LUNES 3 DE JULIO DE 2000
* CLASE POLITICA
Miguel Angel Rivera * Con su PAN se lo coman o carro vacío.
Cualquiera de las dos frases anteriores resumen los resultados de las votaciones de ayer. Destacan dos hechos: primero, la victoria del PAN a casi 60 años de su creación. Segundo, la caída drástica y radical del PRI.
El PRI (antes PNR y luego PRM) nació en el poder y ayer lo perdió. La decisión fue de los ciudadanos y ahora sí ya nadie puede poner en duda la calidad de la democracia de México. El deseo unánime, de triunfadores y derrotados, debe ser que el cambio sea para bien.
De momento resulta difícil suponer que así ocurrirá, aunque en su primera declaración como virtual ganador de la Presidencia de la República Vicente Fox Quesada haya ratificado que hará un gobierno plural e incluyente, como lo ofreció a lo largo de toda su campaña.
Difícil también creerlo cuando en las primeras triunfales imágenes aparecen a su lado personajes como Jorge Castañeda y Adolfo Aguilar Zinser, quienes siempre han sabido estar al lado de los triunfadores, sin importar las ideologías. Hace seis años eran cardenistas y antes eran de los asiduos a Los Pinos y otros despachos del más alto nivel, cuyas puertas se mantendrán abiertas para ellos.
Una razón más para dudar que se cumplan las promesas de Vicente Fox: sus amplios elogios a las instituciones electorales. Claro, era un momento triunfal, pero antes, cuando todavía existía la incertidumbre acerca de los resultados, se negó en forma reiterada a expresar su total confianza en esos organismos que, por cierto, demostraron total eficacia y eficiencia.
Las manos vacías
La pérdida mayor para el PRI, sin duda, es la Presidencia de la República, pero a ello se deben sumar las derrotas parciales en Morelos y en Guanajuato, donde también se levantó triunfador el PAN, y la confirmación de que en el DF se ha convertido en la tercera fuerza política, por debajo del vencedor PRD y del PAN, que se ubicó en un sólido segundo sitio.
Para el tricolor se convirtió también en una utopía el reconquistar la mayoría en la Cámara de Diputados. Tal vez sea todavía el partido que gane la mayor parte de los distritos, pero su porcentaje general queda muy lejos del 42 por ciento necesario para compensar los distritos perdidos con diputaciones de representación proporcional.
En esta debacle queda también en duda la mayoría para el PRI en el Senado, que se había convertido en su cámara de protección. En lo personal, María de los Angeles Moreno, la actual presidenta de esa Cámara, ya no podrá igualar el "récord" de su compañero de partido Fernando Ortiz Arana, de ser líder de las cámaras federales y de la Asamblea Legislativa. Por méritos personales, será coordinadora de la bancada del PRI en el casi Congreso del DF, pero será un grupo minoritario.
Ante este panorama, una de las preguntas obligadas es: Ƒlogrará sobrevivir el PRI a este panorama de fracaso? O, como sostienen sus enemigos, Ƒdesaparecerá en cuanto salga del poder?
Lo más seguro es que hasta el color pierda el PRI.
Dentro de las filas del tricolor, sólo hay un indudable ganador: Ernesto Zedillo Ponce de León, muy probablemente el último presidente salido de las filas de ese partido. Hombre de paradojas: ni siquiera aspiraba a ser candidato presidencial y ganó con la mayor cifra de votos reunida por cualquiera de sus antecesores. Su gran preocupación fueron la economía y las finanzas, pero pasará a la historia nacional por un hecho político, como el presidente de la transición.