo, los hostigamientos y la noción de pecado", comenta Monsiváis.

Por eso, el que se decida a ser distinto debe aceptar las reglas de la opresión síquica y asumirse como subversivo, rojillo, asocial, pervertido. Tiene que integrar como características de su condición a la burla, el choteo y la persecución. En fin, ''aceptar la marca de la infamia".

Para Carlos Monsiváis no hay duda de que todavía pesa el fantasma de la esencia nacional, de la mexicanidad, que se sabe es enemiga de lo diverso. De hecho, el autor de Días de guardar está seguro de que en Latinoamérica ''el otro no existe".

Y es que en las naciones en vías de desarrollo la opresión a nombre de la ''esencia nacional" pospone el debate en torno de la política del reconocimiento. ''Es tan grande la ceguera ante la diferencia que a los pobres, porque lo son, se les niega en la práctica derechos básicos; y no sólo en lo concerniente a la distribución del ingreso".

Proceso irreversible

Si bien fue en 1982 ųdurante la campaña de Miguel de la Madridų cuando se habló por primera vez de un México plural, el cronista considera que 1994 es un año clave en la lucha de los mexicanos por obtener el reconocimiento de la diversidad. En palabras del escritor, ''la rebelión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional le permite al país, entre otras cosas, comprobar la extensión y la fuerza del racismo interno, la tranquilidad pasmosa con que se acepta histórica y cotidianamente la discriminación, explotación e invisibilidad de 10 millones de indígenas".

Y no sólo eso. El subcomandante Marcos también ocupa un lugar importante en la batalla de múltiples sectores debido a sus pronunciamientos en torno de los derechos humanos, el racismo y la equidad. Para comprender su papel basta recordar la carta que, en junio de 1999 y con motivo de la marcha del orgullo lésbico gay, envió a los medios de comunicación señalando:

''Nada hay que esconder, ni la preferencia sexual ni la rabia por la impotencia ante la incomprensión de un gobierno y un sector de la sociedad que piensan que todo lo que no es como ellos es anormal y grotesco. ƑDe qué tienen que avergonzarse...? Que se avergüencen quienes roban y matan impunemente siendo gobierno. Que se avergüencen quienes persiguen al diferente."

Si el proceso de la diversidad y la pluralidad es irreversible también encuentra resistencias activas como la oposición a las campañas de prevención del sida y la incomprensión ante la despenalización del aborto, concluye Carlos Monsiváis. ''Pero la sociedad mexicana ya es diversa. Las batallas culturales de hoy se libran para obtener el reconocimiento de una realidad, no para afirmar su condición legítima. Lo que ocurrió hace tiempo".