SABADO 1o. DE JULIO DE 2000

* EL TONTO DEL PUEBLO

Mañana: final de fotografía

* Jaime Avilés *

1

Del estado general de la pasión. Ocurrió la noche del miércoles, después del último acto de campaña de Cuauhtémoc Cárdenas. Eramos cuatro a la mesa y estábamos en un tugurio llamado La Casa Verde, a las afueras de Juchitán. En el salón había tres muchachas, de esas que fuman y hablan de tú, salseando en traje de baño al ritmo de un sintetizador y de una batería. El hombre del teclado comenzó a tocar de pronto la tonadita de Juan Gabriel, y a cantar, de hecho, "ni Temo, ni Chente...". Cerca de nosotros, cuatro hombres jóvenes, rayando los 40, levantaron las manos con la V de Vicente Fox, a lo que de inmediato replicamos gritando: "šCuauh-té-moc, Cuauh-té-moc!". Desde la barra, el dueño del antro alzó el pulgar emblemático de Labastida y, a nuestra derecha, tres gandules más lo emularon. Alguien que bebía con ellos se sumó a nuestros aullidos y, en menos de un minuto, allí estaban representadas las tres grandes fuerzas políticas del país, divididas exactamente en tres tercios. El propietario del bar, los tres noctámbulos adyacentes y el músico sumaban cinco votos para el PRI; nosotros más el solitario cardenista de la otra mesa totalizábamos cinco votos para la Alianza por México, y los panistas que ahora aullaban "šFox, Fox, Fox!", seguían siendo cuatro. Entonces, al ver que la enjundia subía de tono, amenazando con desatar un zafarrancho cívico, el de la batería se acercó al micrófono y propuso una solución de unidad, coreando el nombre de una de las bailarinas: "šDa-nie-la, Da-nie-la!". Como prenda de la madurez imperante en el pueblo ciudadano, todas las voces, sin distinción de banderas partidarias, nos adherimos a esa consigna, abrazando la causa de una gorda, joven y encantadora prostituta rural. Aficionados a las metáforas, abstenerse.

2

Historia de un plumazo. En marzo de 1999, cuando todo el aparato del Estado bombardeaba día y noche a Cárdenas, a fin de destruir su inminente candidatura presidencial, Jorge Germán Castañeda publicó un libro para darle, supuestamente, la puntilla. Nuestro flamante ideólogo neopanista usó declaraciones del más desprestigiado de los políticos mexicanos (el que vive refugiado en Irlanda), creyendo que dinamitaría con ellas el inmenso patrimonio moral del dirigente opositor más odiado por el régimen.

Desde 1986, los espías al servicio de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo hurgaban en la historia personal de Cárdenas, tratando de encontrarle algo muy retorcido y muy sucio, que les permitiera acusarlo de ladrón, corrupto o asesino. (Los leones suelen pensar que todos son tan despreciables como ellos.) Pero fallaron: lo que averiguaron, o sea nada, les sirvió para descubrir lo que ya sabían: que Cuauhtémoc es, y siempre ha sido, un hombre esencialmente intachable.

Entonces, y de un plumazo, en unos cuantos párrafos de su libro La herencia, Castañeda escribió con fuego estas palabras: "Después de las elecciones de 1988, Cárdenas se reunió en privado con el presidente Salinas de Gortari", reveló, para sorpresa del mundo. De acuerdo con el testimonio personal del propio Salinas, Cuauhtémoc lo visitó en medio de la crisis política que dividía al país, para exigirle que se limpiara el resultado de los comicios de aquel 6 de julio, a fin de impedir que estallara la violencia en las ciudades. Salinas no aceptó y el único acuerdo al que llegaron secretamente los dos adversarios fue que no hablarían jamás de su encuentro a solas.

Diez años después, entrevistado por Jorge G., Salinas traicionó ese pacto (faltaba más), y Castañeda lo divulgó a los cuatro vientos. Cárdenas tuvo que reconocer, por primera vez en su vida, que había mentido. Que lo había hecho obligado por su sentido del honor, siendo como es un hombre que respeta el valor de la palabra empeñada; que se trataba de una mentira blanca, pues no había obtenido provecho alguno a raíz de aquella negociación infructuosa; que desde el momento que salió, embozado, de Los Pinos, el régimen lo persiguió y lo atacó en forma implacable, nada de eso tomaron en cuenta los jilgueros priístas, los articulistas a sueldo y los campeones del oportunismo, como Porfirio Muñoz Ledo, para tratar de quemarlo ante el pueblo.

