VIERNES 30 DE JUNIO DE 2000
* Obra de Vicente Leñero que se estrena hoy
Hace ya tanto tiempo es un bello enfoque de la nostalgia: Retes
* Dirige el montaje y comparte escenario con Raquel Seoane
César Güemes * Señor de la dramaturgia, santo patrono del periodismo, novelista de probada eficacia, Vicente Leñero fue el gran ausente en un sitio y en un lapso en que la conversación giró en torno de él. Nadie dijo que estaría presente la noche de este miércoles en el ensayo final de Hace ya tanto tiempo, es verdad, pero se aguardaba su aparición.
Ignacio Retes, actor y director de la más reciente puesta en escena de una obra de Leñero, aclaró desde el principio: ''El hecho de que se ponga una obra suya, en lo personal, tiene una doble significación. Primero: Vicente es el mejor dramaturgo mexicano. En segundo término: con él me liga un estrechísimo vínculo que viene desde las primeras obras que hicimos juntos".
Pero no todo implicaba la alegría natural de las horas previas a un estreno: ''Leñero, de por sí entrañable, nos amenaza con que el teatro ha dejado de existir para él. Yo creo que no es cierto, pero eso dice. Y cada vez que se lo preguntan lo machaca y lo confirma. Todavía tengo la esperanza, pese a que siempre ha sido muy reservado para sus trabajos, de que un buen día se aparezca con que sí se le ocurrió escribir otra obra. Ojalá y así sea y continúe escribiendo con el rigor, la sensibilidad, el talento y la visión que tiene del teatro y de su país".
ųƑQué lo sedujo del personaje que representa en esta obra, don Ignacio?
ųEn principio, estoy aquí porque me gusta mucho el oficio. Si mi carrera como director ha sido la más continua, no he dejado de trabajar como actor. Es atractivo desempeñarme en esta obra porque personajes como el que me corresponde no son fáciles de encontrar. Para viejos como yo no se escribe mucho que digamos. Me encanta actuar y dirigir. Me encanta mi oficio y por eso estoy aquí.
Un oficio noble
ųLa trama de Hace ya tanto tiempo lleva a pensar, además de una obra teatral, en una suerte de ensayo o de artículo de opinión. No es un trabajo convencional.
ųEs un bello enfoque de la nostalgia. En ese sentido la perspicacia de Leñero es muy limpia, muy pura. Cuando el público vea esta obra advertirá que no tiene argumento, no es una historia con planteamiento, nudo y desenlace, sino que el autor con su escalpelo se adentra en la identidad y el secreto de los personajes de esta famosa ''tercera edad". Los pone a la luz pública. No es una historia con argumento, insisto, sino una serie de vivencias de dos personalidades, de seres comunes y corrientes, ninguno de los dos personajes tiene algo de particular, ninguno es héroe de telenovela. Estamos hablando del retrato de dos mexicanos. Y me atrevería a decir, además, que de dos latinoamericanos. Tan es así que mi compañera en la escena, que es uruguaya, se ha adentrado en esta atmósfera como si aquí hubiera nacido.
En efecto, uruguaya de nacionalidad, Raquel Seoane comparte la escena con Retes. Es ella quien dice: ''Considero un privilegio trabajar en dos obras de Leñero, que ahora hago simultáneamente. Es un autor entrañable. A mí me pasa un poco también lo que a Retes, aunque no lo conozco desde hace tantos años como él. Leñero es un ser precioso y más allá de eso su teatro es una maravilla por la fineza con que trata a sus personajes sin estridencias, sin tragedias, sin treparse por las paredes. Parece que en sus obras no pasa nada, sin embargo Leñero entra hondamente en la sensibilidad de sus personajes, en sus vivencias".
ųDigamos que es un teatro de cercanías.
ųLo importante es ųresponde Retesų, desde mi punto de vista, que quienes estamos arriba del escenario seamos vistos sin falsos espejismos, que nos identifiquemos público y teatristas porque pertenecemos a la misma sociedad, al mismo tipo de vida. Y eso no tiene remedio. El teatro es un espectáculo reducido, humilde, que no abarca a todo el mundo. Nosotros hacemos un teatro en México, en la mayor parte de los casos, para un público de cierta preparación y un gusto por la literatura, la música y la pintura. Sentimos que la gente que va al teatro, va al teatro. Hay otros espectáculos que aguantan todo, pero llamarle teatro a eso siempre ha sido una canallada. El teatro es un oficio noble.
Desde el escenario, un libro de Karol Wojtyla, El taller del orfebre, asoma frente a los espectadores de primera fila.
(Hace ya tanto tiempo comienza temporada hoy, a las 20:00 horas, en la Casa del Teatro, en Vallarta 31-A, Plaza de la Conchita, Coyoacán.)