LUNES 3 DE JULIO DE 2000

* Perdió el salario 72% de su poder adquisitivo en 20 años, según la Amedec


Desempleo, falta de créditos y más pobreza, a 6 años del efecto tequila

* No hay presiones de deuda en el corto plazo; confianza interna y en el exterior, afirma Gurría

Antonio Castellanos * A casi seis años de haberse iniciado la crisis económica más profunda de la época contemporánea en México, todavía se recuerda y se padece. En el mundo se le conoció como el efecto tequila, del que todavía no alcanza a salir el país: por lo menos el circuito del crédito no se ha restablecido, el poder adquisitivo de los salarios todavía está abajo del que prevalecía en 1994 y el empleo es insuficiente.

A cinco meses de que concluya el sexenio del presidente Ernesto Zedillo, el balance es indefinido. Por una parte las autoridades sostienen que se ha "superado" la crisis, que vamos por el camino correcto, y por otra, la realidad nos demuestra que el empleo que se perdió en la crisis de 1994 no ha sido restituido y mucho menos el poder adquisitivo de la clase trabajadora. La pequeña y mediana industrias se ahogan en sus deudas.

Cálculos hechos por la Asociación Mexicana de Estudios para la Defensa del Consumidor (Amedec), destacan que el poder adquisitivo de los salarios mínimos cayó 74 por ciento en los últimos 20 años. Esto, señala, incide negativamente en el mercado interno y en las fuentes de trabajo. Es urgente restituir su recuperación y combatir la excesiva intermediación comercial que eleva los precios al consumidor final y afecta al pequeño comercio y al sector productivo agropecuario.

La crisis provocada por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari y estallada por lo que se llamó el "error de diciembre" del actual régimen, hundió al país en el desempleo y las quiebras generalizadas de empresas grandes, medianas y pequeñas. Se calculó entonces que por lo menos dos millones de personas quedaron sin ocupación.

A esto hubo que sumar el incremento de impuestos entre los que destacó la modificación del impuesto al valor agregado (IVA), de 10 al 15 por ciento, la subida en los precios y tarifas del sector público: gas, energía eléctrica, gasolina. Todo en su conjunto derivó en la quiebra de bancos cuyo costo será este año de 742 mil millones de pesos y que paga desde entonces el contribuyente, sin ningún beneficio.

Se desplomó el PIB

El producto interno bruto (PIB) se desplomó 6.2 por ciento en 1995. Todo, sin embargo, se gestó antes del actual gobierno. Según cifras oficiales, cuando Salinas recibió el gobierno en 1988 la balanza comercial tenía un superávit de 2 mil 610 millones de dólares. Para 1989 era ya de sólo 405 millones de dólares. En 1990, registraba ya un déficit de 882 millones para terminar su gobierno en 1994 en 18 mil 464 millones de dólares.

Esto fue sólo una parte, porque su administración contrató deuda de corto plazo a través de los llamados Tesobonos, que tenían un vencimiento de 33 mil millones de dólares en el primer trimestre de 1995. Esto, aunado a la devaluación de diciembre de 1994, llevó al país a la crisis financiera más grande de su historia.

Razones de la SHCP

El discurso oficial encabezado por el secretario de Hacienda, José Angel Gurría, casi seis años más tarde, destaca que por vez primera en una generación no habrá crisis económica coincidente con el cambio de gobierno. La razón es en virtud de que prácticamente no hay vencimientos de deuda externa; tampoco en el año 2001.

Inclusive, el gobierno federal ya trabaja en la restructuración de los vencimientos del año 2002. Sostiene Gurría: "Esta administración no sólo está dejando el último año de su propia gestión, sino también se está trabajando en los primeros años de la próxima".

En segundo lugar, agrega: "Se tiene el nivel de reservas más alto de la historia. En tercer lugar, se tiene un tipo de cambio que es totalmente flexible, que sube y baja con las percepciones del mercado y con las noticias económicas de México y del exterior".

Al hacer un balance de la actual administración, Gurría plantea: "En estos seis años de gobierno del presidente Zedillo, el país ha sufrido gran transformación, al colocarse en octavo sitio mundial como exportador, lo cual genera mucha confianza, no sólo en EU, sino en el mundo entero e internamente".

Además, subraya el secretario de Hacienda, el nivel de ahorro ha aumentado en casi 50 por ciento en lo que va de la administración y todos estos son factores fundamentales que se suman al manejo de la deuda tanto interna como externa. Así, se ve con optimismo la transición política.

De acuerdo con el juicio del funcionario, el proceso electoral ha sido ejemplar. La verdad es que visto desde fuera, el hecho de que los candidatos hagan afirmaciones respecto de sus oponentes es algo natural; hemos tenido elecciones primarias dentro de algunos partidos y todo eso ha dado confianza en el exterior.

Volatilidad natural

Gurría consideró natural la volatilidad que se ha presentado en los mercados. Irán a la baja y al alza y luego regresarán a la normalidad; tampoco, subrayó, habría que darle una importancia excesiva, pero conforme pasen los días, cada evento, cada comentario se va a interpretar de manera objetiva.

Expuso: "Lo que no se puede negar es que la economía está creciendo, está bajando la inflación; están bajando las tasas, tenemos buenas finanzas públicas, de manera que eso es lo sustantivo, eso es lo que están viendo los mercados y creo que eso es lo que va a prevalecer al final. El presente, es el quinto año consecutivo con crecimiento, lo que no se veía desde hace dos décadas".

Más allá del discurso oficial, en el balance también tenemos una banca rescatada, sin resultados para la sociedad: no hay créditos para la industria y el comercio; tampoco para los particulares, y si bien las tasas han descendido y no se ven los niveles de 120 por ciento de 1995, todavía siguen siendo muy altas. La deuda externa no presiona en el corto plazo, Se han extendido sus plazos. "Se ha planchado; se ha mejorado su perfil", dirán los técnicos. Pero una es la realidad: no se ha pagado y sigue pesando en los egresos públicos.

La realidad

El crédito de la banca comercial, según los propios datos del Banco de México, mantiene una tendencia descendente; el empleo no se ha recuperado, y la economía informal es considerada como un disfraz de la pobreza y el desempleo en las zonas urbanas. Con todos los avances planteados por Gurría, hoy hay más pobres y mexicanos viviendo en condiciones de pobreza extrema, que en 1994.

Además, existe el Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB) que con todo el esfuerzo que ha hecho por reducir el costo para los contribuyentes, incrementará sus pasivos en 20 mil millones de pesos para diciembre próximo, cuando se calcula llegarán a 742 mil millones de pesos y que pagará la sociedad con sus impuestos durante 20 años, pero dentro de dos décadas a quién se le reclamará si ello no ocurre.

Desempleo, pobreza, ausencia de crédito, alto costo para los contribuyentes de un rescate de la banca que ha sido ineficiente y que ha tenido que abrir sus puertas al capital externo para fortalecerse; pobreza en crecimiento, tasas de interés todavía altas y banqueros protegidos a cambio de su secreto bancario para no revelar los créditos irregulares que llegaron primero al Fobaproa y que ahora están en el IPAB, podría ser la síntesis del escenario actual, a pesar de lo cual, según el discurso oficial, vamos por el rumbo correcto.