La tremenda acusación, 100 mil veces más terrible porque fue televisada a todas las pantallas de México, golpeó a Cárdenas desde luego, pero no mejoró la imagen del PRI. Gracias a ella, Fox se erigió de momento en la única esperanza de cambio. Y Castañeda se volvió el cerebro del impetuoso caudillo emergente de la derecha. ƑDe dónde venía Jorge G. y por qué dio este paso?

3

Otros encuentros secretos. Hijo del ilustre canciller Jorge Castañeda de la Rosa, niño y púber habituado al trato casero con toda clase de animales políticos de alcurnia, militante que pasó sin pena ni gloria por las filas del Partido Comunista Mexicano, Jorge G. se alejó de las grillas vernáculas, se fue a estudiar en Estados Unidos, se graduó con honores en las altas escuelas del neoliberalismo y regresó como ensayista de la prensa internacional, como biógrafo del Che Guevara y como fallido profeta de la civilidad, que en La utopía desarmada, muy en la óptica de Fukuyama, anunció la definitiva desaparición de las guerrillas latinoamericanas... quince días antes que el EZLN se levantara en armas.

En 1994 se postuló como jefe de la segunda campaña presidencial de Cárdenas, pero fue rechazado. Entonces, después de la derrota de aquel 21 de agosto, rompió con el cardenismo y sin espacios de maniobra dentro del movimiento democrático, a lo largo del sexenio de Zedillo fue acercándose poco a poco a la derecha, hasta situarse dentro del primer círculo de Fox, donde hoy vive y reina.

Que se recuerde, Castañeda jamás ha elevado su voz para denunciar las atrocidades que el "gobierno" federal comete a diario en Chiapas. Tampoco ha escrito condenas memorables a la gigantesca estafa del Fobaproa. Nunca se manifestó ansioso por conocer el origen de las narcofinanzas que llevaron a Zedillo al poder. Sus críticas al régimen obedecían, instrumentalmente, a los intereses de Fox. Cuando publicó sus escandalosas revelaciones sobre la reunión de Cárdenas con Salinas, hacía rato que cortejaba al gobernador de Guanajuato, estado al que una manta a la entrada de San Miguel Allende, en mayo de 1998, definía sin rubor como "territorio Coca-Cola".

A Castañeda se le atribuye el mérito de haber acarreado a Muñoz Ledo a las filas del foxismo. Don Porfirio, como ya se ha dicho en este espacio, había pactado en principio con Labastida. El acuerdo entre ambos se fue tejiendo a lo largo de 1998, cuando el sinaloense era secretario de Gobernación, y el ex presidente del PRD pasaba a saludarlo, una vez por semana, a Bucareli, y después formulaba declaraciones contra Cárdenas. Sin embargo, a fines de abril, poco antes del primer debate, los espías del régimen confirmaron que Muñoz Ledo en realidad estaba aliado con Fox y, en represalia, Patrocinio González Garrido lo acusó de "homosexual" en una carta desplegada en Reforma.

4

Traicionar la propia conciencia. Jorge G. no logró destruir a Cárdenas con las inocuas confidencias de Salinas. Ni él ni los miles de millones de pesos invertidos por el "gobierno" en calumnias electrónicas y escritas consiguieron sacar a Cuauhtémoc de la lucha por la Presidencia. La verdad es que después de gastar una fortuna considerable en su afán por linchar al candidato del PRD, el PRI descuidó a Fox y le permitió crecer hasta las nubes. Cuando se percató de ello, olvidó a Cárdenas y comenzó a disparar todas sus flechas contra el panista; éste respondió en consecuencia, y durante los últimos tres meses, Labastida y Fox se hirieron en forma despiadada, haciéndose pedazos, mientras Cárdenas volvía a crecer sobre las ruinas de ambos.

