DOMINGO 2 DE JULIO DE 2000
* VENTANAS
* Eduardo Galeano *
Los pasos
Una pareja venía caminando por la sabana, en el oriente del África, mientras nacía la estación de las lluvias. Era la muy remota época del Plioceno, en la era terciaria, que es como decir antes del antes; y aquella mujer y aquel hombre todavía se parecían bastante a los monos, la verdad sea dicha, aunque ya andaban erguidos y no tenían rabo.
El volcán Sadiman estaba echando cenizas por la boca, como de costumbre, y el cenizal guardó aquellos pasos, a través de todos los tiempos perdidos en el tiempo.
Bajo los grises lechos de ceniza volcánica quedaron intactas las huellas. Y las huellas nos dicen, ahora, que la mujer y el hombre venían caminando juntos, cuando a cierta altura ella se detuvo, dudó, se desvió, caminó unos pasos por su cuenta y volvió al camino compartido.
Las huellas humanas más antiguas han dejado, pues, la marca de una duda. Algunos añitos han pasado. La duda sigue.