La semana pasada, cuando el PRI violó el secreto bancario de los Amigos de Fox, y publicó las operaciones de financiamiento procedentes del extranjero, el de Guanajuato se sintió ųy se supo en sus propias encuestasų dañado como nunca. Pero Labastida no recuperó terreno por ello. Cárdenas, en cambio, empezó a recibir la adhesión de una franja del electorado que de pronto le daba la espalda al foxismo, y fue entonces cuando Castañeda saltó de nuevo a la arena, diciendo que de 1991 a 1994, Cuauhtémoc había obtenido fondos de cuatro fundaciones internacionales: Novib, France-Liberté, Cimade y Apoyo Vasco.

La información apareció este martes en Reforma. Dos días más tarde, en La Jornada, Novib y France-Liberté lo desmintieron oficialmente. Jorge G. había señalado que tales fundaciones habían patrocinado las actividades políticas de Cuauhtémoc, olvidando mencionar que en aquel tiempo eso no constituía delito. Pero tal como lo recordó Gabriela Sánchez, representante de Novib en México, el mismísimo Castañeda participó en las negociaciones para obtener esos recursos.

ƑPor qué esperó más de seis años para denunciarlo?, Ƒpor qué destapó un supuesto ilícito del que, en todo caso, él mismo era cómplice?, Ƒpor qué guardó tanto tiempo un secreto que, según ahora nos sugiere, lastimaba la integridad de su conciencia? Hombre, porque tanto Jorge G., como Fox y sus amigos, ven con desesperación que los 40 mil cardenistas que el viernes antepasado colmaron la Macroplaza de Monterrey, los 200 mil que desbordaron el Zócalo, y las muchedumbres que esta semana abarrotaron las plazas de Tlaxcala, Jalapa, Ciudad del Carmen, Chetumal, Tapachula y Juchitán, corroboran que Cuauhtémoc Cárdenas ha desplazado a Fox en las intenciones de voto a favor del cambio, y que al cuarto para las doce, como ocurre siempre en México, la gente ha reconocido al fin quién es el verdadero opositor a la dictadura, quién es el verdadero hombre íntegro que necesitamos y quién es, de los tres candidatos, el único verdadero estadista.

5

Nuestro gran trilema. Votar por Fox es votar, asimismo, por un gobierno en el que tendrán gran influencia Castañeda y Muñoz Ledo. Votar por Labastida es votar, asimismo, por un gobierno en el que serán miembros del gabinete los padrinos del narcotráfico y los que se enriquecen con el ingrato e innecesario negocio de la guerra en Chiapas. Votar por Gilberto Rincón Gallardo, quien hizo su campaña "para salir de la ley de la selva", es votar, solamente, por unos diputados que nunca defenderán en la Cámara los acuerdos de San Andrés y siempre estarán atentos a la cartera del PRI para legislar contra el pueblo. No hay que darle tantas vueltas...

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Los árbitros de la carrera. Si tiene virtudes proféticas la escena del pasado miércoles, que la realidad produjo en un oscuro cabaretucho de Juchitán, la competencia de mañana, como las buenas carreras de caballos, terminará en un final de fotografía. El PRI, con el respaldo de Zedillo y de todo el "gobierno", cometerá un fraude basado en la compra de votos entre los más pobres de los pobres, que en muchos casos se rebelarán al llegar a la urna. Con esas boletas confía en alcanzar una ventaja de 4 por ciento sobre su más cercano competidor. Si proclama su victoria con estas estrechas cifras, el país y el mundo sabrán que pretendió falsificar la voluntad de las mayorías y por lo tanto será repudiado. En tal caso, Cárdenas y Fox se unirán para impedir el triunfo de Labastida.

Si a pesar de todos los pronósticos gana Fox, así sea por un punto, el cardenismo actuará como el principal defensor de su conquista, y si el PRI intenta arrebatarle la estafeta, el movimiento democrático saldrá a las calles para defenderlo, con Cárdenas a la cabeza de la gente. Eso, por favor, que nadie lo dude. Pero si gana Cuauhtémoc y el régimen se niega a entregarle el poder, Ƒactuarán Fox y los panistas en consecuencia?

 

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